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Marta, Carmen María, Virginia, Carmen, Pedro, Rafael, (abajo) Pablo, Laura y Jorge, celebrando el 29 de febrero en el Ayuntamiento.
29 de febrero

Lo que cambia la vida de los bisiestos de Granada

Reunimos a nueve granadinos que relatan, con un humor admirable, su «especial» forma de contar los años. «La última vez tenía piernas. Ahora voy tan a gusto en este carro que me lleva a todas partes. ¡Y no sabéis lo que me ahorro en zapatos y podólogos!»

Jueves, 29 de febrero 2024, 00:05

La lluvia cae en la Plaza del Carmen sin miramientos, sin distinguir entre los que nacieron un día normal y los que lo hicieron un intermitente 29 de febrero. «¿Sois de los bisiestos?», pregunta una mujer al llegar a la puerta del Ayuntamiento. «¿Cómo dice, señora?», le responden. Unos metros más allá, la carcajada entre los paraguas es inevitable. «Es aquí –le dicen, alegres–. Los del cumpleaños». Es la primera vez que se ven en su vida, pero los bisiestos de Granada se saludan con cariño, con la complicidad de los que comparten el mapa del tesoro. «Estamos aquí porque somos especiales», asegura un zagal sin soltar la mano de su madre.

Entre los asistentes hay un tipo de bigote bonachón y boina de colores que atrae la mirada curiosa e inocente de los más pequeños. El hombre se llama Jorge Ávila y tiene 64 años, no, más bien son 16. «¿Que cómo ha cambiado mi vida desde mi último cumpleaños? Bueno, la última vez tenía piernas –dice–. Hace dos años perdí una y el año pasado perdí la otra...». El relato impresiona a todos los presentes, no solo a los niños. «Y mírame, ahora voy tan a gusto en este carro que me lleva a todas partes. ¡Y no sabéis lo que me ahorro en zapatos y podólogos!», exclama divertido, provocando una carcajada compartida y un aplauso sincero. Sí que son especiales.

«¿Que cómo ha cambiado mi vida desde mi último cumpleaños?»

La última vez que los bisiestos de Granada cumplieron años, lo de ir a comprar fruta con mascarilla y guantes era ciencia-ficción. Tampoco podían imaginar que antes de volver a soplar las velas habría guerra en Ucrania y en Gaza, que el volcán de La Palma entraría en erupción, que el telescopio James Webb se marcharía al espacio profundo o, por ejemplo, que habría robots capaces de crear textos y dibujos con un algoritmo.

Laura, Pablo y Marta.

«Tenemos que esperar cuatro años para celebrar el cumple. Eso es divertido porque lo celebramos a lo grande... pero también es un rollo porque hay que esperar muchos días, meses y años...», reflexiona Laura, que este 29 de febrero celebrará su segundo cumpleaños 'de verdad'. Es decir, que va cumplir 8 años, como Pablo, que cree –y no le falta razón– que le podrían regalar una Playstation 5 para compensar la espera. «Desde mi último cumple he tenido tres gatos: Misi, Misachiara y Marcelino», cuenta orgulloso.

En 2020, Marta Correa terminaba la Primaria y pasaba a la ESO. «Este año termino 4º de ESO y paso a Bachillerato, fíjate cómo ha cambiado la cosa desde mi cumple». Marta tiene 16 años, o sea, 4 bisiestos. «Lo bueno es que cuando sea viejecilla podré decir que tengo 14 o 15 años», ríe la adolescente, que tiene muy claro que de mayor quiere ser Guardia Civil. «Para nosotras celebrar un 29 de febrero es muy importante. Otros años también lo haces... pero no es igual».

Carmen María, Pedro José y Rafael.

Carmen María Domínguez recuerda perfectamente su último cumpleaños. «¿Cómo olvidarlo? Era 2020, no pudimos hacer la graduación de Fisioterapia porque hubo una pandemia, así que no nos fuimos a la Riviera Maya a tomar el sol... ¡Espero hacerlo pronto!», bromea. Este 29 de febrero, Carmen no solo celebra que cumple 7 años (28) «como Dios manda», también afronta uno de los años «más importantes» de su vida. «Una de las cosas más bonitas de este tiempo es que me fui a vivir con mi pareja y juntos vamos a abrir una clínica». La Clínica Ostos, fisio y dental, en la Plaza del Campillo. «El año se presenta espectacular».

Pedro José Delgado nació el mismo día que Carmen. «Decidí hace tiempo que yo solo cumplo años cada cuatro años. Quiero decir, que si me preguntas nunca digo 28 años, yo tengo 7», afirma sonriente. La vida de Pedro también ha cambiado radicalmente en este tiempo: «He pasado de estar en el pupitre del alumno a estar yo impartiendo clase de Física y Química». El lojeño, profesor en un instituto de La Cala de Mijas, no sabe lo que pasará de aquí al próximo año bisiesto, pero espera que una cosa permanezca como hasta ahora: «Que el Madrid siga ganando la Champions».

«Es muy divertido: cuando no hay 29, te felicitan el 28 y el 1. Cuando hay 29, te felicitan el 28, el 29 y el 1»

Rafael Ureña cumple 8 años, 32 palos. Él estudió Magisterio, pero entre que salen o no las oposiciones, se dedica al mundo funerario. «Desde el último cumpleaños hemos visto dos funerales de Estado, cosa rara», apunta. «El 29 hay que celebrar más que otros años. Yo siempre con mis padres y mi hermano, pero si alguien se quiere apuntar será bienvenido».

Virgnia y Carmen.

Virginia Zúñiga y Carmen Alarcón cumplen, sin lugar a dudas, 10 años. «¡No, 40 no! ¡10 años!», dicen partidas de risa. «Así se hace más llevadera la crisis». Virginia es enfermera y desde el último bisiesto ha sido mamá por segunda vez. «Lo bueno es que cuando llega el 29 todo el mundo se acuerda de felicitarte, hasta los que no te conocen». Carmen, nutricionista, está preparando un fiestón para el sábado. «Es muy divertido: cuando no hay 29, te felicitan el 28 y el 1. Cuando hay 29, te felicitan el 28, el 29 y el 1».

Los del 29 de febrero. F. R.

Hermanados por este 29 de febrero, los bisiestos escuchan a Jorge, el del bigote bonachón. «He trabajado en la enseñanza toda mi vida, en Madrid. Hace cuatro años, cuando perdí la primera pierna, me volví a Granada...». El relato termina en esa carcajada tan bonita y tan especial que esconde una lección humana y vitalista que cae sobre unos y otros sin distinciones, como la lluvia de fuera. «Tengo 16 años y espero llegar pronto a los 18, para ser mayor de edad... –termina Jorge– Porque, la verdad, la adolescencia se me está haciendo muy larga». Qué risa, el maestro.

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