El Ayuntamiento se asomó al abismo en 2018. Mientras Granada se sacudía la imagen del alcalde Torres Hurtado detenido entre cartones, a los despachos de la Plaza del Carmen seguían llegando informes que cuestionaban la gestión de las arcas municipales. En uno de ellos, la ... Cámara de Cuentas advirtió de que la capital había incumplido todos los planes de ajuste en un lustro y su sostenibilidad estaba en riesgo. Más tarde, el toque de atención llegó desde el mismo Ministerio de Hacienda. En una carta dirigida al Consistorio, el gabinete dirigido por Cristóbal Montoro reclamó esfuerzos a la capital, que tardaba más de seis meses en pagar las facturas a sus proveedores. Ya se hablaba de intervención, de la llegada de 'hombres de negro' al consistorio. El pleno aprobó entonces un plan de ajuste que durante el último lustro ha limitado las inversiones al mínimo, volcando los ingresos hacia el mantenimiento de los servicios públicos, la reducción de la deuda con proveedores y la amortización de préstamos.
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Casi cinco años más tarde, la economía de Granada sigue atada de pies y manos;pero los nudos empiezan a deshacerse. El periodo medio de pago a proveedores suele rondar los 85 días, la deuda es menor y, gracias a los fondos europeos llegados a través de los planes de recuperación, la ciudad afronta nuevas obras y proyectos de calado como el lago artificial, la zona de bajas emisiones, el nuevo plan de turismo o la rehabilitación de la iglesia de San Luis.
En este contexto, y a unos meses para que finalice el plan de ajuste, el equipo de gobierno cree que es momento de tener un gesto con los granadinos. El viernes, en un pleno extraordinario, defenderá una bajada del 2% en el recibo del impuesto de bienes inmuebles (IBI). Propondrá también la bonificación del 100% de las tasas de actividad económica para quienes emprendan un nuevo negocio. Además, bonificará la tasa de edificación y obras a quienes retiren materiales contaminantes o utilicen materiales reciclados en sus construcciones. Esto no afectará a las actuales ayudas, como el IBI social.
Paco cuenca
Alcalde de Granada
La modificación de las ordenanzas fiscales para 2023 estará incluida en un punto de urgencia en el orden del día de la comisión de Economía que se celebrará mañana lunes, y llegará a pleno el viernes. La iniciativa ya tiene el visto bueno de los técnicos de las distintas áreas.
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«El Ayuntamiento ha cumplido, llegamos al final del plan de ajuste en una situación de cumplimiento exhaustivo», reitera el alcalde, Paco Cuenca. «Tenemos buenas cuentas y planes extraordinarios que nos están permitiendo cofinanciar, con fondos europeos, más de 20 proyectos. La financiación está garantizada con fondos propios. Estamos en un contexto de estabilidad y eficacia, y hay que tomar medidas que palien la situación de las familias granadinas que no pueden llegar a fin de mes y las que tienen pequeños negocios», añade el regidor. «Esto no había pasado nunca en el consistorio en la historia reciente».
Según los cálculos de los técnicos municipales, la bajada del IBI –por primera vez, insisten– se percibirá en 229.938 facturas que se emitirán durante el próximo año. Es el impuesto, con fracción municipal y estatal, que más afecta a los ciudadanos. La bajada del 2%, dejando el gravamen en un 0,639%, implica que las arcas municipales dejen de ingresar un millón y medio de euros.
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En paralelo, en un escenario económico incierto para 2023 a consecuencia de la crisis energética y el incremento de la inflación por la guerra en Ucrania, el alcalde señala como prioritaria la ayuda a los nuevos negocios. Para fomentar el emprendimiento, que los granadinos levanten por primera vez la persiana de su empresa, bonificará al 100% la cuota tributaria en materia de actividades. Ningún ciudadano de la capital tendrá que pagar la tasa de actividad económica, lo que implica una bajada de ingresos de alrededor de un millón. «La mejor manera de activar la economía es que vengan empresas a traer actividad», subraya Cuenca.
Por último, el Ayuntamiento bonificará la tasa de edificación y obras para quienes utilicen materiales reciclados en sus construcciones o eliminen elementos contaminantes. «La ciudad apuesta por impulsar la economía circular en el sector de la construcción. En nuestra ciudad existen múltiples edificios con una antigüedad superior a los 40-50 años, y esto supone un reto», explica el alcalde. Es necesario reciclar los residuos fruto de las rehabilitaciones de esas viviendas durante los próximos años. Hay pocos recursos públicos para este fin y, con la bonificación, el equipo de gobierno quiere animar a las constructoras a apostar por la sostenibilidad. En este caso, la bonificación supone que la ciudad pierda 70.000 euros el próximo año.
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En total, las bonificaciones supondrán para las arcas municipales un descenso de 2,5 millones, aproximadamente, en el capítulo de ingresos por recaudación de impuestos. «Tomamos estas decisiones con dos criterios. El primero es activar la apertura de empresas, echar una mano a los pequeños negocios y comercios para que inicien sus actividades. Y el segundo, bonificar a todos los granadinos el 2% de IBI», subraya Cuenca.
La economía municipal, que se asomó al abismo en 2018, se despedirá del plan de ajuste en unos meses. Con este horizonte, el Ayuntamiento ya tiene colchón para bajar los impuestos tras años de subidas –un 29% en 2004, otras menores de ahí en adelante– y congelaciones. Es lo que defenderá el PSOE ante los grupos municipales a lo largo de la semana.
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