Los profesionales de atención primaria se han convertido en una pieza fundamental en el control de los brotes al ser los encargados de realizar el rastreo de posibles contagios. En estos focos, los rastreadores tienen la compleja labor de estudiar todos los contactos que ... los infectados han tenido, así como la realización de PCR a los implicados.
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Se denomina «brote» a la aparición de tres o más casos entrelazados o un contagio aislado en una residencia de mayores. Y no se da por finalizado hasta que hayan pasado 28 días sin que se registre ningún contagio, cosa que aún no ha ocurrido con ninguno de los nueve «clúster» de Granada ni los 15 de Andalucía.
«Cuando detectamos un positivo, se le informa de las medidas de aislamiento y se inicia la búsqueda de contactos mediante una entrevista donde esta persona debe recordar con quién mantuvo contacto, sin mantener las medidas de protección, 48 horas antes de ser positivo o presentar sintomatología», explica Matilde Expósito, coordinadora de Enfermería y rastreadora en el Distrito Metropolitano.
Tanto ella como el resto de sus compañeros han tenido que cambiar su labor diaria para centrar gran parte de sus esfuerzos en la detección de los casos que están aflorando en la «nueva normalidad». Para ello, mantienen siempre el mismo patrón. Llega un posible caso, se le hace la PCR y, si da positivo, se empieza el trazado de su alrededor y la realización de pruebas a todos ellos.
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Si son positivos, se vuelve a hacer un nuevo censo y se sigue este proceso. Y, hayan dado positivo o no, los posibles contagiados deben estar en aislamiento. «Todos tienen que estar en cuarentena, como mínimo diez días, aunque la PCR inicial sea negativa. Si realizamos una segunda PCR al décimo día y es negativa, se puede levantar la cuarentena si el paciente es asintomático», indica.
El personal sanitario también es el encargado de realizar el seguimiento de los sospechosos de Covid, «al menos tres veces durante la cuarentena» o de forma más continua si se trata de personal de riesgo. «Lo más complicado de los rastreos es controlar que estén en aislamiento. Cuando los contactos son negativos en el primer test, consideran erróneamente que ya no existe riesgo de padecer la enfermedad. Esta percepción, unida a las dificultades económicas y el largo período de confinamiento anterior, entorpecen el cumplimiento de la cuarentena», explica.
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Por ello, si hay sospecha de que no se está cumpliendo el aislamiento, se pone en conocimiento de la Autoridad Sanitaria. En situaciones excepcionales, también se puede hacer uso de los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado.
Para poder una atención adecuada a estos casos, el sindicato CSIF pide que se refuercen las plantillas de rastreadores en el Área Metropolitana para la detección precoz y el seguimiento de todos los contagio, pues consideran «deficitaria» la contratación de personal llevada a cabo.
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