Crisis migratoria
Atención a los migrantes: «Les damos amor y mucho cariño, pero no es la realidad»
Las manos del pescador se quedan sin trabajo en Gambia. Se llama Lamin y están ajadas por el duro trabajo en la mar. Se expresa en inglés:«Look my hands. Mira mis manos» y con esta frase y el ademán explica toda la vida que ... tiene por detrás. Lo que no sabe es la que le queda por delante. «Any work Iget Iwill take it». Una vez más, el trabajo como utopía. «Cualquier trabajo que me ofrezcan, lo acepto». Pero de momento, tienen que resignarse a vivir en un no lugar a la espera de que los servicios sociales y el Gobierno de España abra una nueva puerta que les permita encauzar su futuro.
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En medio, los trabajadores sociales, que explican que son gente buena. «Son supermajos. Están muy agradecidos con las soluciones que se les van ofreciendo y creen que pronto mejorará su futuro».
La cuestión es que hay muchos problemas en el horizonte. El trabajador social explica la procedencia de los migrantes reubicados en Víznar. «La mayoría son pescadores de Gambia y sobre todo de Senegal. Resulta que con la crisis migratoria y el cambio climático hay menos peces, menos pesca en el océano Atlántico y la consecuencia es que no hay trabajo». Ya están todos los ingredientes sobre la mesa. Por un lado, la crisis migratoria; por otro, se junta con las consecuencias del cambio climático. El resultado es que migran a otras tierras, a España, en este caso, a Canarias, aunque de rebote hayan llegado ahora a Granada.
En el albergue, hay algo más que techo y comida. El trabajador social explica que su forma de actuar. «Les damos amor, mucho cariño y mucha escucha para que se sientan reconfortados. Pero no es la realidad».
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