Emilio Calatayud, en su despacho. A. Aguilar

«Chavales, no salir es un acto de egoísmo y de generosidad»

Mi aislamiento. Emilio Calatayud ·

El juez de Menores de Granada estaba de baja cuando el llegó el estado de alarma, así que es un experto en confinamiento

Miércoles, 25 de marzo 2020, 01:48

Emilio Calatayud, titular de Juzgado de Menores 1 de Granada, está en 'cuarentena' desde el pasado 21 de febrero. Y Emilio Calatayud no tiene poderes adivinatorios. Ese día se sometió a una intervención quirúrgica necesaria para avanzar el tratamiento del cáncer de próstata que ... padece desde hace ya varios años. Era una operación de mantenimiento, por decirlo de alguna forma (él, con su habitual desenvoltura, la describió como una «limpieza de bajos»), porque la enfermedad está controlada y el pronóstico es bueno.

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Total, que desde entonces está de baja médica y, justo cuando empezaba a superar las molestias derivadas del trasteo de los cirujanos, el coronavirus impuso el toque de queda (o casi) y le obligó a volver a recluirse en su casa del Albaicín, una circunstancia que asume con disciplina y tranquilidad. «Soy una persona de riesgo. Tengo cáncer, así que me quedo en casa y punto. En realidad, era lo que estaba haciendo desde que me metieron en el quirófano. Ya daba algún paseo por el barrio, pero ahora solo salgo para lo esencial. Y si no hay nada esencial, pues no salgo. Voy con algo de ventaja sobre los demás, pero eso no quiere decir que me haya acostumbrado a esta situación tan extraña. Me han ocurrido muchas cosas extraordinarias en la vida, pero ninguna como esta. De vez en cuando me pellizco para convencerme de que no es un sueño…, una pesadilla, mejor dicho».

En resumen, que el popular jurista ha ido de 'cuarentena' en 'cuarentena'. Lo que sucede es que la primera era particular y esta segunda es general, nacional y, al paso que va, mundial.

Precisamente por su extensión y virulencia, y nunca mejor dicho, Calatayud insiste en que es responsabilidad de todos ponerle coto. «Esto no va a venir nadie a arreglarlo. Lo tenemos que hacer nosotros. Siempre hablo de la necesidad de poner límites para educar. Pues con esto del coronavirus sucede lo mismo, hay que poner límites y tenemos que autoponernos límites. Y no pasa 'na'», agrega el magistrado.

En este sentido, tiene un mensaje especial para los niños y los adolescentes: «Esto no es una fiesta ni unas vacaciones escolares, es lo primero que tenéis que tener claro. Si no vais a clase es porque estamos ante una emergencia nacional», enfatiza. El jurista comprende que el confinamiento de los adolescentes, que son bombas de hormonas andantes, es una misión complicada, pero insiste en que es la única salida para poder volver a salir, valga la redundancia. «Quedarse en casa, evitar salir, es un acto de egoísmo y de generosidad a la vez», argumenta.

Para Calatayud, una buena forma de sobrellevar el enclaustramiento es disfrutar de esas pequeñas cosas a las que no prestábamos atención. «Ahora hay tortas para bajar la basura y antes, para que alguien accediera a bajarla».

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