Las cachimbas, un regalo envenenado

A ese estruendoso toque de atención se ha sumado ahora Manuel Martín, el Defensor de la Ciudadanía de la capital, institución que ha llevado a cabo una investigación después de recibir varias quejas sobre esta cuestión. Y las conclusiones de Martín son prácticamente idénticas a las de los servicios sanitarios que denunciaron la 'epidemia'. «El uso de los cachimbas está en pleno auge debido a su imagen de aparente inocuidad, pero pueden ser incluso más dañinas para los pulmones que los cigarrillos tradicionales», resaltó el Defensor. Lo peor, agrega, Martín es que la utilización de estas pipas se está dando «en edades precoces», a pesar de que están prohibidas a los menores de 18 años. «Es una infracción grave», precisó.

Por ello, el Defensor pide a los padres que «mantengan a sus hijos alejados de las cachimbas, que no fumen delante de ellos y, sobre todo, que no les dejen probar». Además, reclama a las autoridades un mayor control «de su consumo en locales de hostelería, pudiendo incluso ordenar su restricción», apuntó Martín.

Creencias dañinas

Los médicos que lanzaron la alerta sanitaria habían constatado que había críos de ocho o nueve años que usaban cachimbas. De hecho, mantuvieron encuentros con los vecinos para informales de los peligros que conlleva ese consumo por parte de menores.

Los facultativos son conscientes de que este problema nace y crece en el seno de las propias familias, esto es, en el ámbito privado, lo que dificulta la labor de atajarlo. Por eso lanzaron la alerta sanitaria: pretendían sacar a la luz una conducta claramente perniciosa para los niños y adolescentes. En este sentido, se han esforzado en desmontar mitos dañinos como ese que afirma que las cachimbas son 'sanas'. «Se tiene una falsa creencia de que el uso de la inhalación de las pipas de agua no es perjudicial, ya que, aparte del tabaco que se puede añadir, llevan otras sustancias que también son perjudiciales para la salud (conservantes, aromas y aglutinantes)», detallaba la alerta sanitaria.

Además, los médicos y pediatras de Cartuja recalcan que la utilización de las cachimbas «puede generar adicción al normalizar el hecho de fumar y favorecer el consumo de cigarrillos y otras sustancias». En otras palabras, que las pipas de agua son la vía de entrada a hábitos tóxicos. También señalan que el «empleo de carbón en la combustión» incrementa la exposición al nocivo monóxido de carbono.

Así las cosas, reclaman a los padres responsabilidad y les piden que mantengan a sus hijos alejados «de las cachimbas, que no fumen delante de ellos y, sobre todo, que no les dejen probar».

Las alarmas saltaron tras comprobar los pediatras del Centro de Salud de Cartuja que el uso de las pipas de agua se estaba generalizando y normalizando entre los niños del barrio, sobre todo, indicaron las fuentes consultadas, en el tiempo de las comuniones. Muchos pequeños recibieron cachimbas como regalo en esa celebración de carácter religioso. Entonces, la preocupación cundió entre los profesionales sanitarios. Y persiste. El hecho de que el Defensor de la Ciudadanía de Granada haya difundido su propia alerta lo demuestra.

El 'enganche' a las pipas de agua no es exclusivo de las barriadas de la zona norte de la ciudad (y tampoco de Granada, el fenómeno se da en otras provincias andaluzas). Salud ha desarrollado periódicamente talleres de prevención en institutos del centro de la capital.