Objetos incautados a estas dos detenidas. IDEAL

Estafas económicas

Un clan delictivo entre Bulgaria y la avenida de Dílar

Policía Nacional detuvo la pasada semana a parte del clan de las búlgaras dedicadas a las estafas en los cajeros automáticos

Martes, 21 de marzo 2023

El olfato y la madera de policía de un agente granadino permitió activar la pasada semana un dispositivo policial para atrapar a dos mujeres, oriundas de Bulgaria, dedicadas a efectuar estafas en cajeros automáticos, aprovechándose de la vulnerabilidad de los mayores con el manejo de ... las máquinas. Policía Nacional estaba atenta a la presencia de estas féminas en la capital y sabía que el clan de las búlgaras se encontraba operativo en zonas de cajeros automáticos.

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Los agentes detectaron la presencia de estas mujeres en una entidad de crédito de la Avenida de Dílar. En ese momento habían trucado ya un cajero y andaban con alguna mujer mayor tratando de engañarla. Policía les hizo un seguimiento mientras se movían por el Zaidín. De la Avenida de Dílar, marcharon a la zona de Fontiveros, donde había otras dos entidades de crédito donde intentaron actuar. Una hora de seguimiento por el Zaidín y finalmente les pusieron los grilletes.

Las dos búlgaras estaban en Granada solo de paso. Antes fueron fichadas en Valencia, donde en compañía de otras cuatro mujeres más fueron acusadas de hurtos y estafas en el marco de una operación policial con seis detenciones por distintos delitos cometidos en Almussafes y Benifaió (Valencia). Huyeron a Bulgaria para borrar los pasos dados en Valencia y, tras una temporada en tierras balcánicas, aterrizaron en el aeropuerto de Barajas, donde Policía Nacional volvió a detectarlas, procediendo a su detención y toma de declaración por los hechos delictivos por los que se las buscaba. La mala suerte, tras su paso por Valencia y Madrid, trajo a Granada al clan de las búlgaras que pudieron ser detenidas en el Zaidín una semana.

Personas mayores

El modus operandi de las presuntas estafadoras era abordar a personas mayores cuando se disponían a operar en cajeros automáticos que ellas mismas habían manipulado previamente al obstruir las unidades de inserción de tarjetas. Durante el proceso, una de ellas se encargaba de distraer a la víctima, mientras que la otra efectuaba reintegros de dinero que oscilaban entre los 200 y los 1.150 euros, de cuya sustracción se percataban los perjudicados con posterioridad, cuando las delincuentes ya se habían marchado del lugar.

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Los estafadores actuaban con un reparto de roles establecido entre los miembros del grupo, tratando de dificultar la labor de identificación de los agentes al ocultar sus rostros, al cambiar continuamente su prendas de vestir y al utilizar complementos como gorros, gafas de sol, mascarillas, pelucas, extensiones de pelo o fulares, entre otros.

Tras pasar a disposición judicial, las dos mujeres búlgaras ingresaron en prisión.

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