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¿Cómo le explicas la muerte a quien todavía tiene que aprender a vivir? «¡Cuídale, eh papá!», dice una niña al entregar un peluche mientras ... cruza la verja. Antes de que suene la sirena, los pequeños intercambian un beso apresurado con sus padres y entran al Colegio Escolapios Granada Genil-Dulce Nombre de María. Hoy algunos adultos han aguantado más el momento del abrazo, esa breve despedida que hace de preludio al frenesí del día y la monótona rutina. El centro y la comunidad educativa están en duelo. Ayer perdieron a un alumno muy querido. El niño, de cuatro años de edad, falleció en un accidente de tráfico en la carretera de Sierra Nevada, en el camino que lleva de casa al colegio y del colegio a casa.
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«Nunca tendría que haber sucedido. Empiezas el día tan normal sin saber que perderás a lo más importante. No es justo», comenta una madre. «Es inimaginable el dolor por el que estará pasando esa familia y espero que sientan por lo menos un poco de cariño de los padres del centro», añade. No hay nadie que no pueda ponerse en la piel de esos padres. Una muerte siempre es trágica, pero cuando se trata de un niño escuece mucho más. Es una pérdida colectiva. En el pasillo que conecta con el patio del centro, el que emplean los padres para acceder a la zona de infantil, muchos no pueden mantener la compostura y se rompen. Lloran, se consuelan y se enjugan los ojos vidriosos en un dolor que es compartido.
Para el colegio fue un varapalo enorme descubrir el pupitre vacío. Llegaban rumores y la familia no atendía al teléfono. A última hora de la mañana de ayer la madre confirmó la triste noticia. Los grupos de WhatsApp se llenaron de condolencias y preguntas. Hoy, a puerta cerrada y en la más estricta intimidad, profesores y alumnos se despiden del pequeño con un momento de oración y recogimiento. Costará sobreponerse al llanto. Además de para su familia, la muerte del menor es especialmente dura para su clase y su profesora, que con mimo cuidaban del niño en las horas lectivas. La maestra tiene una conexión especial con todos sus alumnos. Ayer los padres la abrigaron como pudieron. Llenar esa ausencia con normalidad va a ser muy difícil. El centro abordará el asunto y explicará lo sucedido a los compañeros de la mejor forma.
La familia reside en el barrio Los Pinillos de Pinos Genil. El Ayuntamiento, en señal de luto, ha colocado las banderas a media asta.
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