En la asociación de pacientes ostomizados de Granada. Ariel C. Rojas

«La bolsa me ha dado la vida»

Un cáncer empujó a una ostomía a Vicente, que como presidente de AOGRA pide baños adaptados para dar «intimidad» a los 300 pacientes nuevos al año en Granada

Lunes, 27 de enero 2025, 00:09

Hubo una época en la que Vicente López sangraba cada dos por tres. El médico le recetaba una crema «y a seguir». Pero aquello no cesaba, así que pidió que lo derivasen por Urgencias. Le hicieron una retroscopia y resultó que tenía cáncer. Corría el ... año 2013. Empezó entonces una tediosa rutina de quimioterapia y radioterapia que concluía con una intervención, aunque a esto último se negó casi hasta el último momento. «Yo me sentía tan bien después de la quimio y la radio… Hacía vida normal, hacía deporte. No entendía por qué tenía que meterme en un quirófano. Además, me dijeron que la bolsa era para toda la vida y pensé: con los avances tecnológicos que hay hoy, no puede ser», comparte con IDEAL.

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Desde hace dos años, este granadino preside la Asociación de Ostomizados de Granada (Aogra). Sí, al final se operó, se 'colgó' la bolsa. Él siempre ha sido «muy positivo» y eso le ayudó «mucho» para aceptar su nueva realidad. Sus necesidades cambiaron. Para los pacientes nuevos «nunca es fácil». El proceso de adaptación es «largo». De golpe, nacen miedos e inseguridades que nunca antes habían imaginado; sienten «vergüenza». Pero a Vicente, el tiempo le ha demostrado que «no pasa nada». Al principio, se sentía «incómodo», pero ahora va a la playa con la bolsa y no le importa que le vean. «No contagiamos».

Actualmente, hay cinco fabricantes y varios modelos. Más duros, más blandos, más pesados, más ligeros, abiertos, cerrados… «Es un mundo. Por eso yo a los nuevos siempre les digo que no sean conformistas, que prueben todos los que puedan. Ahora hay enfermeras ostoterapeutas que pueden ayudarnos a encontrar la mejor bolsa para cada uno», explica Vicente, que hace tiempo encontró la suya y hoy vive «tranquilo». Eso sí, los ostomizados desde el primer momento tienen una hernia abdominal, «así que el deporte, poquito a poco». Correr, nadar o andar en bicicleta son opciones –deportes de contacto, no–, pero se necesitan «pautas muy controladas» y «mucha paciencia».

Para «quitarle hierro al asunto», Vicente dice que los ostomizados son «afortunados». «Si a alguien le da un apretón, tiene que salir corriendo. Nosotros, tenemos la bolsa; cuando tenemos un rato, la vaciamos y listo. Además, tiene partículas de carbono activado. Deja salir el aire pero no el olor. Y es muy pequeña, no condiciona tanto a la hora de vestir», apunta. Son ideas que defiende con firmeza en el centro cívico del Zaidín, donde la asociación ofrece actividades y formación sobre el manejo de la bolsa cada martes y jueves. Aunque su principal es la necesidad de más baños adaptados.

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Según la Federación de Personas Ostomizadas de España, en la provincia solo hay cinco baños adaptados: en los hospitales Virgen de las Nieves, Clínico San Cecilio y Santa Ana de Motril; en el Estadio de la Juventud, en la capital, y en el Aeropuerto Federico García Lorca. Cinco baños. En primavera se sumará un sexto con la inauguración de la nueva sede del Colegio de Enfermería, y aunque es una buena noticia, siguen siendo «pocas» las opciones teniendo en cuenta que, cada año, cerca de 300 personas se someten en Granada a esta cirugía que da salida al contenido intestinal.

La asociación granadina lleva años intentando que los baños adaptados para ostomizados ganen terreno. La propuesta se extiende a centros comerciales, como el Nevada y El Corte Inglés, aunque lo «ideal» sería instalarlos en edificios públicos como el Ayuntamiento de Granada, la oficina de Turismo, la estación de tren o la Alhambra. Vicente explica que, en un baño normal, los ostomizados «tienen que agacharse para vaciar la bolsa en el retrete» y «lo suyo es que esté a la altura de la cintura». De primeras, sobre todo, se pasa «vergüenza». Los pacientes pueden hacer vida normal, sí, pero tienen «dignidad» y merecen «intimidad».

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