Comercios y bares de Granada bajan la persiana «por responsabilidad»

Granada echa la persiana a ritmo lento. A mediodía de este sábado son muchos los bares y restaurantes que han atendido a la recomendación de la Junta de Andalucía de cerrar todos aquellos establecimientos que no sean indispensables, lo que incumbe a restaurantes, comercios y centros de ocio. Se anticipan a la posibilidad de que la clausura sea obligatoria, y lo hacen por «responsabilidad ciudadana» ante el coronavirus, como muchos de ellos anuncian en sus escaparates, pese a las pérdidas que auguran que les causará el cierre. Esta decisión se suma a la de las grandes cadenas, como las del grupo Inditex.

En el Centro, los trabajadores del Café Lisboa y del restaurante Carmela se afanan en limpiar para encontrar los establecimientos acondicionados a la vuelta; una incógnita. Lo mismo hacían los empleados de Tole's, en la Plaza Menorca. «Son recomendaciones, pero lo mejor es que nos quedemos en casa y nos ayudemos unos a otros. Desde el miércoles hay un 99 por ciento menos de gente», cuentan. «Tenemos miedo por el sueldo de los empleados y las ayudas que nos puedan dar, pero cuesta más el gasto de luz», concluye Alejandro Toledano.

El contacto con el cliente es directo en las peluquerías. La mañana del sábado es el mejor tramo para sus cajas, pero desde hace jornadas perciben las cancelaciones de clientes. Tendencias echa el candado: «O se hace de forma cívica o nada, porque ha habido mucho cachondeo. Nosotros nos lo tomamos muy en serio», afirma Lisardo Vicente. Lamenta que las autoridades hayan tardado tanto en actuar, mientras atiende a los últimos clientes en el que será el último día de trabajo hasta que pase la crisis. Los cinco empleados cobrarán como si fuera una baja laboral.

El Cafetín, en Plaza Einstein, también se preparaba para el cierre. Abren hoy a modo de despedida de los clientes habituales, pero están concienciados de la necesidad de colaborar, explica Diego Álvarez, mientras en la barra debaten sobre la actuación ante esta crisis. En la misma zona, dos voces que discrepan. En Oro Nero no cerrarán hasta que sea obligatorio. E Inma, de la cafetería y pastelería D'Dulce y Pan, asegura que no lo hará «hasta que vaya la policía». Estima que la suspensión le puede suponer pérdidas de hasta 11 mil euros mensuales. Todos coinciden en que el Gobierno debe ayudar

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Una comerciante de la calle Tablas las eleva hasta 20.000. «Hasta que no sea oficial no puedo cerrae. Yo creo que el lunes estará todo cerrado. Pero nos tenemos que resignar, es lo que hay», cuenta Rocío Delgado, de Duroc. Sus vecinas MarfilPiel, María José Morales y Toñi ya advierten del cierre en los carteles.

Lo mismo sucede con Cortefiel. La cadena hace un llamamiento al #YoMeQuedoEnCasa en sus escaparates. Por «responsabilidad social», la pastelería La Blanca Paloma va a echar la llave, pero antes liquida toda la bollería a un euro y sus trabajadoras se desinfectan las manos antes de atender a cada comprador.

En las calles de Granada, la vida sigue trastocada por el coronavirus. Aún hay colas en grandes supermercados. Los compradores más responsables, como los que esta mañana esperaban en el Mariscal de Plaza Menorca, hacen cola fuera del establecimiento y separados entre sí por al menos un metro. En Gran Vía, Reyes Católicos y la Carrera del Darro se deja notar la menor afluencia de granadinos, aunque hay muchos turistas que pueblan las terrazas de Plaza Nueva. Muchos de ellos vinieron a ver la Alhambra y se han encontrado con este y el resto de monumentos clausurados. Les toca pasear y quedarse con la instantánea de la Alhambra desde San Nicolás.

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