![Ciencia granadina para doblegar al coronavirus](https://s1.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/202006/06/media/cortadas/cientificos%20(3)-kFSB-U110422990709CBC-1968x1216@Ideal.jpg)
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La lucha contra el SARS-coV-2, el virus con forma de corona que ha causado una pandemia mundial y que sólo en España se ha cobrado más de 28.000 muertes –cerca de 300 en la provincia de Granada–, focaliza en estos momentos el esfuerzo investigador tanto en España como en el extranjero. La búsqueda de medicamentos y la vacuna son la prioridad número uno. En ello nos va la vida. En ello nos va también la economía. Uno de los centros de referencia está en Granada y se llama Instituto de Parasitología y Biomedicina López-Neyra, dependiente del CSIC, donde buena parte de los 75 científicos que están en sus laboratorios y el personal de apoyo están centrados en estos momentos en líneas de investigación en diferentes flancos para reducir la letalidad de la Covid-19 y controlarla con tratamientos adecuados y seguros. Vaya por delante un dato importante. En el López-Neyra de Granada trabaja Carles Suñé, uno de los grandes expertos de España en coronavirus y cuya labor divulgativa, tanto para el público como para la comunidad científica, está siendo clave para entender un poco mejor este patógeno totalmente desconocido hasta hace seis meses.
El López-Neyra está aportando mucho a esta lucha 'a cara de perro' contra el SARS-coV-2. Por lo pronto una triple tecnología para la reducción de la respuesta inflamatoria que sufren los enfermos y que puede tener fatídicas consecuencias. Por una parte, tratamientos con células madre que se mostraron efectivas contra el Crohn –patología crónica de origen auto inmune que puede afectar a cualquier parte del aparato digestivo, desde la boca hasta el ano– y que tienen la gran ventaja de que pueden ser usadas en afectados no relacionados con el donante. Y por otra, un fármaco, que se denomina comercialmente como Aviptadil y con el que se está experimentando en Estados Unidos, y otro compuesto de Horizon Genomic para mayores contagiados. Los tres son anti inflamatorios. Muy pocos centros en el mundo han puesto a disposición de la experimentación tres agentes contra la Covid-19. Uno de ellos es el López-Neyra, una institución con casi ochenta años de trayectoria en Granada, en sus inicios como Centro Nacional de Parasitología, y desde el año 2003 implantado en el Parque Tecnológico de la Salud (PTS).
El López-Neyra también está trabajando en otros aspectos de máximo interés relacionados con la asociación genética y la susceptibilidad para sufrir la Covid-19. ¿Por qué unas personas se infectan más que otras? ¿Por qué unos tienen más posibilidades de fallecer que otros? Hay dos grupos de investigación, con profesionales de larga experiencia en la materia, centrados en la identificación de miles de contagiados. Ayer precisamente se publicaron los resultados que evidencian la relación entre grupos sanguíneos y la propensión a sufrir la Covid.
A todos ellos hay que sumar varios proyectos de enorme relevancia que cuentan con financiación y que están en marcha. Uno de ellos se basa en detectar las partes del SARS-coV-2 que puedan ser más reconocibles por el sistema inmunológico para diseñar una vacuna. Para ello, se está contando con la colaboración de mayores de sesenta años que han pasado la Covid-19. Otro consiste en la selección de compuestos que se ha demostrado que tienen capacidad para actuar contra los virus. Estos anti virales han sido cedidos a dos plataformas para realizar pruebas y comprobar su efectividad. Los resultados son muy esperanzadores. Y un tercero que valora qué tienen en común la malaria y la Covid-19 para comprobar cuántos de los remedios aplicables para el primer mal podrían valer para el segundo.
A todo lo anterior habría que agregar otra decena de proyectos que están pendientes de evaluación, que tienen un carácter multidisciplinar y que generan sinergias con otros institutos tanto de Andalucía como de fuera de la comunidad autónoma. Uno de ellos, muy de actualidad, analizaría en qué medida las condiciones ambientales como el calor o la exposición a la radiación ultravioleta pueden debilitar al SARS-coV-2. Y los otros versarían sobre nano compuestos, cribados de antivirales y genética humana. Además, el López-Neyra ha recibido la acreditación por parte del Ministerio de Ciencia para participar en el diagnóstico de la Covid-19, y ya está incluido en el catálogo al que pueden recurrir tanto entidades públicas como privadas en caso de necesidad.
Y es que el López-Neyra cuenta con equipamientos altamente avanzados como una unidad genómica de vanguardia y un laboratorio P3 . Es decir, una instalación donde se puede trabajar con agentes infectivos para los humanos como SARS-coV-2. En nivel de seguridad sólo se situaría por encima el P4, para patógenos con alto poder infeccioso como el ébola.
Mario Delgado, director del Instituto López-Neyra, comenta que más allá de la labor investigadora, la primera decisión adoptada contra la Covid-19 fue «quedarse en casa». Una decisión de choque y sin precedentes: nunca antes había habido un periodo tan prolongado de inactividad en la historia del CSIC –aunque se siguió trabajando desde los domicilios–. Sólo se quedaron los servicios esenciales como el animalario y se dio preferencia a los grupos de interés sobre la Covid-19.
La siguiente decisión, según Mario Delgado, fue la donación a los hospitales de Granada de todos los equipos de protección personal en esos primeros momentos críticos en que los sanitarios no disponían de material y se fabricaban trajes hasta con bolsas de plástico. «Vaciamos una habitación entera», comenta Delgado. «Dimos 5.000 mascarillas, 500 cajas de guantes y 100 batas», recuerda. «Lo siguiente que hicimos –explica Mario Delgado– fue ver en qué medida podíamos contribuir en la investigación desde el López-Neyra».
El Instituto López-Neyra está catalogado como un Organismo Público de Investigación (OPI) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Su funcionamiento depende al ciento por ciento de los Presupuestos Generales del Estado, aunque la financiación de sus proyectos es 'competitiva'. Es decir, hay que acudir a recursos externos al CSIC. Suelen tener una duración de unos tres años, aunque normalmente se imbrican en líneas de investigación que se pueden prolongar durante más de una década.
El lema del López-Neyra es 'conocer para curar'. Proponen nuevos tratamientos y herramientas de diagnóstico para enfermedades con repercusión global como la Covid-19. Van desde lo que se denomina la 'investigación básica' –la base celular y molecular de las patologías– hasta la 'investigación traslacional'. Es decir, la transferencia de toda esa información para la elaboración de fármacos. Como consecuencia de ello, el López-Neyra logró la patente del Alofisel –anti inflamatorio con células madre– con el que el CSIC ha conseguido unos ingresos de más de un millón de euros, y logró el prestigioso Premio Galeno.
Juan Carlos Morales abandera uno de los proyectos de investigación del López-Neyra para tratamientos antivirales. «Seleccionamos 170 compuestos con potencialidad para enviarlos a finales de marzo al Centro Nacional de Biotecnología y la Universidad de Valencia para que los probaran con un primo hermano del coronavirus, el SARS-299», explica Morales. De todos ellos, se ha comprobado que cinco son eficaces, y tres de baja toxicidad. Dos de ellos, además, con unas dianas terapéuticas distintas a las conocidas hasta la fecha. «Son buenos candidatos», resume. Una vez que se tengan los resultados, pedirán financiación para seguir trabajando.
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Inés Gallastegui | Granada
David S. Olabarri y Lidia Carvajal
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