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Dos vecinos observan junto a las viviendas el terreno arrasado por las llamas. Ramón L. Pérez

Desalojados por el incendio de Víznar

«El fuego avanzaba rapidísimo. Nunca he visto nada tan apoteósico»

Vecinos de la urbanización de Huétor Santillán desalojada por el incendio del sábado relatan el «pánico» que sintieron hasta que el fuego quedó estabilizado

Laura Velasco

Granada

Domingo, 21 de julio 2024, 14:33

Era una apacible jornada de verano en la Urbanización La Sotanilla de Huétor Santillán, un conjunto de viviendas situado en un entorno privilegiado. Un mar de árboles se extiende a través del monte, ofreciendo a los vecinos una vista de ensueño bajo la alargada sombra de Sierra Nevada. Este domingo la vista continuaba siendo impresionante, pero la escena era muy diferente a la del día anterior. Donde predominaba el verde, ahora hay ceniza. Un incendio devoró parte del monte situado en el término municipal de Víznar y Huétor Santillán y provocó el desalojo de unos 70 vecinos, que vivieron momentos de auténtico «pánico». «El fuego avanzaba rapidísimo. Nunca he visto nada tan apoteósico», cuenta Raimundo, uno de los residentes. Algunos jardines, infraestructuras y vegetación de las casas quedaron calcinados, aunque por suerte no hubo que lamentar heridos.

El viento jugó un papel muy importante en el desarrollo del incendio; las fuertes rachas de viento complicaron la situación. Bomberos del Plan Infoca y Bomberos de Granada lograron estabilizar el fuego sobre las 21:30 horas y trabajaron durante la madrugada para controlarlo. El domingo por la mañana en la zona sólo quedaban pequeñas columnas sueltas de humo, un fuerte olor a quemado y un paisaje teñido de negro. Los vecinos paseaban por las ubicaciones en las que normalmente sacan a sus perros, leen en los bancos, escuchan música ensimismados. Con la diferencia de que se buscaban unos a otros para hablar de lo mismo.

En la primera imagen, vecinos observando el terreno. En la segunda, Raimundo mirando un monolito quemado en el Bosque de la Poesía. En la última, el fuego el sábado por la noche. Ramón L. Pérez/IDEAL
Imagen principal - En la primera imagen, vecinos observando el terreno. En la segunda, Raimundo mirando un monolito quemado en el Bosque de la Poesía. En la última, el fuego el sábado por la noche.
Imagen secundaria 1 - En la primera imagen, vecinos observando el terreno. En la segunda, Raimundo mirando un monolito quemado en el Bosque de la Poesía. En la última, el fuego el sábado por la noche.
Imagen secundaria 2 - En la primera imagen, vecinos observando el terreno. En la segunda, Raimundo mirando un monolito quemado en el Bosque de la Poesía. En la última, el fuego el sábado por la noche.

Algunos estaban en casa cuando divisaron «una humareda tremenda». Rápidamente se pusieron manos a la obra; querían ayudar de alguna forma. «Echamos agua con mangueras como pudimos. Intentamos que el fuego no avanzara, pero avanzó», cuentan varios hombres, que sitúan el inicio del fuego en Puerto Lobo. Un padre y su hija abren la puerta exterior de su vivienda y muestran los efectos del fuego. «Se nos ha quemado una cabaña del jardín y un invernadero en el que teníamos un huerto. Las gallinas, sorprendentemente, se han salvado, pero nuestro gato huyó y no lo encontramos. Lleva puesto un collar azul, por si alguien lo ve», relata el progenitor. Nadie estaba en casa, así que la espera se hizo larga sin saber qué hallarían al volver.

Árboles y toldos calcinados

En otra vivienda se han quemado los pinos del jardín. «Si el Infoca llega a venir cinco minutos después, se quema la casa entera», lamenta el dueño. En el resto de casas que colindaban con el terreno afectado se quemaron utensilios de piscinas, como toldos, pero todos salieron ilesos. «Lo peor era el humo, no se podía respirar. Fue insoportable», comenta otro corillo de amigos. Muchos se comunicaron a través de WhatsApp, compartieron información, se ofrecieron a echar una mano. El sábado casi nadie pudo dormir. Unas horas después, una queja se repite en las conversaciones. «Hemos pedido muchas veces que limpien la maleza del barranco, creemos que el resultado habría sido distinto», aseguran. En este sentido, señalan un terreno que ha quedado libre del efecto de las llamas. Impoluto. «Es privado y el dueño lo tiene bien adecentado. Es el claro ejemplo», agregan.

Estado en el que ha quedado el monte. Ramón L. Pérez
Imagen principal - Estado en el que ha quedado el monte.
Imagen secundaria 1 - Estado en el que ha quedado el monte.
Imagen secundaria 2 - Estado en el que ha quedado el monte.

Raimundo está realmente afectado. Su preciada sierra llora y quién sabe cuándo volverá a ser la de antes. «No he podido dormir. Recuerdo cómo bajaba el fuego imparable, a una velocidad que era realmente impresionante. Sentimos pánico. Mira mi brazo, se me ha puesto el vello de punta», cuenta. El viento, dice, cesó justamente cuando el incendio ya había amainado.

Antes de concluir el paseo, se detiene en un pequeño parque con vistas al barranco. Es el Bosque de la Poesía, donde varios monolitos muestran textos de diferentes autores propuestos por los propios vecinos. «El mío se ha salvado, pero los que pegaban al monte están totalmente quemados. Tendremos que reponerlos. Qué pena», afirma dolido. El parque es un ejemplo de lo que se vivió durante la noche del sábado. Y un símbolo de resiliencia.

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