Martes, 22 de marzo 2022, 01:00
El sector del transporte por carretera y el campo unieron ayer sus fuerzas en una histórica protesta que sacó a la carretera al menos a 400 vehículos en una caravana inabarcable y kilométrica a la que se fueron sumando decenas y más decenas de cabezas ... de camiones y tractores llegados desde todos los pueblos de la provincia.
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Agricultores de todas las comarcas apoyaron así de forma espontánea el paro indefinido del sector del transporte, convocado por una plataforma de pymes y autónomos a la que el Gobierno no reconoce como interlocutora del sector.
Los agricultores sacaron sus vehículos de trabajo a la calle, dos años después de la gran tractorada, en solidaridad con los transportistas con los que comparten penas y reivindicaciones. El desorbitado precio del gasoil ha sido la mecha que ha prendido el polvorín en ambos sectores, que se ven atrapados en una crisis de rentabilidad.
El ninguneo del Gobierno central, que la pasada semana llamó «radicales», «ultras» y minoría» a los camioneros que se manifiestan desde el pasado lunes 14, dio alas y fuerzas a transportistas granadinos que, en el octavo día de paro indefinido, no solo apoyaron la protesta de forma mayoritaria, sino que quisieron realizar una exhibición de fuerza en la calle.
La respuesta de los camioneros de la provincia al Gobierno estaba resumida en la pancarta que el transportista de Cijuela Jesús Cuenca colocó en la cabeza de su camión, que era el que lideraba la gran caravana. Con pintura roja sobre un toldo viejo escribió: «Señora ministra, aquí estamos la minoría».
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Le seguía un tractor con un mensaje no menos contundente: «¡No somos de ultraderecha ni de Vox, somos de Gójar!». Y así, uno tras otro, todos los vehículos que integraban la gran caravana exhibían sus mensajes: «No somos fascistas, somos camioneros», «SOS mundo rural», «Precios justos» o «Aquí está la ultraderecha que os votó».
La protesta de transportistas y agricultores generó problemas de tráfico desde primera hora de la mañana, con retenciones provocadas por los vehículos que iban llegando desde las distintas comarcas para concentrarse en MercaGranada, que fue el punto neurálgico de salida y finalización de la marcha. Sin embargo, y aunque en un primer momento parte de los tractores llegaron a entrar hasta el Camino de Ronda, los manifestantes optaron por sortear el centro y la autovía para evitarse problemas y multas.
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«No queremos ni colapsar autovías, ni la ciudad, lo único que buscamos es dejar claro al Gobierno que no somos ultras, ni estamos con Putin; que escuchen ya a la Plataforma que nos ha convocado», advertía Cuenca.
De ahí que los transportistas aceptaran la propuesta de las fuerzas de seguridad, que les exigieron cambiar el trayecto inicial que habían planeado –querían repetir el trazado de la tractorada de 2020 y atravesar el centro– y acabaran realizando un recorrido alternativo de dos horas y media por carreteras secundarias y vías de servicio.
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De esta manera, lo que podía haber sido un auténtica jornada de caos en la ciudad, se saldó sin más incidencias que el colapso de la entrada por la carretera de Málaga y retenciones. No hubo detenidos y solo se pusieron trece multas por infracciones de seguridad vial, según datos de la Subdelegación del Gobierno.
La caravana de vehículos partía al mediodía de MercaGranada, donde se habían ido concentrando los centenares de tractores y camiones organizados en distintos carriles por las fuerzas de seguridad, que se afanaron por evitar el colapso de los accesos. La Subdelegación del Gobierno desplegó un gran dispositivo de 189 agentes de la Policía Nacional y veinte patrullas de la Guardia Civil tan solo en la zona de MercaGranada.
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Los mayores problemas se concentraron en el trayecto que va desde MercaGranada hasta la rotonda de entrada a la ciudad por la Avenida de Andalucía, que se vio bloqueada por la caravana de vehículos.
A partir de ahí, la Policía Local de Granada impidió el paso de los manifestantes a la ciudad y les obligó a desviarse por rutas secundarias. Fue el as en la manga con el que el Ayuntamiento granadino evitó el caos en la ciudad, activando una medida inédita: prohibir la entrada a los vehículos pesados que no tengan permiso para trabajar.
El área de Movilidad publicaba así un decreto que permite a la Policía Local restringir el acceso a la ciudad a camiones y tractores y que estará en vigor hasta el próximo viernes. Se trata de un mecanismo que nunca antes se había activado y que, en virtud de la Ley de Tráfico, el Ayuntamiento puede utilizar «ante episodios de alta contaminación con la finalidad de mitigar los efectos nocivos producidos por la combustión de carburantes».
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Ni los propios transportistas supieron cifrar el número de participantes en la protesta. IDEAL pudo constatar que bajo el puente de Santa Fe estuvieron pasando camiones y tractores durante 45 minutos seguidos y aún no se divisaba la cola. Además, la actuación de las fuerzas de seguridad dividió la protesta en varias caravanas y algunos tractoristas, llegados de los pueblos de la zona norte, ni siquiera llegaron a alcanzarla y realizaron una ruta alternativa.
«Estamos con ellos, sufriendo lo mismo, y exigimos al Gobierno que defienda la base de nuestros pueblos», advertía al volante de uno de los tractores de la caravana Cristóbal García, presidente de la cooperativa de aceite de Íllora. Hoy martes continua la protesta. Así resumía sus ánimos el transportista Ángel Llamas: «Vamos a seguir resistiendo. Trabajando nos estamos arruinando igual, así que ya no tenemos nada que perder; solo podemos ganar».
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El granadino José Calvente se jubiló en 2003 como transportista, después de una vida entera en las carreteras nacionales. A sus 73 años ayer se echó a la calle para clamar contra la «injusticia» que viven sus compañeros. Lo hizo documentado con las facturas en pesetas de sus portes Granada-Sevilla del año 1987, que traducidos a la moneda en vigor venían a ser 250 euros. Lo mismo que les pagan hoy, con la diferencia que entonces, el litro del gasoil estaba al equivalente de 33 céntimos de euro. «Les están pagando lo que a mi hace 36 años. ¿Cómo no voy a venir a apoyarles», decía el mayor, que emocionó a muchos transportistas con su presencia en MercaGranada. También fueron una inyección de moral para los transportistas los aplausos que se intercambiaron con los tractoristas y los gestos de cariño de sus familiares o vecinos durante el recorrido. «Mi sobrina de 15 años jamás se había subido al camión de su padre. Hoy lo ha hecho por primera vez para apoyarle», explicaba emocionado Jesús Cuenca. La madre de la niña, Elena, también les esperó en el puente de Santa Fe para aplaudirles: «Necesitan apoyo y respeto».
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