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ángela morán
Granada
Martes, 14 de mayo 2019, 02:04
A modo de telaraña, la casa que se encuentra en la esquina de la calle Oidores y San José Alto, inmoviliza decenas de coches a lo largo del año. Vehículos de distintos tamaños y marcas pero que coinciden en una cosa: Miden más de 1, ... 5 metros de ancho. «Desde enero de 2019 se han encajado quince coches», explica María Morales, propietaria de la casa. En 2014, año en el que se mudaron a la vivienda, se percataron del problema que les afectaría prácticamente a diario.
Los propietarios indican que el tránsito de vehículos se incrementa en vísperas de fiestas porque la mayoría de los coches son de turistas que buscan los apartamentos y hoteles de la calle San José Alto. «El GPS les manda por aquí y se dan cuenta de que no pueden pasar cuando ya están encajados», cuenta Morales. «En una ocasión, llegaron una pareja de alemanes. Al apreciar que no podían ir ni para adelante ni para atrás, se empezaron a agobiar porque era imposible abrir las puertas. La mujer consiguió salir por el maletero pero el hombre se quedó dentro del coche con el aire y la música puesta intentando relajarse durante más de dos horas, el tiempo que tardó la grúa en sacarlos de la calle», relata Morales.
Estos vecinos han decidido poner refuerzos de hierro en las tuberías del agua y del gas –especialmente en la segunda–, para evitar que los «inconscientes» arranquen los suministros pero, dicen, «esto no es una solución». Se han dirigido en varias ocasiones al Ayuntamiento para pedir un remedio. «Solicitamos por escrito una solución y con el tiempo lo único que hicieron fue colocar un disco indicando el estrechamiento. Posteriormente volvimos a comunicar alguna otra incidencia grave, obtuvimos por respuesta que ya se había solucionado anteriormente con la colocación del disco», explica Morales. La señal se encuentra en el giro de la calle Oidores e indica que está prohibido el acceso a vehículos cuya anchura supere el metro y medio. Indicación que no parece ahuyentar a los más atrevidos.
«Después de darle muchas vueltas, pensamos que la solución para este embudo sería colocar una pilona movible al principio de la calle, de esta manera los que vengan no pueden pasar», explica la dueña de la casa. Estragos en los coches y en la vivienda que, «solo a veces» consiguen subsanar. Morales cuenta que intentan sacar fotografías de todos los siniestros pero muchos se les 'escapan' por no encontrarse en casa.
Con solo echar un vistazo, se pueden ver las marcas de los neumáticos en la fachada de la vivienda. Una imagen que los propietarios califican como «habitual». «A veces escuchamos como se arrastra la chapa, otras veces, las abolladuras de las puertas, pero lo peor de todo es cuando notamos que la casa tiembla», explica la propietaria. Ella dice que, además, el problema se agrava cuando los conductores son extranjeros ya que los partes son «imposibles» de hacer. Situación que, dice, resuelve acudiendo a los apartamentos turísticos y preguntando a los encargados, «que ellos si hablan muchos idiomas».
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