La confianza en ambos sentidos es la base de la relación laboral en Ómibu, la agencia granadina de marketing que da vacaciones remuneradas ilimitadas a su plantilla. Su particular política de recursos humanos persigue el sueño de cualquier empresario: que sus asalariados trabajen con mentalidad ... de autónomos y cuiden la empresa como si fuera suya. Tanto es así que la plantilla se autogestiona y trabaja para cumplir objetivos y no defraudar la confianza que depositan en ellos.
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«Cojo vacaciones cuando las necesito y esta libertad me hace más productiva. Confían en nosotros y esto fomenta nuestra responsabilidad. Nos vamos solo cuando nos hace falta y volvemos renovados», asegura Ana Saez, del departamento de Inbound (redes sociales) de Ómibu, que acaba de volver de un viaje a Roma, para el que se ha tomado varios días de vacaciones.
La joven prefiere este sistema «a un mes de vacaciones impuesto». «Aprieto un mes y cuando termino el trabajo me cojo unos días, cuando lo necesito. Lo importante es que el trabajo salga», esgrime la joven, que lleva 18 días de vacaciones este año.
Durante los meses de verano y en la época de Navidad, en la agencia se teletrabaja por lo que los empleados tienen más flexibilidad y aseguran que así se cogen menos días de vacaciones. Los jefes de equipo coordinan las peticiones de días libres y aseguran que no hay problemas de que todos se quieran ir a la vez ni fallos de producción.
Para la motrileña Gracia Hernández, que venía del sector de la hostelería, el trabajo en la agencia ha marcado un giro de 180 grados a nivel de conciliación. «Antes de trabajar aquí de lo mío, ponía copas y estaba acostumbrada a los descansos impuestos, te vinieran bien o no. Esta medida de las vacaciones ilimitadas se agradece y te cambia por completo el chip. Realmente te coges lo que necesitas, ni más ni menos. En verano, por ejemplo, con el teletrabajo estoy en mi casa en Motril y puedo organizarme e ir a la playa, no necesito cogerme muchas vacaciones. Respondemos a la confianza porque todo son facilidades y flexibilidad», esgrime la joven de 24 años, que ha consumido 14 días de vacaciones este año y ahora descansará una semana en Navidad.
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Su compañera Sara Barranco, sin embargo, no se va en Navidad porque en el departamento de campañas esta es una época muy fuerte de trabajo: «Es una cuestión de responsabilidad».
Es la palabra que más repiten estos trabajadores. «Cuando una compañero se va, los demás estamos pendientes de sus cuentas. Hoy por ti y mañana por mi», apunta Julio Fabre, otro de los empleados de Ómibu que en este 2023 tampoco llega a 31 días de vacaciones. «Me cojo lo que necesito y saco el trabajo sin agobios. Es que no necesito más, cojo vacaciones para viajar o cuando tengo un plan, no para estar en mi casa. Tenemos flexibilidad y a mi la verdad es que me gusta venir», concluye.
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