Bobadilla reclama en la calle más atención para un barrio que se siente «aislado»

Allí se colocaron ocupando el ancho de la calzada para no dejar pasar un solo vehículo en ningún sentido. Con pitos y carteles en los que denunciaban el «abandono» institucional que sufren (»Bobadilla existe», se podía leer en ellos) permanecieron bajo el sol sin moverse más de una hora, lo que acabó provocando una larga cola de camiones, furgonetas e incluso de alguna línea de autobús interurbano.

El presidente de la asociación de vecinos Bobadilla-San Isidro, convocante del acto de protesta, explicó a IDEAL que hay una «dejadez» generalizada con respecto a un barrio en el que, recordó, viven varios cientos de familias «que también tienen derechos», dijo. «Hemos decidido hacer esta protesta para tratar de llamar la atención de las administraciones porque vemos que cada vez estamos más aislados. Más que indignados, estamos cansados ya de ir a las juntas de distrito y que solo recibamos respuestas evasivas o que nos hagan caso solo en las cosas que menos nos preocupan», enfatizó Víctor García, quien explicó que son varios los problemas que tienen y desde hace décadas. «No es una cosa de esta Corporación, viene de mucho tiempo atrás», aclaró.

A tenor de las quejas, son un ramillete de inconvenientes los que tiene vivir en Bobadilla. Quizá el más importante sea su convivencia obligada y diaria con los vehículos pesados y con la acequia gorda, que discurre junto al barrio. El primero de estos problemas quedó ayer evidenciado diez minutos después de haber cortado la calle, donde se fueron acumulando camiones, uno detrás de otro. Se llegaron a juntar media docena en apenas minutos.

Su paso por allí es recurrente, tanto con destino a Churriana, como a las grandes empresas, de alimentación o de contenedores, que se ubican justo en esta zona. El trasiego es total. Hasta hay un aparcamiento de este tipo de vehículos. Una vecina criticó el ruido que hacen, pues estos pasan pegados a las casas que, por ejemplo, van paralelas al camino de la Azucarera. Pero lo peor es andar sin aceras por el camino de Purchil, donde vecinos que viven en el cortijo Caramelo tienen que «jugarse la vida» cuando van a comprar o a la parada de autobús.

Frente a ella se encuentra la acequia gorda. El barrio lleva años tratando de que en el Ayuntamiento la cubra para no tener que soportar más «malos olores», la cantidad de «mosquitos» que atrae este canal de riego o el riesgo que estar al aire libre. «Pero nos dicen que no es de su competencia. Y que no pueden hacer nada», explica María José, que sostenía ayer una pancarta denunciando el 'olvido' del barrio.

«Es un aburrimiento: o no nos responden o nos dan respuestas que son un chiste», explicó a IDEAL, que de ejemplo puso el que el soterramiento solo esté previsto hasta la Chana, un barrio con el que sueñan estar mejor conectados. Por ejemplo, con más conexiones de autobús. Otra de las grandes reivindicaciones de unos vecinos que tuvieron que mostrar su enfado cortando por una hora y media un tramo de la carretera de Málaga, primera protesta de algunas más que están previstas. El objetivo:«Que se sepa que la Bobadilla existe», concluye García