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Antonio Morales, dueño del bar Las Brisas IDEAL
SOS de las churrerías de Granada por la subida del aceite de girasol

SOS de las churrerías de Granada por la subida del aceite de girasol

Distintos hosteleros ya han aumentado el precio del producto por el sobrecoste que soportan y vaticinan el cierre de sus negocios si la situación se complica

Pepe Moreno

Granada

Jueves, 17 de marzo 2022, 12:33

Un café con leche y media de churros. Es la frase que más escucha a lo largo de la mañana Francisco Javier, dueño de la Churrería Tere. Un negocio que lleva 37 años en la Carretera de Málaga alegrando los desayunos de los vecinos de La Chana.

Este hostelero no ha vivido una situación parecida en tres décadas. La crisis del aceite de girasol generada por la guerra de Ucrania tiene la culpa. «Parece que es más fácil encontrar droga que aceite de girasol en Granada. Mi proveedor habitual ya lleva dos semanas sin aceite. Me he tenido que buscar la vida y cuando cierro la churrería voy a supermercados mayoristas para comprar alguna botella y no quedarme sin género», dice Francis, como le llaman sus clientes, mientras mueve una dorada rosca de churros.

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El responsable de este negocio familiar tiene aceite para mantener el quiosco abierto un mes, pero vaticina que «si la escasez arrecia habrá que cerrar, ya que saldrá más barato que mantener la churrería abierta. Tiene que haber un precio popular para que la gente venga a comer churros». Y es que, Francis ya ha tenido que subir el precio de su producto un euro el kilo, el resto del sobrecoste lo asume de su propio bolsillo.

Francisco Javier, dueño de la Churrería Tere IDEAL

El 50% de la materia prima de una churrería es el aceite de girasol. Francisco Javier usa unos 150 litros al mes. El litro lo pagaba antes a poco más de dos euros y ahora lo hace a casi tres el litro. Y eso que asegura tener uno de los proveedores más económicos, pero no le salen las cuentas. Tampoco le cuadra la caja a Antonio Morales, dueño del bar Las Brisas, que, además de churros, hace frituras de pescado.

«El precio de la garrafa ha pasado 40 a 90 euros. Tendremos que subir los precios. No podemos perder dinero. El que quiera pagar el producto que lo tome y el que no...», deja la frase abierta con agobio y resignación, mientras no para de servir raciones de churros, tostadas y cafés con leche.

Otro de los míticos establecimientos del popular barrio granadino es la churrería Pepe, cuyo dueño se encuentra en una situación idéntica. «Mi proveedor de aceite ya me ha dicho que la semana que viene no me podrá abastecer. He tenido que buscarme la vida y comprar garrafas por otro lado a coste de oro. Por ahora, no hemos pensado en subir los precios, hemos asumido las pérdidas, qué le vamos a hacer», afirma José.

Especulación de mercado y alternativa

La mayoría de profesionales de la hostelería han optado por la misma alternativa a la hora de conseguir aceite de girasol: comprar en supermercados mayoristas orientados al sector. Pero, no es suficiente. «Limitan la venta de forma discriminada. No es lo mismo un bar que tiene que llenar dos freidoras de 5 o 10 litros a la cantidad que usamos en una churrería», explica Francisco Javier, que cuenta que se planteó usar aceite de orujo en vez de alto oleico, pero el precio también se ha disparado.

A la mayoría, esta crisis del aceite de girasol les ha pillado desprevenidos y ahora solo esperan que la cosa no empeore para no ver en peligro su histórico negocio.

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