Un cazador. IDEAL

Los cazadores rechazan las acusaciones de las protectoras sobre abandono de perros

La Federación Andaluza niega la acusación de la asociación Galgos del Sur de que exista un abandono masivo de perros al término de la temporada de caza

I. Gallastegui

Granada

Jueves, 13 de febrero 2025, 00:36

La Federación Andaluza de Caza (FAC) rechaza tajantemente la acusación de la asociación Galgos del Sur de que exista un abandono masivo de perros al término de la temporada de caza. La FAC recuerda que «no existen estadísticas ni datos oficiales, rigurosos y contrastados sobre ... abandono de perros en España» y critica el procedimiento iniciado por el director general de Derechos de los Animales, José Ramón Becerra (Sumar), para recabar esos datos, a través de un cuestionario online dirigido a las organizaciones animalistas.

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En ese cuestionario, por ejemplo, «se pide a las protectoras que indiquen cuántos de los perros rescatados son perros de caza o cruces de perros de caza (...), sin necesidad de justificar si son propiedad de un cazador o si realmente han sido empleados para la actividad cinegética, lo que evidencia el sesgo de una estadística diseñada para criminalizar a los cazadores con las aportaciones de entidades que, en su mayoría, están integradas en plataformas anticaza».

Datos contrapuestos

Según el portavoz de la FAC, los únicos datos oficiales que existen son los del Seprona. Su última estadística data de 2019 y cifraba en 163 los perros de caza abandonados en todo el país, 8 de ellos galgos, «cifras que chocan frontalmente con los 50.000 perros de caza que, según protectoras y colectivos anticaza, abandonan, matan o ahorcan cada año los cazadores».

La Federación destaca además que, aunque los perros de caza estén excluidos del ámbito de aplicación de la Ley de Bienestar Animal, en España «abandonar, maltratar o matar a un perro es un delito y está penado», antes y ahora. «La exclusión de la Ley se debe a que se establecen una serie de obligaciones que pueden ser de aplicación para perros domésticos, en ámbitos urbanos, pero difícilmente para perros de caza, que se consideran auxiliares en una actividad y que tienen una serie de particularidades y necesidades fisiológicas y psicológicas completamente distintas».

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