Edición

Borrar
Mariano Villafranca cuenta con ediciones especiales de monedas, billetes y sellos, así como con piezas de miles de años de antigüedad.

Ver fotos

Mariano Villafranca cuenta con ediciones especiales de monedas, billetes y sellos, así como con piezas de miles de años de antigüedad. C. R. E.

El arte de poner valor a monedas de hasta 2.000 años en Granada

Numismática ·

Mariano Villafranca regenta desde 1970 la filatelia El Galeón, donde tasa y vende piezas monetarias y sellos que alcanzan hasta los 20 siglos de antigüedad

Chema Ruiz España

GRANADA

Domingo, 21 de noviembre 2021, 00:14

Son las 12.30 horas de la tarde y por la puerta de la filatelia El Galeón asoma un cliente, visiblemente inquieto. «Mariano, he comprado esta moneda por internet. Me ha costado 27 euros y pesa un gramo más de lo que me dijeron. Tengo un cabreo… ¿Me han engañado?», plantea. Mariano Villafranca (Granada, 1942) pone serenidad a la situación. «¿Para qué te fías?», reprende. El propietario del negocio observa el ejemplar y resuelve: «Parece plata, pero vamos a comprobarlo». Entra en el local, una habitación pequeña envuelta por cientos de libros y álbumes. De uno de ellos extrae una pieza a priori similar, pero de originalidad ya certificada. Se sienta en una silla y deja caer ambas monedas al suelo. El sonido del golpe del metal contra el piso zanja el asunto. «Suena algo distinta, pero sí es original. De todas formas, ve y trae su libro para asegurarnos».

Así es el día a día de Mariano desde que se adentró en la disciplina, cuando trabajaba en el Hotel Versalles, donde pasó de ser aprendiz a su entrada, en 1953, a ser jefe de recepción. «Llevo dedicándome a esto toda mi vida. Abrí la filatelia en 1970, y voy a estar aquí hasta el 2050», detalla con humor. Nacido en un cortijo de la Vega, es un hombre de mundo, apasionado del pedal, entusiasmado de su trabajo. «Decía Dante Alighieri que la persona que no tiene aficiones no merece ni el infierno. En la vida, tiene usted que tener una afición a algo. Mi vida ha sido el deporte. He recorrido el mundo, hasta me he paseado por la muralla china en bicicleta. Descubrí el mundo de las monedas y del billete, y dije 'pues yo me dedico a mi deporte, a que no me mate nadie, y me gano el jornal con esto todos los días'», explica.

Mariano Villafranca deja caer una moneda al suelo para comprobar su valor en función del sonido que hace al caer. C. R. E.

«Buenas tardes, don Mariano. ¿Qué tal va?», pregunta Paco Martín, un cliente habitual, que entra en la numismática. «¿Yo? Estoy mejor que las vacas en la India», responde Villafranca mientras se sienta al otro lado de la mesa que preside el coqueto local. Aparta algunas fotografías de sus cientos de aventuras sobre las dos ruedas y comienzan a salir monedas de cada rincón, mientras derrama los aprendizajes que le han dejado sus años dedicado a la disciplina. «Lo que circula es su valor facial. Un euro es un euro y una peseta es una peseta, pero los gobiernos tienen un negocio con lo que son monedas, billetes y sellos», advierte. Desde que comenzó a adquirir pruebas numismáticas hasta ahora, la disciplina ha cambiado mucho, pero permanece una máxima en los ejemplares: «Las monedas tienen un mensaje».

Entretanto, coge un libro. «Este año, por ejemplo, las tiradas vienen dedicadas a Toledo y ellos -la Casa de la Moneda- meten una moneda que apenas circula dedicada a la provincia. La acuñación es muy cuidada, es perfecta», indica. Se trata de una de las piezas que conforman la última remesa que ha recibido, entre las que también se encuentran una que conmemora el 450º aniversario de la batalla de Lepanto y otra que celebra el 800º aniversario de la construcción de la Catedral de Burgos. Esta última, de 10€, cuenta con una reproducción de una de las vidrieras del templo a color. «Pero esto no circula por diez euros», puntualiza Mariano Villafranca. «La fábrica está vendiendo esta moneda por 67€. Está perfecta. Han copiado el color de las vidrieras. Han hecho 6.000 de estas monedas. ¿Quién se gasta 67€ en 10€? Las personas que están metidas en esta afición», expone.

Mariano Villafranca (izquierda) cierra la venta de unos sellos a Paco Martín, coleccionista. C. R. E.

Entre ellas, Paco, que atiende con detalle, pero que tiene prisa. Es coleccionista y ha acudido a comprar unos sellos. «Yo llevo ya 50 años en esto, que es un hobby», indica, tiempo en el que ha podido adquirir algunos ejemplares casi únicos. Empezó mientras regentaba un camping, en los años 70, y comenzó a acumular monedas particulares en un cajón. «No es el valor, porque no tienen valor. Tienen tantísimos años que ya no lo tienen, pero tienen valor histórico para mí. Con los sellos pasa igual», exterioriza, para más tarde afirmar que tiene monedas «de todo el mundo». «Yo me he gastado muchísimo, es un capricho», reconoce.

2.000 años de historia en la mano

Mariano saca con cuidado los sellos que tenía guardados para Paco y cuadran la cuenta. «¡Que no se arrugue!», advierte a su cliente. El mismo celo pone con las unidades monetarias. «Los coleccionistas traen su lupa. Como vean que tiene un 'arañacillo', ya no la quieren», argumenta. De repente, otra moneda está sobre el mostrador. Aunque ennegrecida y con la huella del tiempo sobre el metal, se mantiene en buen estado. «La conservación es importantísima», insiste Villafranca mientras posa su iris cristalino, enverdecido en torno a la pupila, sobre esta última pieza. «Esto son sestercios romanos. Tienen 2.000 años y es una moneda muy bien conservada. Esto -voltea el ejemplar- son emperadores romanos. Cada una es de un emperador diferente. Es una joya», subraya, tras comprobar que, en este caso, la unidad exhibe a Gordiano. «Tiene una cara de mala leche...».

Prefiere no indicar la tasación de estas piezas, aunque sostiene que los coleccionistas lo conocen, al igual que saben que dispone de otras monedas de valor similar. Su filatelia también encierra billetes, de lugares variopintos y distintas épocas. Muestra como ejemplo un billete de cien pesetas de 1925, entre otros. «Hay muchas a las que le tengo afecto, pero a mí las primeras monedas que más me gustan fueron las griegas, porque ellos, que fueron una civilización tan avanzada e inteligente, pensaron que, por ejemplo, para que conocieran a Alejandro Magno desde Cádiz hasta la India se grabase su rostro en las monedas. De ahí le han copiado todos, inclusive el rey actual», expresa. Más certero es al indicar la más valiosa, que para él es «el centén de oro, del Imperio Español». «Esta moneda no tiene precio».

Sestercio romano. C. R. E.

Amistad más que clientela

«Esto es un entretenimiento -abunda-. Yo no he trabajado y yo no tengo clientes, sino que tengo amigos», subraya. Lo sugiere un cartel en la puerta y lo ratifican quienes pasan por el local. «La clientela es má amplia de lo que parece. Por este sitio tan pequeño pasa más gente que en el Corpus», apunta Paco Martín antes de despedirse. «Y todos unos caballeros», puntualiza Mariano, quien sostiene que por El Galeón pasan «desde un capitán general hasta un señor que barre, o un catedrático de Universidad». Personas de Granada, Melilla, América o, incluso, Japón, que confían en su criterio. «Esto es una profesión muy especial; no se aprende en ningún sitio. Se aprende estando en el mundo, viajando», afirma Villafranca.

No solo coleccionistas visitan su negocio, sino también quienes encuentran una pieza que puede ser de valor y pretenden venderla. «Pasa mucha gente y llama por teléfono. Yo les atiendo lo mejor posible. Unas veces acierta uno y otras no, porque lo que para unos es alimento, para otros es veneno. Cuando viene un señor con una moneda que cree que vale una fortuna, y se le dice que esto se lo puedo regalar, se cree que me estoy riendo de él. Es muy difícil», describe.

-¿Cuál es la pieza que le falta?

-Ninguna en concreto. Es lo mismo que la madre que tiene cinco hijos, que quiere a los cinco lo mismo. ¿Qué dedo de la mano le van a cortar a usted que no le duela? Las quiero todas.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

ideal El arte de poner valor a monedas de hasta 2.000 años en Granada