Antonio Yáñez, en la residencia Fray Leopoldo. Alfredo Aguilar

Antonio, el hombre que quería vacunarse el primero

Este granadino fue el primero en recibir los sueros covid hace un año en la residencia Fray Leopoldo tras presentarse voluntario

SERGIO GONZÁLEZ HUESO

Domingo, 26 de diciembre 2021, 23:48

Antonio se ha pasado media vida pegado a un cronómetro. Por eso tiene las prisas metidas en el cuerpo. Le viene de fábrica, concretamente de la del Fargue. «Yo era monaguillo en la capilla de allí y me enseñaron el oficio de cronometrador», explica desde ... la residencia de mayores Fray Leopoldo.

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Cuenta que su cometido era medir el tiempo que tardaban los trabajadores en realizar piezas. Él les informaba de si llevaban o no buen ritmo. Y así veía pasar el tiempo. Siempre con él a cuestas, incluso ahora a sus 89 primaveras. Con el 'tic tac' interiorizado no esperó ni un segundo a presentarse voluntario a vacunarse contra la covid cuando nadie sabía absolutamente nada de sus efectos. Fue hace justo un año. El 27 de diciembre de 2020, Antonio y su mujer fueron los primeros andaluces que recibieron las dosis contra el virus de la compañía Pfizer, un nombre que entonces solo nos sonaba de oídas.

¿Cómo lo eligieron a él para empezar una campaña que lleva ya más de quince millones de pinchazos en Andalucía? Fácil. Antonio cuenta que estaba en el pasillo de la residencia cuando vio a un hombre mirando al periódico. «Lo estaba leyendo y de repente dijo en alto que ya estaban las vacunas en España. Entonces, sin pensarlo, le dije que me apuntara el primero para la inyección», cuenta este hombre, a quien le tomaron la palabra al pie de la letra.

Antonio tiene siempre la tele encendida.Y en ella entonces nada más que veía a «enfermos, muertos...», recuerda. Por lo que no dudó en presentarse voluntario cuando tuvo la ocasión. A él y a su mujer los ha visto media Andalucía con el brazo al descubierto. Se ríe cuando se para a pensarlo. Sobre todo porque las inyecciones no las notó. Ni la primera, ni la segunda, ni tampoco la tercera, para la que también fue el primero. De la vacunación le queda la anécdota y los enfados de la parienta cuando lo ve en la televisión una y otra vez en esas imágenes de archivo que se repiten recurrentemente.

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«Me dice que salgo mucho», ríe Antonio, que ya no usa cronómetro, pero sí un reloj de muñeca bien visible, pues lo lleva por encima de las mangas de la camisa. Su año lo ha pasado tranquilo, al menos en cuanto al virus, porque de lo demás... «Me resbalé un día en el pasillo y me partí la cadera», cuenta este hombre, que disfruta de una memoria selectiva: se acuerda principalmente de lo bueno. Desde aquel día en el que se hizo 'famoso' no ha habido mucha novedad. Solo algún achaque propio de su edad y una sucesión de días muy similares.

Cuenta que lo levantan temprano.A las 7.45 horas ya está en la ducha. Según él, a esas horas no lo hace nadie. No lo ha medido, pero sospecha que debe ser también el primero en ducharse, bromea mientras su terapeuta le recuerda lo de la gimnasia. «Voy al salón, luego bajo al médico y a la gimnasia», va contando él, que tras la caída hace las distancias largas, por ejemplo recorrer un pasillo, en silla de ruedas. El «carrillo», como a él le gusta decir. Duerme con tapones y cuando hay baile ¡sorpresa! también es el primero en salir a la pista. «Es que los demás son mayores», dice él, más ancho que largo, con sus 89 años y tres meses bien cumplidos.

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Las residencias, sin casos entre usuarios desde hace semanas

La tercera dosis de la vacuna contra la covid está logrando mantener a raya al virus en las residencias. Y es difícil teniendo en cuenta que la incidencia en Granada es hoy muy elevada, pues se roza el umbral que marca el riesgo 'muy alto' de contagio en un territorio. Tiempo atrás no hace casi falta recordar el daño que ha causado el virus en este tipo de dependencias. Ahí están los datos. En lo que va de pandemia se han contagiado un total de 2.116 residentes. Y han muerto 396, cifras dramáticas que por suerte están ahora bajo control con la extensión de las vacunas. Pese a ello, en el interior de los centros se mantienen las medidas de seguridad individuales como la distancia, la mascarilla o el lavado de manos.

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