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A. AGUILAR
El cambio climático acelera en Granada

El cambio climático acelera en Granada

Expertos advierten de sus efectos son visibles en tierra, mar y aire y urgen a tomar decisiones

Pilar García-Trevijano

Granada

Domingo, 21 de agosto 2022, 00:36

Por tierra, mar y aire. La provincia ha atravesado cinco olas de calor desde el mes de mayo. Las estaciones intermedias, el otoño y la primavera, pasan cada vez más desapercebidas. Las máximas de julio han subido siete grados en cincuenta años. El campo se ha enfrentado a su peor campaña desde 2015 por la sequía, los pozos de la Costa se salinizan por falta de agua, mientras que las lluvias no terminan de llegar. Eso sí, dos episodios de calima empeoraron las estadísticas de la calidad del aire y en el mar, las altas temperaturas y las deficiencias en la depuración han teñido de verde las playas por el crecimiento masivo del fitoplancton, además de provocar 'blooms' de medusas. Todas estas informaciones se han podido leer en este periódico en lo que va de año.

«Hace 15 años la cuestión era saber lo que pasaba. Ahora hay que trasladar los datos a la toma de decisiones»

Es difícil establecer un patrón que achaque estos fenómenos directamente al cambio climático. La provincia es pionera en el análisis del cambio global, pero las ramas de la ciencia que abordan su estudio son diversas. Sin embargo, expertos de la Universidad de Granada como Lucas Alados, catedrático de Física Aplicada y director del Instituto Interuniversitario de Investigación del Sistema Tierra en Andalucía (IISTA) Regino Zamora, catedrático de Ecología y coordinador científico del Observatorio de Cambio Climático de Sierra Nevada y Pedro Sánchez, catedrático del departamento de Botánica y director del aula del mar, insisten, cada uno en su área de conocimiento, que no faltan señales, a la vez que urgen a las administraciones a tomar medidas drásticas, pero sobre todo a informar y concienciar bien a la ciudadanía.

«Hace 20-30 años la cuestión era saber lo que pasaba sobre el cambio global provocado por el hombre en los ecosistemas de nuestro planeta. Ya se sabe lo que pasa, la necesidad de conocimiento y el monitoreo siempre estarán, pero ahora hay que trasladar la información existente a la toma decisiones. No podemos seguir con brindis al sol. Tenemos muchas normativas escritas, pero apenas se cumplen. Ahora la labor más importante es concienciar, y que el ciudadano asuma la realidad de lo que está pasando, y se sienta partícipe y protagonista en la formas de mitigar los impactos y adaptarse a las nuevas situaciones», destaca Zamora.

«Las macroalgas y las plantaciones de árboles no nos van a salvar. Tenemos que dejar de consumir»

Regino Zamora

Observatorio Sierra Nevada

«Consumir lo menos posible es vital. Cuesta en una sociedad que te impulsa cada vez a consumir más. Ni las microalgas ni las plantaciones de árboles nos van a salvar, solo nos pueden ayudar. La única cuestión es reducir al máximo la sobreexplotación de los sistemas naturales y las emisiones de gases de efecto invernadero, no hay otra», añade.

El observatorio de Cambio Global de Sierra Nevada ha instalado 60 estaciones en Sierra Nevada y ha creado una red de seguimiento para monitorear lo que sucede. Además, ha puesto en marcha un 'observatorio del clima' online, Climanevada, para que cualquier ciudadano pueda obtener datos climáticos, algunos se remontan incluso a principios del siglo XX.

Los cambios en Sierra Nevada

El análisis de los datos existentes ha revelado que se ha producido un aumento de las temperaturas en los últimos 50 años y la evolución de las precipitaciones «ha mostrado una disminución general». Ha llovido menos y el régimen ha cambiado.

Ahora casi todo el agua llega desde el mar Mediterráneo y no desde el Atlántico, lo que provoca que se acumule más nieve en la parte de la sierra que da al este y no al oeste, como ha ocurrido en este último año. «La cubierta de nieve dura menos, nieva más tarde y se va antes. Esto tiene mucha importancia», señala este investigador.

El catedrático defiende que cada vez se dan más casos de migraciones altitudinales en la fauna por los ascensos de temperatura. Zamora explica que ahora mismo la vegetación se encuentra en el mismo estado en el que normalmente estaría a finales de septiembre por la falta de lluvias. Además, se han producido «cambios evidentes» en las especies.

«La calima sobrepasó todas las mediciones de PM10. Serán episodios cada vez más frecuentes»

Lucas Alados

Catedrático de Física

Según cuenta, algunas clases de aves han disminuido mucho, pero pasan temporadas en continentes como Europa o África y es difícil determinar si el descenso se debe a lo que sucede en la Sierra o a las zonas de invernada o reproducción. «Por ejemplo, la tarabilla ahora se encuentra en zonas más altas, mientras que es difícil dar con la collalba gris, que era el pájaro típico de la alta montaña», advierte. Sin embargo, el científico destaca que tanto la flora y la fauna de la Sierra están acostumbradas a un clima duro.

Efectos en la atmósfera

El año 2020, en el que estalló la pandemia, fue el único en el que Granada no superó el valor límite de concentración de dióxido de Nitrógeno (NO2) y de PM10, pequeñas partículas sólidas o líquidas de polvo, cenizas, hollín, cemento o polen. Ninguna medida de corrección que se ha hecho en la ciudad ha podido rebajar las concentraciones a límites permitidos, solo ha sido capaz de hacerlo el cierre completo y parcial del tráfico que se ejecutó durante los primeros meses de convivencia con el virus.

La presencia de dióxido de nitrógeno en el aire que respiraron los granadinos en 2021 fue la octava más alta de entre las grandes ciudades españolas, tras alcanzar una media total de 36,4 microgramos por metro cúbico. Por otra parte, la capital ha superado las concentraciones diarias de PM10 en numerosas ocasiones en este año y la mayoría coincide con los episodios de calima.

Zamora y su equipo estudian los efectos del cambio global en Sierra Nevada. A. Aguilar

El de este año durante marzo, sobrepasó todo lo medido hasta la fecha, 800 micro gramos por metro cúbico. Alados, catedrático de física aplicada, destaca que los episodios de polvo sahariano empeoran la calidad del aire y cada vez se registran más en la provincia. Además, señala que los cambios que se hagan ahora en la actividad humana a favor del medioambiente no serán visibles hasta al menos un siglo. Apremia a las administraciones a tomar medidas para reducir las emisiones, dado que las tomadas hasta la fecha en la capital «no han servido de nada».

La temperatura del mar sube

or desgracia no existe un registro de los parámetros físicos y químicos de las aguas que bañan el litoral ni de sus especies. Con la necesidad de que «esta anomalía se resuelva para poder establecer un plan de seguimiento del cambio climático en la costa», cada verano se pone de manifiesto una serie de fenómenos sobre los que la temperatura «juega un papel importantísimo», dice. Por ejemplo, en las floraciones de algas que dan lugar a manchas verdes sobre la superficie del agua; la frecuencia de los enjambres de medusas, la aparición de especies propias de ambientes más cálidos o la instalación de especies de macroalgas invasoras como la alga asiática (Ruguloperyx okamurae), de acuerdo con Pedro Sánchez, catedrático de botánica.

Los expertos seguirán tras las huellas del cambio climático, a la espera de que las normativas se traduzcan en decisiones eficaces. Alos negacionistas del cambio climático, Zamora les recomienda «que lean y que viajen», concluye.

«Las especies invasoras ya están aquí»

Pedro Sánchez, director del aula del mar, advierte que las especies invasoras ya están aquí y por lo general se integran adecuadamente en los ecosistemas litorales, algo que pasado con varias especies de algas rojas y que se espera que ocurra igual con el alga asiática.

Advierte que las principales amenazas para el ecosistema marino son las basuras, que provocan el incremento del nivel del mar, de la acidificación o de la eutrofización y a lo largo de los últimos años otra de las amenazas es el abandono de los artes de pesca que quedan anclados o a la deriva en diferentes zonas, generando una importante destrucción de especies y comunidades, como las constituidas por corales y gorgonias, tan ricas y diversas en zonas como la Punta de la Mona. Para prevenir más daños, pide más estudios sobre los efectos de la actividad humana. «Aun estamos a tiempo de prever problemas que se apuntan en el horizonte, tales como el incremento de diques, y construcciones marinas en general, sin el adecuado estudio de su compatibilidad con el medio marino. La reestructuración del puerto de Motril y las nuevas marinas que se proyectan deberían tener en cuenta estos aspectos para que sus construcciones fuesen más compatibles desde un punto de vista físico como químico».

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