Coche ardiendo en el Salón: «Me dio tiempo a ver dónde podía parar para no hacer daño a nadie»

«Olía a quemado, pero no veía humo. Miré la aguja de la temperatura, pero no había nada raro. De repente, salió una llama», relata el conductor del turismo. La situación pudo sobrepasarle, sin embargo, mantuvo la sangre fría incluso para buscar el lugar adecuado para estacionar. «Vi que en el coche fallaba algo, por eso decidí llevarlo al taller», relata. Cuando salió fuego del capó, se precipitaron los acontecimientos, pero pudo reaccionar. «A pesar de los nervios, me dio tiempo a ver dónde podía parar para no hacer daño a nadie».

Cuenta el protagonista del suceso que temía que las llamas afectaran a los comercios de la zona o a los viandantes. Tuvo suerte de encontrar un espacio en el que no había otros vehículos aparcados alrededor, en pleno Paseo del Salón.

Cuando se bajó del coche, ya en llamas, el instinto le llevó a intentar apagarlo él mismo en primera instancia, sin embargo, «primero una explosión y luego otra» le empujaron a avisar de inmediato al 112. «En cuestión de muy poco tiempo aparecieron agentes tanto de la Policía Local como la Nacional». Los Bomberos de Granada, desplazados desde el Parque Sur, muy cerca del siniestro, no tardaron mucho más en llegar, pero reconoce que «se me hizo eterno».

Al ver que las llamas crecían cada vez más, su temor a que la situación se complicase aún más se multiplicó: «Tenía miedo de que explotara, ya que acaba de llenar el depósito». Los Bomberos de Granada consiguieron apagar el fuego para dejar al descubierto un vehículo completamente calcinado.

El conductor del mismo explica que apenas tenía seis años y poco más de 100.000 kilómetros, por lo que no sabe qué pudo ocurrir para que tuviera semejante desenlace. Al menos le queda el consuelo, admite, de que solo han sido daños materiales y no resultó herido en un suceso que, por lo aparatoso y el espacio tan céntrico en el que se produjo, causó un gran revuelo en Granada.

Quiere destacar la «gran labor» tanto de los agentes de Policía Local como de la Nacional, así como de los bomberos. «Se portaron de diez conmigo. Actuaron con tremenda rapidez y me tranquilizaron en todo momento. Desde aquí le quiero dar las gracias a todos ellos», resume aún con el susto en el cuerpo.