Francisco Hernández es natural de Motril y ha desarrollado su carrera profesional en el Hospital La Paz de Madrid. TwinClick Comunicación

El cirujano granadino que ha marcado un hito mundial en los trasplantes

Realizó en el Hospital La Paz el primero de la historia de intestino en asistolia a Emma, una niña de 13 meses que ha vuelto a nacer

Laura Velasco

Granada

Miércoles, 19 de octubre 2022, 11:03

Hace unos días, Francisco Hernández Oliveros (Motril, 1973) tomó la decisión más difícil de su carrera. Tenía que decidir si los órganos que recibiría Emma, una niña de 13 meses que sufría un fracaso intestinal, eran los adecuados. Aquella elección podría hacer historia o suponer un batacazo para su investigación. Francisco dijo que sí y, tras ocho horas en el quirófano, se quitó los guantes y respiró tranquilo. Había marcado un antes y un después. Se trataba del primer trasplante de intestino en asistolia realizado en el mundo, es decir, en el que el donante había fallecido por parada cardiaca. Emma recibió el estómago, el duodeno, el intestino delgado, parte del intestino grueso, el páncreas y el hígado. Y se encuentra perfectamente.

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Francisco Hernández es el jefe de sección del servicio de Cirugía Pediátrica del Hospital La Paz. Estudió en la Universidad de Granada (UGR) y lleva vinculado al hospital madrileño desde el MIR. Desde pequeño ya tenía clara su vocación por la rama sanitaria. Cuando veía las películas de vaqueros con su padre, el que más le llamaba la atención siempre era el médico. «Yo quería ser el que sacara la flecha o atendiese el parto», apunta entre risas. Lo de ser cirujano vino después. Y la especialidad infantil le convenció en cuanto supo de su existencia. «Mi primer mentor fue Salvador Broncano, pediatra formado en Granada y que abrió el Hospital comarcal de Motril; y Manuel López Santamaría, jefe de Servicio en La Paz hasta que se jubiló hace unos meses, también formado en Granada, y que fue el pionero del trasplante intestinal en España», recuerda.

Ser cirujano de trasplante pediátrico es tan satisfactorio como sacrificado. El vínculo con el hospital es constante, incluso estando de vacaciones ha tenido que acudir a operar de urgencia. Las intervenciones suelen ser de una complejidad tremenda. Francisco lo combina con su intensa labor investigadora. El proyecto que ha derivado en el caso de Emma, que ha sido financiado por la Fundación Mutua Madrileña, comenzó hace cuatro años, pasando del laboratorio a la clínica en tiempo récord. Hasta ahora, se creía que la donación de intestino no era válida en asistolia ya que, al producirse una parada cardiaca del donante, esa falta de oxígeno provocaba que el tejido sufriera y no se recuperase del daño. «Nadie había aportado una evidencia robusta de que fuera así, por lo que nos surgió la pregunta de si realmente era cierto», comenta el granadino.

La investigación

Durante estos cuatro años, su equipo ha tomado muestras y ha llevado a cabo modelos experimentales para demostrar su viabilidad. «En humanos vimos que el daño no era mayor que en muerte encefálica -el otro tipo de donación, más común-», asevera. Una de cada tres personas en lista de espera para trasplante de intestino fallecen antes de que les llegue el órgano. Este hallazgo reduciría la mortalidad y el tiempo de espera de los pacientes, que llegarían al trasplante menos deteriorados.

Tanto la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) como la gerencia del hospital apoyaron la iniciativa. Y se presentó la oportunidad. Daniel y Ana, padres de Emma, aceptaron la intervención. Sabían que se enfrentaban a algo pionero. «Fueron valientes», dice el cirujano. La niña sufría un fracaso intestinal por síndrome del intestino corto, lo que implica que no pudiese alimentarse por la boca. En su lugar, la nutrición era parenteral, es decir, por vena, lo cual acaba dañándolas, produciendo infecciones y causando fallos en el hígado. Es por ello que Emma, al igual que otros muchos niños, precisan de un trasplante multivisceral. El Hospital La Paz ha realizado 70 de este tipo, pero todos por muerte encefálica. El de la niña es el primero en asistolia, con resultados más que positivos. Además, la Asociación española de ayuda a niños con trasplante multivisceral y afectados de fallo intestinal y nutrición parenteral (NUPA) se ocupa de ellos y les proporciona apoyo psicosocial hasta la vida adulta.

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Emma y su familia durante la rueda de prensa en la que anunciaron la intervención. En la primera imagen, a la izquierda, Francisco Hernández. EFE

Otro procedimiento innovador

No es la primera vez que Francisco Hernández Oliveros da un gran paso en este ámbito. En 2020 operó a Yassine, un niño de 15 años con fallo intestinal, a través de un procedimiento original e innovador a nivel mundial para evitar el rechazo de órganos. Además del injerto del trasplante multivisceral, el chico recibió las células del donante para mejorar la tolerancia, que era su principal problema -en los dos intentos anteriores hubo rechazo-. «A día de hoy, Jassine se encuentra perfectamente», agrega.

De cara al futuro, estas terapias celulares centran la investigación del granadino, además de la donación de intestino en asistolia. Su mayor objetivo es mejorar la tolerancia en estos procesos, es decir, que los pacientes acepten los órganos sin la necesidad de fármacos inmunosupresores, que pese a su eficacia tienen grandes efectos secundarios. Conocedor de la intensa labor investigadora que se lleva a cabo en la UGR, tampoco descarta colaborar con la entidad de su tierra. Así es Francisco Hernández, un animal de la cirugía que seguirá haciendo historia en el ámbito sanitario.

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