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Es curioso ver lo que se ha salvado del fuego. Unas pastillas, una copa, el recibo de un impuesto municipal. Apenas han podido recuperar nada de valor. Dos décadas de vivencias yacen bajo el hollín en ese salón donde veían su serie favorita, en esa cocina donde tantas tartas de cumpleaños prepararon, en esa habitación en la que soñaban cada noche mientras dormían en el mejor lugar del mundo, su cama. Ahora solo queda negro y más negro: «En unos minutos perdimos lo que nos ha costado años levantar».
Una familia de Chauchina sufrió un incendio en su vivienda en la madrugada del pasado domingo. Lo calcinó todo, lo han perdido todo. Las lágrimas son de impotencia la mayor parte del tiempo, pero hay momentos en los que lloran de emoción: cuando recuerdan la ola de solidaridad que se ha generado para ayudarles. A raíz de un vídeo publicado este lunes en redes sociales, en el que contaban lo ocurrido, les han ofrecido comida, ropa, muebles, electrodomésticos o dinero. «Nos sentimos súper arropados», confiesan.
Son Manuel Muñoz y Antonia Amigo. Adquirieron hace veinte años una vivienda en Chauchina y en ella han criado a sus tres hijos, que actualmente tienen 12, 17 y 19 años. El suceso se produjo en la madrugada del pasado domingo, sobre las seis de la madrugada. Dos de sus hijos se habían quedado dormidos en el sofá del salón aquel día, y fueron quienes se percataron del fuego. De repente hacía mucho calor. La sospecha principal es que un brasero fue la causa. «El pequeño fue quien avisó. Gritó: ¡Mamá, baja corriendo! Avisé a mi marido y bajamos. Le dije: gordo, han pegado fuego», explica Antonia. Subió a por su hija a la planta de arriba y salieron corriendo, también con sus dos perros. No tardaron ni dos minutos en salir, y aún así días después siguen «echando mocos negros».
Una vez fuera, avisaron a los Bomberos de Granada y observaron, impotentes, cómo el fuego devoraba sus recuerdos. La pareja rompe a llorar. «Los vecinos vinieron con mangueras, pero era imposible pararlo», cuenta Manuel. Se fueron a casa de su hermana y, horas después, regresaron a su hogar, pero ya era de todo menos eso. De lo poco que han podido salvar, los álbumes de fotos de su boda y de las comuniones de sus niños, ya que estaban guardados al fondo de un armario. Lo demás está o quemado o inservible.
La mayor de las suertes es que estén «todos juntos y sanos»; las pérdidas humanas hubieran sido irreparables. Una vez pasado el susto inicial, no pueden evitar sentir tristeza por su adorada casa, y por cómo su situación económica ha empeorado drásticamente de un día para otro. Manuel es pensionista debido a que sufre la enfermedad de Crohn, por la cual ha tenido que pasar por quirófano en múltiples ocasiones. Antonia enlaza campañas en el campo, ahora, el espárrago. El dinero que entra en casa está limitado, teniendo en cuenta que viven con sus tres hijos. Les queda aún hipoteca por pagar y no cuentan con seguro de hogar; hace un par de años les llegó un recibo que no podían asumir y terminaron dándolo de baja.
En medio de este desazón, a la hermana de Manuel se le ocurrió grabar un vídeo explicando lo ocurrido y subirlo a redes sociales para pedir cualquier tipo de apoyo. Ellos no estaban muy convencidos, pero acabaron aceptando. Lo que pasó a continuación no podía imaginarlo nadie. La publicación se hizo viral, con miles de visualizaciones y comentarios. Usuarios de la provincia de Granada y otros puntos de España se han volcado con ellos.
«Nos han ofrecido de todo. Ropa, comida, muebles, electrodomésticos, mano de obra, ayuda para limpiar… También realizar un concierto y una subasta benéfica. Además, varios familiares han puesto a nuestra disposición viviendas para que estemos allí mientras volvemos a la normalidad», cuenta Antonia con lágrimas en los ojos. También en su pueblo natal, Íllora, están portándose de maravilla. Por otro lado, su cuñada publicó un número de cuenta bancaria y, contra todo pronóstico, llevan recaudados unos 7.000 euros.
«Abrí la cuenta y me quedé en 'shock'. Quiero demostrar que el dinero va a ir para la recuperación de la casa y para salir adelante, con tickets o lo que haga falta», asegura Manuel. Vuelve a llorar, pero esta vez de emoción. Con ese dinero, por lo pronto, han encargado gafas nuevas, ya que también las perdieron en el incendio y no ven bien. «El muchacho de la óptica nos ha hecho una rebaja», agrega. Los compañeros de clase de su hijo pequeño también le han comprado material escolar nuevo, ya que la mochila se deshizo entre las llamas. La solidaridad de la gente, dicen, les ha dado esperanza. «Sin ellos no podríamos continuar, tendríamos que dejar perder la casa. Queda mucha gente buena en el mundo», concluyen.
Quien quiera ayudar puede contactar con la hermana de Manuel, Lorena Muñoz, en su página de Facebook o en la de Instagram
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María Díaz y Álex Sánchez
Carlos Valdemoros | Granada y Camilo Álvarez | Granada
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