Lizárraga admite que se ha ido por discrepancias con la dirección de Podemos-Andalucía. JORGE PASTOR

«He aprendido que en la política está todo lo sublime y todo lo perverso del ser humano»

Entrevista a Carmen Lizárraga, profesora universitaria y ex parlamentaria andaluza de Podemos | Pese a haber resultado elegida en las elecciones del 2 de diciembre, dimite para regresar a su puesto de profesora en la Universidad de Granada

Carlos Morán

GRANADA

Domingo, 3 de febrero 2019, 00:23

El político profesional no es un endemismo hispano, pero también es cierto que es particularmente abundante por estos lares. Poco después de abandonar la cuna, el 'elegido' se sube al asiento trasero de un coche oficial y ahí permanece hasta que le alcanza la hora ... de la jubilación. Como mucho, cambiará de vehículo, pero nunca de ocupación. Esa no es la sangre que corre por las venas de Carmen Lizárraga. Tras una legislatura en el Parlamento de Andalucía como representante de Podemos, y pese haber resultado reelegida en las elecciones del pasado 2 de diciembre, dimitió para retornar a su puesto de Profesora del Departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Granada. Ya ha vuelto a la docencia, pero, por imperativo legal, está regresando paulatinamente. «Voy a hacer una incorporación progresiva. Pero ya he estado en la facultad, llevando libros desde mi casa...».

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-¿Cómo ha sido el reencuentro con las aulas?

-Ha estado bien. Pero, en realidad, la Universidad no se abandona nunca. Va contigo. Te acompaña toda la vida. A otros, lo que les acompaña toda la vida es el coche oficial.

-Sólo ha estado en política una legislatura, ¿por qué se ha ido?

-Por discrepancias políticas con la dirección de Podemos-Andalucía. Por discrepancias políticas, organizativas e institucionales, que es lo que reflejé en la carta de renuncia que presenté el día 23 de enero.

-¿Y por qué llegó a la política?

-Por compromiso. Y, además, llegué sin condiciones. De alguna manera, siempre he estado en política...

-En realidad, todos estamos en política...

-Efectivamente... Pero quise hacer algo más. Y me metí sin condiciones. Dije: 'Sí, adelante, venga'.

-¿Cómo se despidió de sus alumnos cuando decidió presentarse como candidata de Podemos en las elecciones andaluzas de 2015?

-No lo comenté en clase. Pensaba que si yo les decía que me iba a involucrar, y que iba a hacerlo con un partido concreto, podría entenderse como que estaba intentando influirles. Pero lo último que hice con ellos fue una excursión a Sevilla para conocer la Moneda Social del Pumarejo -dinero alternativo- y, cuando ya volvíamos, me despedí de ellos a través del micrófono del autobús. La verdad es que ese día se me saltaron unas lagrimillas... Me emocioné.

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-¿Y el día que dejó el Parlamento de Andalucía?

-También he tenido y tengo lo mío, ja, ja, ja, pero se lleva por dentro.

-¿Es para siempre su abandono de la política institucional?

-Pues no lo sé. No me gusta decir 'esto jamás lo voy a volver hacer'. Basta que lo digas para que... Las veces que yo he dicho de algo 'esto nunca jamás lo voy a hacer', lo he hecho. Así que prefiero callarme, ja, ja, ja.

-¿Qué tendría que ocurrir para que volviera?

-Esto siempre hay que hacerlo por compromiso. Para volver tendría que llamarme de nuevo el compromiso y la responsabilidad. Y que sientas que puedes aportar.

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-¿Qué le dijo su familia cuando les anunció que iba a dimitir a los pocos días de resultar reelegida?

-Mi madre, y creo que muchas madres son así, pues como que lo ha celebrado un poco, ja, ja, ja. Cuando empecé, ya me dijo: 'No te metas en política'. Aunque le gustaba la labor que hacía, siempre ha estado un poco como en tensión. A las madres, la exposición pública no les gusta mucho. Mi pareja y mi hijo lo han entendido. Y mi hermana, también. La verdad es que mi familia siempre me ha apoyado. Cuando empecé, mi hijo me dijo: 'Mamá, esto es como un partido de baloncesto -porque él juega a baloncesto-, ganes o pierdas, lo tienes que terminar'.

-¿Le dio tiempo a tratar con los parlamentarios de la extrema derecha, la gran novedad en las últimas elecciones?

-No he tenido tiempo. El trabajo de conocimiento de las personas se hace sobre todo en las comisiones parlamentarias, ahí es cuando conoces bien a tu adversario político. Se establecen vínculos políticos y personales. Di el paso de irme antes de que empezara el trabajo de las comisiones. Sabía que si me involucraba en las comisiones, me iba a poder la responsabilidad con la institución y no quería dejar tirado al grupo parlamentario.

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-¿Es consciente de que ha hecho algo que en España no se estila, que es dejar un cargo político? Vamos, que se ha convertido casi en una norma aferrarse al sillón hasta la jubilación.

-No se estila, pero Íñigo Errejón ha dejado su acta. Y Ramón Espinar también.

-Es verdad. Y Ruth Beitia, por hablar de una persona de otro partido, ha dimitido de candidata del PP... Es cierto que las cosas parecen estar cambiando.

-Sí, sí... La política no es una profesión, esa es una cosa que hay que tener clara. Entré en política por ideas y he salido de la política por ideas. La mayoría de los políticos han dimitido 'in extremis' por casos de corrupción...

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-¿Qué ha aprendido durante estos años?

-He aprendido que las instituciones son útiles, aunque exista desafección. Y también he aprendido a ponerme de acuerdo en cuestiones políticas con personas de otras ideas. Cuando llegas al Parlamento, todo el mundo, independientemente de sus ideologías, está dispuesto a contarte cómo se hace la labor parlamentaria, a llevar una iniciativa... Eso es lo que menos se transmite. Parece que los políticos siempre estamos a la greña, pero el debate parlamentario es bello. Pero también he aprendido lo malo... He aprendido que en la política está todo lo sublime y todo lo perverso del ser humano.

-¿Qué es ser 'errejonista'?

-Ja, ja, ja. Pues políticamente significa dirigirse a toda la sociedad, interpelar a toda la sociedad, ser capaz de dialogar con toda la sociedad. Abrirse políticamente y tener, por tanto, un discurso transversal en cuestiones que afectan a la mayoría de la población.

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-¿Y qué es ser anticapitalista en un país capitalista?

-Eso se lo tenías que preguntar a alguien que se defina como anticapitalista. Teóricamente, hay algunos elementos de la corriente anticapitalista, ellos son trotskistas, que comparto.

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