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El auxiliar de seguridad del Hospital Materno Infantil de Granada presuntamente agredido hace dos semanas por varios familiares ha presentado otra denuncia ante la Policía Nacional. En ella expone cómo uno de esos atacantes ha acudido posteriormente al centro hospitalario preguntando por él, tal y ... como le han contado sus compañeros. «Me está buscando», explica a IDEAL el afectado, que aún se encuentra de baja médica. Está convencido de que va a tomar represalias contra él: «Tengo miedo, estoy nervioso y sufro ansiedad desde lo que pasó».
Ha sido derivado al psicólogo ante el «pánico» que siente tras la supuesta agresión física y las amenazas, por lo que pide una orden de alejamiento. «No sé si me buscan para pegarme un tiro en la cabeza, darme una puñalada o buscar un acuerdo, pero estoy en un sinvivir», detalla el auxiliar de seguridad. Sigue tomando medicación para la ansiedad y admite que es incapaz de dormir bien. «He tenido que poner cámaras de seguridad en mi casa e irme a vivir temporalmente a otro sitio. Temo por mi familia, por si me siguen», señala.
El primer ataque denunciado se produjo el pasado 4 de junio. El trabajador se encontraba en el control de acceso con otro vigilante cuando entraron cinco personas para conocer a un bebé recién nacido. Les explicaron el protocolo de acceso: pueden pasar solo dos acompañantes de 18.00 a 20.00 horas. Se marcharon quejándose.
Regresaron poco después, cuando el denunciante se encontraba solo, ya que su compañero se había marchado a hacer una ronda. Entonces, según consta en la denuncia, accedió una mujer que sí cumplía los requisitos para acceder. «Al verla, uno de ellos entró y la llamó puta, guarra y asquerosa. Decía que no les dejábamos entrar por ser gitanos», expone el escrito. La mujer «rompió a llorar» y el ambiente siguió caldeándose. «Se dirigió a mí y me llamó hijo de puta y cabrón. Decía que me iba a matar, a cortarme el cuello, y no iba a trabajar más. Y que tuviera cuidado con el coche», cuenta el denunciante.
El presunto ataque pasó de ser verbal a físico, con un intento de puñetazo que el auxiliar de seguridad logró esquivar. Entonces, siempre según la denuncia, entraron dos mujeres, familiares del presunto agresor, que le propinaron «patadas». Un testigo intentó paralizar el ataque, sin éxito. «Salí corriendo por la escalera, me escondí en una habitación abajo y llamé a la Policía», apostilla. Tuvo que ser trasladado al Hospital de Neurotraumatología y Rehabilitación de Granada para ser asistido de sus heridas. «Hacían el gesto de cortarme el cuello y dispararme con una pistola, estoy asustado», lamenta.
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