Los cinco componentes granadinos, cuatro hombres y una mujer del DAT Marfil en DakarIDEAL
Los cinco militares de Granada que comparten destino en Dakar
Ejército ·
Cuatro hombres y una mujer forman de la provincia parte del DAT Marfil, integrado por 70 militares y dos aviones C-295 para el transporte aéreo en las operaciones de Francia, la ONU y la UE en la región del Sahel
Antonio Arenas
Granada
Sábado, 26 de marzo 2022, 00:11
El caprichoso azar ha querido que, de los 70 militares destinados en el Destacamento Aéreo Táctico (DAT) Marfil de Dakar (Senegal), cinco de ellos sean granadinos. En concreto, el teniente coronel José Álvaro Martínez-Villalobos, nacido en la capital pero con fuertes vínculos familiares en Orce; la capitán Ana Gallarín, de Motril; el teniente Pablo Jesús García Martínez, de Castilléjar; el subteniente Francisco Javier Jurado, del Barrio de la Cruz de la capital; y el soldado Andrés Navarro, de la Chana. Y podría haber sido uno más si la covid-19 no se hubiese cruzado en la vida de otro militar granadino que tuvo que ser relevado a última hora ya que en el reconocimiento médico previo dio positivo.
Al teniente coronel Villalobos le gusta presumir de orcense, pues es donde están las raíces de su familia paterna, donde tiene su casa familiar y el panteón. También de ser descendiente de José Miguel Villalobos, natural de Brevite, héroe de la Guerra de la Independencia, afincado en Orce y origen de su rama familiar en esta población. Ingresó en el Ejército del Aire en el año 1979/1980, recién terminado el Bachillerato, y forma parte de la 37ª promoción de la Academia General del Aire. Su actividad le ha llevado a vivir 14 años en Canarias, en Madrid, casi ocho años entre Italia y Bélgica, en el cuartel general de la OTAN, y otros siete años en Valencia. «Dando vueltas por el mundo con la familia detrás», resume.
En el grupo de granadinos también hay una motrileña, Ana Gallarín, que desde pequeña tuvo muy claro que quería ser militar al tener el ejemplo de su padre, que estuvo destinado en Motril y en la Base Aérea de Armilla, donde tiene a toda su familia materna, por lo que afirma que ha crecido «viendo los helicópteros». Ingresó con 19 años en la Academia General del Aire, de donde fue destinada a Madrid, donde se formó como piloto de helicópteros de salvamento, tras lo que pasó otros cuatro años en la Academia como instructora de vuelo.
En su trayectoria afirma no haber notado ninguna diferencia por el hecho de ser mujer. «Soy afortunada porque aquí se determina por méritos, por rangos, y jamás he notado ningún tipo de facilidad ni de dificultad por mi sexo y tengo la suerte de contar con unos extraordinarios compañeros que han hecho esto posible», añade, antes de explicar que ha dado charlas en algunos institutos motivando a estudiantes a elegir la carrera militar.
Rápida adaptación
El castillejarano Pablo Jesús García, que se incorporaba con el 35º contingente el pasado 15 de enero, comenta que la adaptación ha sido rápida. Antes de ingresar en el ejército estudió Ingeniería de Telecomunicación en la UGR. Al acabar la carrera, hablando con un compañero le comentó que se había decidido por la carrera militar y como era algo que siempre le había llamado la atención decidió pedir información y presentarse a la oposición. Sus padres viven en Castilléjar y tiene su destino en Sevilla, de donde suele viajar hasta su pueblo dos o tres fines de semana al mes para estar con su familia y reencontrarse con sus amigos.
El subteniente Francisco Javier Jurado cuenta que es del Barrio de la Cruz, y que residió durante mucho tiempo en la calle de Gaona, en la plaza Polo y Caña. Sería también un amigo que tenía un tío teniente quien le animaría a ingresar en la Escuela de Suboficiales del Aire, estando destinado bastante tiempo de cabo primero en la Base Aérea de Armilla. Tras aprobar el curso de sargento pasaría a la Base de Torrejón de Ardoz (Madrid) en el Cuartel General de la Escuela General de Emergencias en Madrid, donde regresará tras los tres meses en el DAT Marfil.
Por último, el soldado Andrés Navarro nació y creció en La Chana hasta su entrada en el ejército, que se produjo hace cuatro años. Su interés por la vida militar le viene «desde e pequeño viendo embobado en su casa el desfile del 12 de Octubre». Al finalizar el Bachiller trabajó durante un tiempo en un Covirán y en 2018 ingresó en la Unidad de Paracaidistas de Zaragoza. Reconoce que cuando le anunciaron que iría a Dakar se sintió feliz de poder ayudar a su país. En cuanto a estar lejos de casa, afirma que «lo único malo es haber nacido en Granada por lo bonita que es».
Todos echan de menos la familia y los amigos, y eso que las nuevas tecnologías posibilitan el contacto diario, en especial la capitán Gallarín, que tiene un hijo de 18 meses. El teniente coronel termina con una reflexión: «Todos tenemos asumido las cuestiones que afectan a nuestra vida personal cuando entramos en el ejército. Somos personas que estamos aquí por vocación, para servir a España y a nuestros ciudadanos».
Un porcentaje interesante de andaluces
La historia del DAT Marfil mediante un acuerdo de Naciones Unidas, cuando el gobierno de Mali solicitó ayuda para luchar contra el terrorismo yihadista. Francia organizó la llamada Operación Serval, de ahí el logo con la cabeza de este felino. A finales de enero de 2013 se sumaría España por decisión del Consejo de Ministros con un avión para el apoyo logístico de esta operación.
«Nuestra labor fundamental es apoyar a la operación Barkhane, surgida como consecuencia de la evolución de la Operación Serval, en la que se integraron otra serie de operaciones que tenía Francia en toda la región del Sahel con el mismo objetivo de luchar contra el terrorismo». El DAT Marfil opera en 19 países de la zona, cubriendo una extensión de más de 5.200Km, realizando un 30% de las misiones de transporte aéreo logístico y reabastecimiento en vuelo de la operación Barkhane.
España apoya con dos C-295, fiables para aterrizar en campos no preparados y situaciones adversas, pertenecientes al Ala 35 de Getafe. Este destacamento también colabora en el apoyo al contingente español de la EUTM-Malí, encargado de la formación del ejército de Mali dentro de la misión de la Unión Europea, así como con la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en Mali, Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en la República Centroafricana y apoya a la Fuerza Conjunta G-5 Sahel.
«Normalmente estamos en período de tres meses que se van relevando los distintos equipos y que casualmente nos ha permitido encontrarnos a cinco granadinos, junto a algunos sevillanos y uno o dos malagueños, lo que hace un porcentaje interesante de andaluces, un 20% o algo así», añade.
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