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JORGE PASTOR
Granada
Domingo, 13 de octubre 2019
Esta historia, resumida en este reportaje de algo más de 2.500 palabras, empezó a escribirse hace 1,4 millones de años. Cerca de Orce. ... Allí vivía un menor de unos diez años -no se sabe si niño o niña-. Era pequeño de estatura, su cuerpo estaba cubierto por mucho vello, identificaba a su madre y vivía en grupo. No se sabe cómo ni por qué murió -era presa fácil para los depredadores-, pero lo que sí se sabe, porque la ciencia lo ha demostrado, es que uno de sus dientes de leche, de un tamaño de unos doce milímetros, es el resto humano más antiguo de Europa. Unos 200.000 años más antiguo, incluso, que la famosa mandíbula de Atapuerca. Este cetro de 'cuna de los primeros pobladores de Europa' convierte a Granada en uno de los grandes referentes arqueológicos. En ningún otro lugar de España y del continente europeo se puede seguir el rastro de las civilizaciones desde hace 1,4 millones de años hasta nuestros días. Pasado -a veces remotísimo- que se está haciendo muy presente gracias a impresionantes hallazgos en el subsuelo que en el último año han sido portada de los medios de comunicación.
A través de esta visualización podrá visitar los lugares donde se han hecho algunos de los más destacados hallazgos arqueológicos en Granada y conocerlos en más detalle. Conforme se desplace a través del texto, el mapa se guiará automáticamente hacia los puntos de interés. Puede ver fotografías de cada uno haciendo clic o pulsando en el icono del mapa. En los textos se incluyen también enlaces a algunas de las informaciones más relevantes que se han publicado sobre el tema en IDEAL.
Todo el mapa provincial, de norte a sur y de este a oeste, está salpicado de vestigios de quienes, en estos 1,4 millones de años, habitaron en algún lugar de Granada, donde siempre hubo agua, un clima benigno y refugios naturales ante las amenazas que venían del cielo y de la tierra.
Centrémonos en primer lugar en la Prehistoria. En los calurosos y secos meses de julio y agosto de 2019 se han desarrollado varias campañas en 'puntos calientes' para la arqueología que han arrojado unos resultados cuanto menos sorprendentes. A través de esta visualización podrá visitar los lugares donde se han hecho algunos de los más destacados hallazgos arqueológicos en Granada y conocerlos en más detalle. Conforme se desplace a través del texto, el mapa se guiará automáticamente hacia los puntos de interés. Puede ver fotografías de cada uno haciendo clic o pulsando en el icono del mapa. En los textos se incluyen también enlaces a algunas de las informaciones más relevantes que se han publicado sobre el tema en IDEAL.
Iniciada ya la segunda parte de la campaña en el yacimiento orceño de Fuente Nueva, de 2,5 millones de años, donde en principio se descarta la presencia humana, aún están calientes los resultados de los trabajos acometidos en Fuente Nueva III entre el 2 y el 23 de julio. Juan Manuel Jiménez Arenas, profesor del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada y coordinador del Proyecto Orce, apunta como grandes novedades la rica y variada industria lítica encontrada con elementos que son «significativamente avanzados para la cronología en la que nos encontramos (1,4 millones de años)».
La última hora de granada
Los yacimientos de Barranco León y Fuente Nueva III han proporcionado, sólo en este año, alrededor de cincuenta piezas que son fundamentales para entender el modo de vida de nuestros antepasados más remotos. Lascas afiladas para procesar cadáveres y percutores, objetos de mayor peso y contundencia para fracturar huesos y extraer la médula ósea confirman que los utensilios fueron usados 'in situ'... un auténtico tesoro.
Aunque los focos de atención se han centrado tradicionalmente sobre el Altiplano granadino, nuevos caminos comienzan a explorarse en otras comarcas. En julio tuvo lugar en el término municipal de Colomera la primera campaña arqueológica en el paraje natural del Tajo de Marchales. El lugar, repleto de cavidades con pinturas rupestres del neolítico, está declarado Bien de Interés Cultural (BIC). Junto a ellas existen evidencias de enterramientos de los primeros agricultores y ganaderos, aunque desafortunadamente han sido objetivo de continuo expolio. El proyecto arqueológico Tajo de Marchales alumbra ocupación desde los tiempos del Cuaternario. La reciente excavación se desarrolló sobre un abrigo rocoso.
La cueva de Malalmuerzo, en Moclín, es un auténtico potosí del Paleolítico y el Neolítico aún en fase de estudio. Desde hace dos años está protegido por la Delegación de Cultura para evitar deterioros. Los trabajos realizados este verano en el Campo de Trabajo Internacional han localizado en perfecto estado una jarra fechada entre los siglos XIII y XIV, lo que confirma que esta caverna también fue morada en la época medieval. Por este motivo, el Ayuntamiento de Moclín trabaja junto a la Consejería para poner en valor el que muchos expertos han bautizado como 'santuario andaluz del Neolítico'.
Aunque gran parte de la geografía granadina tiene importancia arqueológica, Granada y su entorno metropolitano tienen, en este contexto, una relevancia especial. La aprobación de la Ley de Patrimonio Histórico Español, en 1986, y la Ley de Patrimonio de Andalucía, en 1991, fueron dos importantes puntos de inflexión, ya que supusieron un impulso para el desarrollo de la denominada 'arqueología urbana' en los últimos treinta años. El arqueólogo Ángel Rodríguez Aguilera, director de las excavaciones del sarcófago romano de plomo hallado intacto en los bajos del edificio Villamena, en pleno centro histórico de Granada, está elaborando un interesante trabajo, aún en fase preliminar, donde recopila unos cincuenta enclaves arqueológicos de Granada que se han conservado y que se pueden observar a simple vista. «Lo que pretendo -asegura- es que se visibilice un patrimonio antes inexistente al que le cuesta incorporarse al conjunto de la oferta cultural de Granada». «Se encuentran infravalorados y potencialmente, ponderados en su conjunto, enriquecen la ciudad, tal y como se puede comprobar haciendo un simple ejercicio de enumeración», asegura. «Cuando empecé a ejercer la profesión, hace veinticinco años, no había ningún resto integrado, exceptuando lo que iba apareciendo en el Carmen de la Muralla y el Maristán», dice Ángel Rodríguez, quien en su labor de documentación distingue entre espacios públicos y privados.
Entre los primeros, subraya diecinueve referencias que han 'aflorado' de las entrañas de Granada en las últimas tres décadas. Dentro de la 'arquitectura militar', en el periodo de tiempo comprendido entre la época zirí y castellana -entre los siglos XI y XV-, cabe destacar el Cuarto Real de Santo Domingo, la muralla del alcázar de la plaza del Huerto de Carlos, el palacio de Bibataubín, el paseo lineal de la muralla zirí o la plaza del Triunfo. En 'arquitectura civil', Ángel Hernández incluye, dentro del mismo intervalo temporal, el Carmen del Negro, los restos encontrados en el aparcamiento del paseo del Violón y de la estación Alcázar-Genil del Metropolitano, la Madraza, el Maristán o el puente del Genil. En el ámbito particular hay diferentes localizaciones con hallazgos trascendentes -y que no han sido cubiertos- en calles como Cárcel Baja, Capuchinas, Arco de las Orejas, Silencio, San Juan de los Reyes, San Jerónimo o Gran Vía y plazas tan emblemáticas como Trinidad y Bib Rambla.
Pero centrémonos en los últimos meses. A mediados de agosto, los trabajos de desbroce que estaba realizando la Universidad de Granada en la zona conocida como el Albercón del Moro, en la parte alta del Campus de Cartuja, depararon una sorpresa: una almunia nazarí. El descubrimiento, realizado en el transcurso de unas obras para la habilitación de un parque, trascendió el día 23 de agosto a la opinión pública, aunque la UGR prepara para próximas fechas una comparecencia para dar todos los detalles. El Albercón del Moro, donde está el depósito de agua del Beiro, tiene la catalogación de infraestructura hidráulica singular y ha pertenecido a Emasagra en los últimos años. En mayo de 2018, investigadores ya apuntaron que, en función de los testimonios conservados y los materiales de alrededor, no se podía descartar que el Albercón del Moro formara parte de un complejo residencial perteneciente a la aristocracia nazarí. Todo apunta a que aquellas primeras percepciones iban en la dirección adecuada.
A expensas de que en octubre se conozcan los resultados de las pruebas de laboratorio que se están efectuando en estos momentos, los primeros estudios realizados al sarcófago romano del edificio de Villamena confirmaron a principios de agosto que se trataba de un varón, que falleció cuando tenía una edad que oscilaba entre los 34 y los 40 años, que era más bien bajito, con escaso desarrollo muscular, que no padecía artrosis y que sólo tenía señales de una fractura en la muñeca izquierda. El hecho de tener la cabeza desplazada respecto al resto del cuerpo tiene su explicación en los ritos funerarios. Los familiares abrieron el ataúd al poco de producirse el óbito para manipular el cráneo y las rótulas. También se reveló que el susodicho, que vivió entre los siglos I y III después de Cristo, debía de ser un notable de la Granada romana, cuyo centro administrativo, comercial y ciudadano estaba en el Albaicín.
Era un individuo ilustre porque el material de la caja mortuoria, el plomo, no estaba al alcance de la plebe, que sencillamente era inhumada envuelta en un sudario. También por el calzado que llevaba, unas sandalias militares con chinchetas de metal en la suela. Se pueden observar perfectamente a los pies del féretro, donde por cierto no hay ningún tipo de inscripción -se especula con la posibilidad de que fuera fabricado por algún artesano de Granada-. Tampoco había ningún tipo de ajuar.
Estos dos últimos estíos también han sido importantes para la Villa Romana de Salar. La importancia del yacimiento es tal, por la magnitud de lo encontrado hasta ahora y por la profusión decorativa de las estancias, que la casa de este 'dominus' -o poderoso- del siglo I después de Cristo dará mucho que hablar en los próximos años. Al ritmo actual, sólo para conocer la 'pars urbana', donde vivía el propietario, cuya cara se ha descubierto en la última campaña, se precisarán varios lustros. Los objetivos de la IV Campaña Arqueológica 'Villa de Salar', recién finalizada, se han cubierto. La funcionalidad del ninfeo, en relación al posible balneario del dueño, se ha confirmado. También se ha localizado al 'dominus' en el colosal mosaico que puede alcanzar los veintitrés metros cuadrados -por ahora sólo se han descubierto trece-.
El pasillo de acceso a la residencia, donde está reproducida la escena de caza en pequeñas teselas, también deja ver nuevas dependencias que también parecen ricamente ornamentadas. El 'tubi fittili', unas estructuras ligadas al supuesto 'balneum', han aparecido en perfecto estado y en una disposición prácticamente idéntica a la original. Pero el gran regalo que ha dado la Villa este año ha sido ese 'dominus' que, acompañado de su perra, caza a pie al gran jabalí macho.
También se ultiman ya los expedientes para la restauración de los baños árabes de Hernando de Zafra, comprados en el siglo XV por el secretario de los Reyes Católicos y ahora en propiedad de Alhambra. Después de veintitrés años de abandono, esta joya se sumará al resto de 'hammam' históricos visitables de Granada (las Mercedarias, el Bañuelo...). A lo largo de estos años se han realizado estudios, pequeñas intervenciones arqueológicas y la actuación preventiva en los capiteles. Los dos grandes obstáculos, un transformador eléctrico de Endesa y un solar privado, paralizaban la recuperación. Los trámites ya están en marcha.
Los trabajos de restauración de la muralla zirí se toparon hace unos meses con los restos del Bab Qastar. Los hallazgos son extraordinarios. Por un lado, sobre la propia estructura de ermita de San Cecilio, ha aparecido casi íntegro el armazón de la conocida como puerta del Castro. Por otro, los restos del interior del solar 'hablan' de diversas torres de gran interés y restos de murallas en las distintas cotas. La intervención ha podido definir la evolución completa del tapial defensivo. Todo parece indicar que se construyó cuando los íberos, entre los siglos X y I a. C, y fue objeto de modificaciones en la etapa romana y de ampliaciones y reconstrucciones durante la fundación de Granada en la época zirí.
Según el arqueólogo Ángel Rodríguez, los descubrimientos de los últimos treinta años están permitiendo «conocer con exactitud el origen de Granada, envuelto en mitos que sólo la arqueología es capaz de disipar». «Si ampliamos el foco, esto nos lleva a saber mejor cómo es el origen de la prehistoria reciente y cómo se implanta Roma en las comunidades iberas, como el oppidum Iliberis, y los procesos de cambio social que se dan en la transición entre la Antigüedad y la Edad Media», explica Rodríguez.
Los hallazgos arqueológicos también están sirviendo, a juicio de Ángel Rodríguez, para saber cómo era el territorio circundante a Granada. En la Antigüedad sobresale en este ámbito la ciudad ibero romana de Ilurco, en el cerro de los Infantes de Pinos Puente, escasamente explorado, y Florentia, lo que hoy es Granada, centrada en el Albaicín y con un vasto territorio ocupado por villas, zonas de enterramiento y enclaves artesanales muy importantes. En la Edad Media destaca Medina Elvira, fundada por los árabes en las faldas de Sierra Elvira a finales del siglo VIII y que fue abandonada a principios del XI tras la caída del Califato. Se cambió la capitalidad hasta Granada, que presentaba unas mejores condiciones naturales de defensa. Granada también se instituyó en el siglo XI y ostentó la capitalidad de los reinos zirí, almorávide y nazarí hasta la reconquista en el siglo XV.
Ángel Rodríguez comenta que el desarrollo de la arqueología urbana está ligado al desarrollo de la construcción porque es obligatorio hacer excavaciones en zonas de interés patrimonial. Cuando se produjo el gran parón, debido a la crisis económica, la actividad derivó más hacia la conservación de monumentos. En esta época se actúa en el Cuarto Real, en los castillos de Íllora y Moclín y en las Torres Bermejas de la Alhambra.
A juicio de Ángel Rodríguez, ha llegado el momento de plantearnos para qué han servido treinta años de arqueología urbana. «Su gestión y su práctica -afirma- es cuestionada por algunos como método para producir conocimiento histórico, abordar los problemas de investigación que se plantean e incluso como herramienta de protección del propio patrimonio histórico». Bajo su punto de vista, urge normalizar aspectos como los criterios que se emplean desde la administración a la hora de valorar qué bienes deben quedar al descubierto y cuáles tapados.
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