Una ventolera agita los árboles y hay nubes que amenazan con empañar una de las diez mejores estampas del mundo -palabra de National Geographic- la de Montefrío. El cielo gris va en consonancia con el estado de ánimo con el que ha amanecido este domingo ... el único pueblo de Granada que permanece confinado, por orden de Junta de Andalucía, tras decaer el estado de alarma.
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En la montefrieña calle Zanjón, María y Ana vecinas, se han asomado a sus puertas a charlar un momento, sin quitarse las mascarillas y después volverán a confinarse en casa. La imagen bien podría ser la de un domingo del primer estado de alarma de 2020 y contrasta radicalmente la multitud de fiesta que saludaba el fin del estado de alarma en el centro de Granada. En Montefrío las calles están desiertas y en la plaza principal del pueblo, la de la iglesia redonda, apenas se ven algunos mayores que han salido a pasear o comprar el pan. La única actividad es la de los pocos comercios esenciales abiertos y la de la iglesia, donde la gente entra y sale de misa.
«¿Pero sómos los únicos que nos hemos quedado cerrados, no estaba también Loja», pregunta Francisco Tirado, de 88 años a otro mayor del pueblo. «Impresiona ver este vacío en la plaza», dice el mayor que ha llegado en su moto y se queda con las ganas de tomarse el café en el bar. «Pues somos pocos y nos vamos a tener que ir», comenta con sorna otro tertuliano de la plaza, al ver que empiezan a caer las primeras gotas de lluvia.
«Ver el pueblo así me produce una mezcla de sentimientos. Por un lado una profunda tristeza pero por otro satisfacción al comprobar cómo los vecinos están cumpliendo el confinamiento y las normas. Tengo la esperanza de que vamos a salir pronto de esta, se va a revertir la situación rápido», asegura la alcaldesa de Montefrío, Remedios Gámez.
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Con1.788 contagios por cien mil habitantes, Montefrío, de 5.313 habitantes, tiene la segunda tasa más alta de Andalucía y está entre los cuatro únicos que mantienen el cierre perimetral. A pesar de las malas cifras, en el pueblo pensaron que el cierre perimetral iba a decaer también con el fin del estado de alarma e incluso que los negocios iban a poder abrir, porque así se lo habían comunicado a la alcaldesa desde la Junta, sin embargo, el BOJA publicado a la media noche sábado les dio la sorpresa.
El tercer confinamiento, el que más duele
«Con esta tasa es normal que nos cierren. La Junta lo ha pedido y mientras un juez no diga lo contrario así estaremos. Pero el día antes del BOJA nos dijeron que los negocios sí iban a poder abrir. Esto ha sido de locos, un estrés», recuerda la alcaldesa, que ha pedido a la Junta «instrucciones claras y por escrito para los pueblos confinados, «que no somos tantos» para poder transmitirlas con claridad a sus vecinos que no se aclaran con estas nuevas reglas. «Es que no hay homogeneidad, porque no todos los pueblos que superan la tasa mil están cerrados», recuerda.
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Desde que estalló la pandemia, Montefrío ha pasado ya por tres confinamientos. El primero fue el común a todos, el de marzo de 2020 y el segundo cierre perimetral tan solo duró una semana, en noviembre. Hasta ahora había logrado sortear las restricciones más duras, incluso cuando pueblos vecinos como Algarinejo estuvieron disparados durante semanas.
Y sin embargo, justo ahora que se veía la luz al final del túnel, les llega el tercer confinamiento. El que más les duele porque se han quedado solos y porque llega cuando menos lo esperaban por las esperanzas de reactivación que vislumbraban los negocios.
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«Nos ha llegado el bicho en el peor momento, cuando llega el bien tiempo, cuando se ha abierto el cierre perimetral de Andalucía y esperábamos que volvieran los turistas», lamenta la alcaldesa.
Un mazazo moral
Para los hosteleros, el cierre perimetral ha sido ya no solo otro golpe económico, que a esos ya se han acostumbrado un año después, sino un «mazazo moral». «Esto es un palo muy gordo. Estábamos ilusionados con la reactivación tras el estado de alarma. Los de los bares de Montefrío estamos ya que se nos va a ir la cabeza. A mi me cierran pero al final de mes me llega el autónomo», resume Susana Vigil, propietaria del bar El Cruce.
El presidente de la Asociación de Comerciantes de Montefrío, Juan Antonio Peregrina, que tiene un negocio turístico en la plaza del pueblo, coinciden en que, esta vez, están desolados. «Es muy duro cuando ya divisas el final del túnel ver que de repente tienes la peor situación de Andalucía y que el foco está aquí, somos conejillos de indias para ver qué va a pasar. Ahora estamos en las manos de un juez. Si abrieran Montefrío pero siguen cerrados comercios y bares sería aún peor, porque fomentarían que la gente se vaya fuera», analiza.
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El próximo martes 11 de mayo está previsto un cribado masivo y la alcaldesa hace un llamamiento a sus vecinos para que acudan y que se controle la situación de forma rápida. Remedios Gámez atiende a IDEAL en la puerta del Ayuntamiento, mira a la plaza vacía y lanza un suspiro que secundarían los regidores de todos los colores políticos: «Ay, este virus va a acabar con los alcaldes».
Sin embargo, se repone pronto e insiste en que hay que lanzar un mensaje de esperanza. «No podemos caer en la tristeza. Montefrío ha subido rápido y va a bajar rápido también, Vamos a dejar este cierre perimetral pronto. Volverán los turistas y tirarán del comercio y la hostelería. Es el momento además de que consumamos aquí y de que los montefrieños nos ayudemos más que nunca entre nosotros», concluye.
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