El cabecilla del clan que extorsionó a una viuda en Granada es un vecino de Jayena

El líder de este grupo ya fue detenido en Francia hace tres años por tráfico de drogas, concretamente, marihuana. Tiene treinta y cuatro años y en Jayena, su pueblo natal, es bastante conocido, aunque a lo largo de estos años se ha movido por distintos puntos. Además, hace un tiempo regentó un negocio de compraventa de vehículos en el Polígono Asegra. De hecho, con el fin de despistar a la viuda, le había pagado con dinero falso 15.000 euros por la compra de un vehículo, cantidad con la que la mujer iba a completar la deuda que él mismo estaba reclamándole por otro lado.

Tanto él como los otros tres supuestos delincuentes, de nacionalidad albanesa, ya están entre rejas tras caer en una trampa que les tendió la Benemérita en Armilla. Acudieron a una cita pactada con la víctima para cobrar los 150.000 euros, pero lo que les aguardaba era un dispositivo de agentes camuflados de la Guardia Civil.

En un primer momento fueron capturados dos de los integrantes de la banda; los otros dos, al ver a los agentes, huyeron. Uno de ellos fue interceptado muy cerca del supermercado, mientras que el otro accedió al interior de un centro comercial, en cuyos baños se atrincheró.

La mujer llevaba sufriendo un calvario desde octubre de 2023, recibiendo mensajes telefónicos que le exigían el pago de la supuesta deuda, robos en su vivienda, daños en su vehículo y amenazas constantes.

Se da la circunstancia de que su marido falleció hace un año de forma muy violenta. Fue asesinado a tiros cuando conducía un tractor en una finca de su propiedad en Jayena. Dos personas, un padre y su hijo, fueron detenidos y encarcelados por ser los presuntos autores del crimen. Los supuestos pistoleros, que todavía no han sido juzgados, tuvieron la sangre fría de rematar a la víctima con un disparo en la cabeza. Lo hicieron delante de varios testigos a los que intimidaron para que guardasen silencio. El móvil del mortal ataque nunca llegó a estar claro.

El fallecido, de 40 años, tenía un bebé de pocos meses y su pareja estaba a punto de dar a luz a su segundo hijo cuando murió. La familia residía en un municipio del área metropolitana y la mujer, que parió poco después de la tragedia, se refugió allí para pasar el duelo. No pudo: iba a tener que hacer frente a una nueva pesadilla.