«Algunos españoles me comentan que encuentran muy diferente el día a día entre un país y otro», revela, al mismo tiempo que destaca que sus alumnos «suelen tener una visión idealizada de la vida en España». Por ello, este granadino trata de dismitificar «una concepción romántica, más que otra cosa». A su juicio, solo se salvan «los horarios y algunas convenciones. Aparte de eso», añade «no creo que existan diferencias significativas en la forma de vivir».
Decidió marcharse en plena crisis tras acabar sus estudios a caballo entre Granada y Madrid. «Nunca pude asentarme en España definitivamente como en principio me hubiera gustado»
Plenamente integrado en Reino Unido, Antonio acumula ya, pese a sus 34 años, una dilatada trayectoria laboral en el extranjero. Ha vivido también en Francia y Estados Unidos, donde ejerció como docente en la Universidad de Massachusetts Amherst, lo mismo que hizo en la Universidad galesa de Cardiff. Decidió marcharse en plena crisis tras acabar sus estudios a caballo entre Granada y Madrid. «Nunca pude asentarme en España definitivamente como en principio me hubiera gustado», admite.
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A día de hoy disfruta de un currículum que impresiona: doctorado en Lingüística Inglesa, máster en Formación del Profesorado, licenciado en Traducción e Interpretación, licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas y diplomado en Turismo. Sin embargo, su primer empleo fue «haciendo bocadillos para una cadena de comida rápida en Edimburgo». Más tarde trabajó como recepcionista de hotel en la misma ciudad escocesa, como comercial de cruceros en Niza y operador en varios call centers en Brighton y Cardiff. Lejos quedan ya estos devaneos profesionales, como atestiguan sus cuatro años como profesor universitario.
«Quizás los shawarmas de Calle Elvira sea lo que más noto en falta. No los he probado tan ricos en ningún otro sitio del mundo hasta la fecha»
Antonio reconoce que regresa unas dos veces al año a Granada para visitar a sus padres, «así que no me da tiempo a echar nada mucho de menos», expresa. «Quizás los shawarmas de Calle Elvira sea lo que más noto en falta. No los he probado tan ricos en ningún otro sitio del mundo hasta la fecha», puntualiza entre risas. Mientras tanto, asume que Bimingham es su sitio, si bien la creciente incertidumbre por la salida de Reino Unido de la UE le provoca alguna duda. «Me gusta vivir aquí y, si no fuera por el Brexit y toda la inestabilidad social y política que ha traído al país y también a Europa, me asentaría definitivamente. De momento no me planteo marcharme», concluye.
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