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Todos los que conocen a Owen García suelen destacar lo mismo: es un torrente de ideas, su cabeza no para un segundo. Siempre está planeando algo. Y suma además la cualidad de ser capaz de contagiar para su causa a cualquiera que le escuche. Así logró reunir a quinientas personas -incluidos el alcalde de entonces y Rosa López- para darle un abrazo multitudinario a la Alhambra. Buscaban fondos para participar en las Olimpiadas de policías y bomberos que se celebraban en Quebec (Canadá) en 2005, una expedición que él mismo coordinó. La experiencia fue tan positiva que trató de organizar uno de estos encuentros olímpicos en Granada, aunque la idea no terminó de materializarse. También de su mente ha salido la carrera de escaleras que se celebra en Sierra Nevada y que suma ya tres ediciones. Y ahora lidera la organización de los eventos para celebrar el bicentenario del parque de Bomberos de Granada, el más antiguo de España. Se celebra en 2020 y ya han puesto en marcha el concurso de cocina Bomberchef para ir promocionando la efeméride.
Detrás de esta mente en forma se encuentra el físico de un atleta. Owen García es bien conocido también en el mundo del baloncesto, al que se dedicó de forma profesional unos años. Jugó con varios equipos y vivió incluso un ascenso a Liga EBA. Una lesión le obligó a colgar la camiseta, pero no le apartó de las canchas, porque fue preparador físico del Covirán. Esa vinculación con el baloncesto la mantiene todavía hoy, porque juega cada día a la canasta en casa, en el parque de bomberos, en la liga del Patronato de Deportes y en cualquier torneo que se le ponga a tiro. Y dicen de él que es un alero tirador, de los buenos.
Esa pasión por el aro la comparten sus hijos, María y Owen. Curiosamente, a la hija mayor, que ahora vive en Berlín, la llamaban también 'Owen' cuando saltaba a la cancha. Antonia, su mujer, es quizá la menos aficionada del clan, porque ella era más de deportes individuales.
Owen y Antonia se conocieron cuando ambos estudiaban Educación Física, él en Granada y ella en Barcelona. Corría el año 1986 cuando se organizaron unas jornadas de encuentro de facultades de Inef en Granada. Aquello fue un amor a primera vista en toda regla. Durante los cuatro días que duró el encuentro, ambos decidieron dejar a las parejas que tenían entonces y comenzar un proyecto juntos que sigue hasta el día de hoy. Cuentan sus amigos que Owen tenía mucho éxito entre las chicas en su etapa de jugador de baloncesto -lucía larga melena entonces-, aunque se retiró de esa 'liga' muy pronto, al conocer a su mujer.
Decidieron acabar la carrera juntos en Granada y tuvieron a su primera hija muy jóvenes. En busca de oportunidades laborales se marcharon a Barcelona, donde Owen siguió ligado al baloncesto, pero tras su lesión decidieron regresar a Granada. Él ya había conocido a Antonio Franco, jugador de baloncesto y jefe del parque de Bomberos. Fue él quien le animó a hacer las oposiciones, que aprobó en 1996. Y ahí surgió otra de sus pasiones, además de su familia y el deporte.
Sus colegas destacan que es un bombero vocacional, que ama lo que hace. Comparte a un grupo compañeros en el mismo turno desde hace veinte años; no hace falta explicar que se llevan bien. Juntos pasan horas de acción y fatigas, pero también tiempos muertos en los que siguen haciendo prácticas y aprendiendo. No tienen quejas de él, aunque no está en el grupo de los mejores cocineros del parque -ellos mismos se cocinan cuando están de turno-. Todavía le gastan bromas por un potaje de bacalao con garbanzos que 'pergeñó' en una ocasión. Tan salado estaba que acabaron comiendo pan con aceite. Aunque su buen humor puede con esas bromas, y alguna más. Sin embargo, en su casa afirman que los arroces se le dan cada vez mejor.
Owen es el segundo de cuatro hermanos, todos varones. Kenan, Owen, Sadok y Aaron fueron los nombres elegidos por su padre, maestro de profesión que ejerció en el pequeño municipio de Albondón, del que llegó a ser su alcalde. Dicen que Owen ha heredado su carácter, siempre enfrascado en distintos proyectos y muy 'relaciones públicas'. Él y sus hermanos perdieron pronto a su padre y estudiaron en un internado en Zaragoza, donde compartieron peripecias. Tras probar con otras carreras, Owen se decantó por la Educación Física. El amor por el deporte y la naturaleza, le acompañan hasta el día de hoy. Así, además de destacar que su mente está en constante ebullición, quienes le conocen destacan también que se mantiene muy en forma. Como para que no se le noten los 54 años que lleva a sus espaldas.
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