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El detenido por el homicidio del guardia civil José Manuel Arcos sumaba, al menos, veinticinco detenciones anteriores al homicidio de la madrugada del lunes. La práctica totalidad por atracos y robos con fuerza en las cosas. Su último golpe -a un bar de Las ... Gabias- terminó sobre las 4.25 horas con la muerte del agente a quien presuntamente mató de un balazo utilizando el arma reglamentaria del guardia tras un forcejeo.
El agente se encontraba de patrulla con una guardia civil -recién licenciada en la academia del instituto armado- en la avenida Doña Juana de Huétor Vega, cerca del antiguo cementerio de esta localidad. Por la emisora habían avisado de un robo en Las Gabias y que el ladrón conducía un Ford Scort de color blanco. El guardia divisó un vehículo de idénticas características que hizo una maniobra extraña tras comprobar la presencia de la patrulla de la Benemérita. Le dieron el alto. Al agente fallecido apenas le quedaba una hora y media para terminar su noche de servicio.
El conductor bajó del coche con una mochila y comenzó a dialogar con los guardias cuando, de repente, emprendió una carrera para darse a la fuga. El agente fallecido salió tras este delincuente, quien se escondió en un pequeño parque cercano, ubicado entre las avenidas Doña Juana e Ingeniero Santa Cruz de Huétor Vega. Cuando vio al guardia entrar al parque se abalanzó sobre él, mantuvo un forcejeo y logró doblarle las muñecas para conseguir resituar el cañón del arma reglamentaria en la ingle del fallecido. Después apretó el gatillo y le descerrajó un balazo que le destrozó la femoral. La compañera del guardia civil, situada metros atrás porque había quedado en la zona donde estaban los vehículos, abrió fuego contra este delincuente, que logró darse a la fuga a pie. El detenido arrojó una mochila con un subfusil y el dinero robado en el bar al patio de una vivienda que lindaba con el parque donde sucedieron los hechos.
La compañera del guardia civil comenzó a prestar los primeros auxilios a José Manuel Arcos, quien quedó postrado en el suelo del parque. Los primeros vehículos policiales llegaron de forma inmediata y uno de estos coches fue el encargado de trasladarlo al Hospital del PTS, donde ingresó en parada cardiorrespiratoria, le practicaron una larga reanimación, pasó por quirófano y tras efectuarle numerosas transfusiones sanguíneas no pudo sobrevivir.
El 'Kiki' es el alias del delincuente detenido por este homicidio, Juan Antonio M. G.Salió de prisión en 2017 tras una larga temporada entre rejas desde 2011. Allí cumplió distintas condenas por robos y atracos que iba acumulando a lo largo y ancho de las más de 25 detenciones que figuran en su currículo. Cuando ingresó en prisión afrontó distintos expedientes disciplinarios por su comportamiento conflictivo en la cárcel de Albolote, pero poco a poco fue ganando puntos hasta lograr instalarse en un módulo de respeto, los menos conflictivos de prisión y donde llegan los reos por su buena conducta. De ahí pasó al Centro de Inserción Social (CIS) y de allí a la calle. No tardó demasiado en volver a las andadas tras quedar en libertad. La Policía Local de Granada lo arrestó en marzo por el robo de un vehículo y el pasado 16 de septiembre fue sorprendido con un arma simulada para la cual carecía de licencia, por lo cual fue propuesto para una sanción administrativa por infringir la Ley de Seguridad Ciudadana. Sólo con la Guardia Civil tiene catorce detenciones y con Policía Nacional y Policía Local, más de once. Es un viejo conocido del mundo delictivo granadino. Actualmente tenía su residencia fijada en Rey Badis, en la capital, aunque en su documento de identidad el domicilio figura en el municipio de Cájar. De hecho, la Guardia Civil fue uno de los primeros lugares donde lo buscó la pasada madrugada del lunes.
El 'Kiki', de cuarenta años de edad, se expone a una nueva y larga condena. Tras disparar contra el agente y sortear las balas de la otra guardia civil huyó del lugar para robar un nuevo coche en el que intentar huir del cerco policial que comenzó a montarse pasadas las cinco de la madrugada en las localidades de Huétor Vega, Cájar y Monachil. Este delincuente robó una furgoneta Nissan Kubistar, allí metió el arma reglamentaria del agente que disparó y puso rumbo a Granada. Las tres localidades del cinturón citadas eran ya un avispero de guardias civiles. De allí era imposible salir airoso. Una patrulla de las apostadas en la rotonda que une la carretera de Huétor Vega con el centro comercial Serrallo decidió parar a este vehículo. El conductor bajó y cuando le estaban tomando la filiación comprobaron que no sabía abrir la puerta trasera del furgón, lo cual le hizo sospechar a los agentes. Poco después comprobaron las fotos que portaban y se dieron cuenta de que se trataba del fugado. Lo redujeron, le pusieron los grilletes y lo trasladaron a una cuneta de la carretera mientras registraban el coche. Fue introducido en un coche de la Benemérita y lo trasladaron a la Comandancia de la Guardia Civil, donde quedó ingresado en los calabozos una vez reseñado.
Al poco tiempo fue localizado el propietario de la furgoneta. Eso ocurría sobre las 9.25 horas de la mañana de ayer. Tan sólo 35 minutos antes comenzaba a correr la noticia del fallecimiento del guardia civil José Manuel Arcos, de 47 años, quien deja a dos hijos mayores de edad huérfanos y viuda, además de un elenco de amigos. Estaba destinado en el puesto de La Zubia desde 2009 e ingresó en el instituto armado en 1993.
Todos subrayan de José Manuel Arcos que era un gran profesional, volcado con su trabajo y una excelente persona. «Siempre estaba dispuesto para el trabajo, para prestarse voluntario para cualquier servicio. Era un profesional muy grande», dice un amigo suyo con lágrimas en los ojos.
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