Lisbeth, Alberto y Rafa cuchichean nerviosos. En el pupitre hay un sudoku 'especial' que deben resolver juntos. De repente, levantan los brazos al aire, como Topuria al vencer en el ring. «¡Lo tenemos!», exclaman sonrientes. Los tres alumnos del Granada College forman Supermates, uno de ... los 80 equipos de centros de la provincia que este sábado compiten en la Olimpiada Matemática Thales, en el Colegio Regina Mundi. Sí, sí. Han leído bien: es sábado y han venido a hacer un examen de matemáticas por pura diversión. Ese golpe no lo vieron venir.
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«Esto es la caña. Vienen nerviosos, con ganas de hacerlo bien, con mucha talento e ilusión». Marga García, profesora de los Agustinos, es la coordinadora de este particular reto. «Trabajando matemáticas un sábado, ¡un espectáculo!». Estas olimpiadas son mucho más que un examen. De hecho, tienen bastante de juego y de aventura. En esta edición participan 580 escolares de entre 11 y 13 años. Los de 6º de Primaria (240 alumnos) lo hacen en equipos de tres y los de 2º de ESO (280), de manera individual. La prueba también se celebró en la sede de Motril, en el CEIP Cardenal Belluga, con 30 alumnos de Primaria y 70 de ESO. «Y todo sería imposible sin la implicación del profesorado, voluntarios que vienen a vigilar las aulas».
¿Y en qué consiste la prueba? Los de 6º de Primaria tienen tres desafíos: Equipo, en el que deben resolver una serie de problemas juntos; Velocidad, en el que cada miembro se pone en la piel de un personaje y recibe una información particular con la que podrán encontrar la solución al misterio; y Relevos, en el que se van turnando cada cinco minutos para continuar un mismo problema.
En el caso de los mayores, la prueba es un examen al uso, pero con preguntas muy originales. «Todos son problemas en los que si dedican tiempo a pensar pueden encontrar diferentes soluciones –explica García–. De hecho, hay un premio a la originalidad en la resolución de un problema. El año pasado nos dieron una solución en una línea, cuando les damos un folio entero para que respondan. ¡Qué belleza!».
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Uno de los profesores voluntarios es Pablo Flores, ya jubilado, que lleva en las Thales desde 1970. «Casi desde su creación», dice. «Esto es una manera de que compartamos los profesores, eso es importante. Y que vengan los chicos un sábado con esta alegría, eso es lo sorprendente». En su aula están Alba, Victoria y Marboré, Las Granaínas del Cristo de la Yedra, vestidas con sudaderas de Harry Potter. «Un poco de magia no viene mal», ríen. Carmen, Marcelo y Alberto, Los xto Dílar del Ceip Federico García Lorca, traen unas camisetas amarillas con fórmulas matemáticas impresas. «¿Fácil? Pues no lo sé, todavía no hemos empezado. Pero nos hemos preparado bien», afirma Jesús, del Virgen de Gracia.
La preparación, aseguran, es muy divertida. Porque hay tantas estrategias como grupos: compartir datos, repartir tareas, organizar el tiempo... Al otro lado, los mayores, deben jugar solos. Sus aulas, con las cabezas concentradas en el papel, sí que parecen un examen 'habitual'. Eva, antes de empezar, confiesa entre risas que no sabe muy bien lo que hace aquí. Álvaro, de las Mercedarias, llega muy preparado: «Me he mirado pruebas de otros años... hay algunas muy complicadas, a ver qué tal nos va». Pablo, del Carmelo, repite el gesto de Topuria, levantando el puño desde el pupitre. «Esto va bien».
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Dice la propiedad conmutativa que el orden de los factores no altera el resultado final. Quizás hoy –y solo hoy– podamos llevarle la contraria con argumentos de sobra: es sábado y hay 580 niños y niñas haciendo matemáticas. ¿Quién ganará? Eso lo averiguaremos en unos días, cuando los profesores corrijan las pruebas. Lo que sí sabemos es que las cinco mejores calificaciones de Secundaria recibirán un premio que otorga la Fundación Unicaja y que competirán en la fase regional de Thales, en Sevilla, del 9 al 12 de mayo. Los mejores de Sevilla conseguirán el pase a la fase nacional. En Primaria ganarán dos equipos y esos seis chavales serán los que pasen a la fase regional y participarán, directamente, en la fase nacional.
«Con el tiempo, podrán contar que participaron en las Olimpiadas Matemáticas. Eso mola, te lo podemos decir casi todos los profes que estamos aquí... ¡Yo participé en el 89!», termina Marga, entre risas.
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Lucía está muy seria. Su pupitre está junto a la ventana, por donde ve cómo llueve sin parar. Está distraída, dándose golpecitos con el bolígrafo en el labio. «A veces la cosa se pone muy complicada... esto es una olimpiada», susurra el profesor. Lucía entonces altera la órbita del boli y lo hace chocar con el cristal. Y así, como si se hubiera encendido una lucecita, continúa la carrera. «Pero estos saben latín», bromea el profesor.
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