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«Tengo 73 años y si yo estoy en la calle, de madrugada con estos chicos, los políticos también se pueden despertar y levantar de la cama porque ellos sí cobran de nuestros impuestos». Así de reivindicativa e indignada se mostraba anoche Carmen Caballos, voluntaria ... de la Asociación Pro Derechos de Andalucía en Granada, que lleva desde el año 89 ayudando a inmigrantes a encontrar la dignidad cuando llegan al país.
Fue presidenta y fundadora de Granada Acoge y sigue activa en esta solidaridad, tan activa que en la noche de este domingo, llevaba la voz cantante en las gestiones con los que podían hacer algo por los 16 inmigrantes argelinos. Lo hacía con gracejo, contundente, pero sin malas formas, muy amable, pero reivindicando lo que entiende que es justo: que nadie duerma en la calle.
Los compañeros de Motril de la asociación, avisaron a los de Granada que se movilizaron rápidamente. «Nos dijeron que los iban a soltar en la subdelegación del Gobierno y no nos lo podíamos creer, pero sin creérnoslo acudimos para atenderlos», cuenta Carmen, que estuvo anoche con estos chicos junto a Natalia, Ángel, Fran, Miguel, Pablo, Inés y Elisa, voluntarios de la asociación. Bueno, Elisa Cabrerizo lo hizo en calidad de concejala de Izquierda Unida-Unidas Podemos, para tirar de contactos y conseguir un espacio, después de haber estado colaborando muchos años con esta oenegé.
Carmen Caballos cuenta que, cuando anoche a las tres de la mañana, les confirmaron que los inmigrantes podían ir al Paquillo Fernández, ella y Elisa se adelantaron en taxi, mientras los chicos iban a pie. Allí, Carmen tuvo que afanarse en limpiar el pabellón que se había quedado sucio de acoger a la gente sin hogar al principio del confinamiento. «Cogí toda la ropa sucia, ropa interior incluida y la tiré a la basura. También estuve quitando papel higiénico usado de los baños», apunta esta voluntaria que no entiende por qué ese pabellón se quedó sin limpiar. Con la Policía buscó papel higiénico y colchonetas. Sin mantas, sin toallas y sin nada más.
La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía tiene en Granada unos 200 socios que aportan dinero para poder sostener el local que tienen junto a Granada Acoge y el resto de gastos. Voluntarios, o «militantes», como Carmen los llama, son una veintena y anoche, este grupo no dudó ni un instante en echarse a la calle para que otros no estuvieran obligatoriamente en ella. «Nos encargamos de defender los derechos y ayer se estaban vulnerndo. No solemos hacer ayuda activa como tal pero esta vez teníamos que hacerlo por estos chicos», explica esta voluntaria.
La delegación de esta asociación en Granada no recibe fondos públicos, tan solo lo tiene un programa de Diputación de talleres de sensibilización que hacen en los institutos.
Carmen no se da importancia pero sigue indignada. «Aún no entendemos como las administraciones siguen peleándose cuando lo importante era buscarles un techo digno a estos jóvenes», expresa esta voluntaria de la APDHA que sigue con el teléfono que le echa humo para que estos inmigrantes sean atendidos «como se merecen».
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