Dos técnicos de Endesa comprueban si hay fraude en un cuarto de contadores en un bloque de viviendas de Granada Pepe Marín

Lucha contra el tráfico de marihuana

«Han aprendido ellos mismos a rearmar los transformadores cuando salta la luz en Granada»

La visión de Endesa del «problema social» de los apagones en el distrito Norte es algo más que una cuestión de amperios

Sábado, 1 de julio 2023, 00:21

Juan y Vicente se conocen las calles del distrito Norte como la palma de su mano. Las recorren prácticamente a diario y desde hace ya muchos años. Ambos son técnicos de la compañía eléctrica Endesa y a esta hora de la mañana, pronto, todavía con ... la fresca, van tranquilos por Molino Nuevo, el Hotel Luz o La Paz.

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«Perforaron la puerta con dos balazos y le dieron a dos transformadores. Se lió una buena»

En otras muchas ocasiones han recorrido estas mismas calles escoltados por los antidisturbios de la Policía Nacional. La razón es simple, no caen bien a nadie en estos barrios. A lo usuarios que pagan religiosamente sus recibos de la luz porque los apagones son una constante en sus vidas. Alos cultivadores de marihuana porque detectan los fraudes y les cortan la energía, lo que les arruina las cosechas y les obliga a volver a empezar.

Para Juan y Vicente, y otros muchos compañeros como ellos, es simplemente su trabajo. Por un lado, tratar que las instalaciones eléctricas de Endesa estén en perfecto estado de revista y trabajen al cien por cien de su capacidad para evitar los malditos apagones. Por otro lado, evitar el fraude constante de los enganches ilegales que sirven para hacer crecer las plantas verdes de 'maría'. Entre un lado y el otro, su trabajo está lleno de peligros, y también de anécdotas.

«Peligro. Alta tensión», reza un cartel en la puerta de un centro de transformación de electricidad de Endesa en el distrito Norte, en la calle Molino Nuevo. Pero no es este el peligro al que se refieren los técnicos de Endesa. Las amenazas de los traficantes de droga les asustan más que los vatios, los voltios y los amperios todos juntos.

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Luego están las anécdotas, que reflejan la picaresca, la inventiva y la capacidad de supervivencia que desarrollan los narcotraficantes para ir superando los escollos que la tecnología de Endesa utilizar para mejorar su servicio. «Nos hemos llegado a encontrar candados en las puertas de los centros de transformación que no son los nuestros. Los ponen ellos para que no entremos, ya que tienen todo manipulado», explican, por ejemplo.

«También han aprendido ellos mismos a rearmar los transformadores cuando salta la luz». Significa que cuando saltan los fusibles de toda la cacharrería que hay en el interior de un centro de transformación ocurre el temido apagón. En principio, Endesa achaca estas subidas a los cultivos de marihuana enganchados ilegalmente a al red eléctrica.

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La tecnología de Endesa permite, desde la central en Sevilla, reactivar la corriente eléctrica, pero de media se suele tardar unas dos horas, explican. «Este tiempo es vital para las plantas, ya que al cultivarse en interiores la luz que alimenta los cultivos es artificial. No pueden permitirse que las luces estén apagadas. Así que han aprendido a rearmar los aparatos para que la electricidad vuelva de inmediato».

Dos balazos

«Alta tensión. Peligro de muerte». Otro cartelito en la puerta de otro transformador en una calle del distrito Norte. De cerca, se aprecia que ha recibido dos balazos. «Perforaron la puerta y le dieron a dos transformadores. Se lió una buena», recuerdan los técnicos. Es una más de las anécdotas que salpican su trabajo.

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Además de las amenazas y las anécdotas, también están los datos. A modo de ejemplo, en la Zona Norte de Granada, la potencia disponible ha crecido un 226% de 2017 a 2022 pero el número de incidencias en el suministro se ha triplicado hasta 155 en ese último año. La conclusión es que a más potencia, más cultivos de marihuana. Es parte de la visión de Endesa del «problema social» de los apagones, que busca un consenso institucional para encontrar soluciones.

En euros, si se tiene en cuenta que el precio medio del kWh es de 0,15 euros, multiplicado por los 5.687.445 kilovatios hora defraudados hasta mayo, suponen 859.998,55. Si incluimos las cifras del presente mes de junio, todavía sin certificar, se llega al millón de euros defraudados en electricidad en Granada por el cultivo masivo de la marihuana.

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