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I. G.
Granada
Sábado, 25 de septiembre 2021, 01:00
La rectora de la Universidad de Granada, Pilar Aranda, presidió este viernes el acto de lanzamiento del proyecto europeo Life Madera para el Futuro, que pretende recuperar en la provincia de Granada el cultivo del chopo, con el doble objetivo de contribuir a la lucha contra el cambio climático y fomentar el desarrollo económico local con la implantación de una industria rentable e innovadora enfocada a la bioconstrucción. .
El proyecto supondrá la inversión en cuatro años de 3 millones de euros, el 60% financiado por la Unión Europea y el resto, por los socios españoles, que son, junto a la Universidad, la Diputación Provincial, la Plataforma de Ingeniería de Madera Estructural de la Universidad de Santiago de Compostela, la Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España y la spinoff 3edata. También participan la Junta de Andalucía a través del IFAPA, que trabaja para mejorar las variedades vegetales, y organizaciones conservacionistas como Salvemos la Vega y Árboles Contra el Cambio Climático.
En la provincia se han perdido en los últimos años más de dos tercios de estos bosques cultivados y apenas quedan 3.000 hectáreas de choperas, sobre todo en la Vega de Granada. Antolino Gallego, catedrático de Física Aplicada en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Edificación y coordinador del proyecto, explicó que la principal causa del declive de la populicultura, tan arraigado en la provincia, ha sido su pérdida de rentabilidad: como la madera que se produce no es de muy buena calidad y no hay industria de transformación de la madera, su salida más habitual es la fabricación de cajas de frutas y verduras, un producto con poco valor que, además, tiene competidores baratos de cartón y plástico.
Ante la perspectiva de esperar diez años para cortar los árboles, muchos agricultores han ido sustituyendo los chopos por cultivos agrícolas de rentabilidad más rápida -pero también mucho más contaminantes- como el ajo, el espárrago o el maíz.
Sin embargo, con los cuidados adecuados esta madera tiene propiedades cada vez más valoradas en toda Europa para la fabricación de elementos estructurales en la construcción de edificios con huella de carbono negativa. El grupo de investigación de la ETSIE trabaja en la creación de madera microlaminada y contralaminada, vigas y paneles de techo y suelo.
El primer paso del proyecto es crear una unión de ecoproductores que podrían obtener ventajas trabajando juntos. Por el momento hay veinte selvicultores que se han preadherido al plan, y otros tantos han confirmado su asistencia a una reunión informativa que tendrá lugar este sábado.
La idea es crear unas 100 hectáreas de «parcelas demostrativas» cuyos propietarios se comprometerán a respetar algunas normas 'verdes' y garantizar a los árboles los cuidados necesarios para lograr una madera de más calidad. A cambio, recibirán plantones de variedades certificadas, ayudas para el riego y la poda y asesoramiento para vender sus 'créditos de carbono' por el CO2 secuestrado de la atmósfera.
Además, reveló Gallego, la Junta de Andalucía ha confirmado que estudia incluir el chopo entre los cultivos susceptibles de recibir subvenciones europeas a través de la PAC. «Eso sería un gran éxito para el proyecto, pero sobre todo para los agricultores», dijo.
Pero el deseo de recuperar las alamedas granadinas no responde solo a un objetivo económico. Los bosques de 'Populus' son un auténtico pulmón verde, ya que esta especie, por su crecimiento rápido y corta vida, tiene una enorme capacidad para secuestrar el CO2 de la atmósfera y sus ejemplares son eficaces depuradores de los nitratos de las aguas subterráneas, previenen la erosión del suelo, frenan los incendios, atraen una gran biodiversidad vegetal y animal y refrescan el ambiente.
En la presentación del proyecto Life, que incluyó unas charlas técnicas por parte de los socios, participaron, además de la rectora, el presidente de la Diputación de Granada, José Entrena, y el delegado territorial de Fomento de la Junta, Antonio Granados. Ambos coincidieron en recordar que las choperas forman parte del paisaje sentimental de quienes han crecido en Granada y en apostar por crear riqueza con este cultivo estratégico que podría frenar la despoblación rural y, a la vez, combatir la contaminación ambiental del área metropolitana, una de las más altas del país. Pilar Aranda, por su parte, subrayó la obligación de todos los ciudadanos de dejar el planeta un poco mejor para las generaciones futuras.
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