Crecen las grietas en los arcos de Santa Fe y una decena de viviendas sufre daños exteriores

A las tres de la madrugada, el Ayuntamiento informó a través de sus canales de comunicación del cierre por precaución de los centros educativos, hasta que se completaran las tareas de inspección. Está previsto que abran mañana con normalidad. El mensaje corrió oro Whatsapp y en los corrillos. El propio alcalde, Manuel Gil, desde la plaza del municipio, coordinó de madrugada el operativo para atender a un municipio aterrado. Abrió parques y campos de fútbol para quienes quisieron pasar la noche lejos de sus casas, algunas antiguas y poco preparadas para temblores como el del 26 de enero, fecha que ya es historia en la localidad. Fue noche de mantas, alguna hoguera, y pequeñas siestas en los vehículos.

Francisco, a sus 56 años, no recuerda nada similar a lo de anoche. El prefirió irse a la cama, «y que sea lo que Dios quiera». Los más ancianos se refugiaron en casas y coches de sus hijos y hoy hacen recuento de daños. Hay alguna farola dañada, al menos dos chimeneas caídas, una calle acordonada por los daños en una vivienda, grietas y azulejos caídos en las más antiguas.

Y mientras siguen los trabajos de evaluación y retirada de escombros, otro terremoto. A las 11.39 ha vuelto a temblar el suelo, en un seísmo que se ha sentido no solo en los edificios, sino a pie de calle. Ha habido ya una treintena de réplicas desde los temblores que anoche sacaron a los vecinos del sofá.

Anoche, Protección Civil tuvo que hacer labor pedagógica y de acompañamiento. José Luis Peinado, jefe de Protección Civil, explica que hasta las seis de la madrugada estuvieron junto a los vecinos y convenciendo de que no tenían que salir del municipio. Atendieron a niños y personas mayores. Se abrió el campo de fútbol y varias familias pasaron la noche en la Avenida de América.

El alcalde participa a esta hora en una reunión en la sede de la Subdelegación del Gobierno. Es aún pronto para hacer balance de todos los daños. No ha habido ninguno humano.