![En el corazón del bosque de la Alfaguara](https://s2.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/202001/03/media/cortadas/30S_8940-ksJF-U901072548985Vs-1968x1216@Ideal.jpg)
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Juan Enrique Gómez y Merche S. Calle
Viernes, 3 de enero 2020, 00:41
Es un canto potente, cargado de matices, en ocasiones florido y otras, un simple chasquido suave que se trasmite a través del bosque. Lo emite un petirrojo, un pequeño pajarillo considerado como de los más bellos y entrañables del bosque mediterráneo, que se adorna con un peto anaranjado que le adorna el pecho. Su cantar se mezcla con el sonido de golpes sobre la madera de los árboles que provocan los picapinos horadando los troncos para construir sus nidos. Son parte de la singular atmósfera que en el corazón de la sierra de la Alfaguara, crea la presencia de un bosquete de enormes cedros, abetos y pinos que se alzan en el espacio conocido como Arboretum, junto al tradicional campamento de la Alfaguara.
Pasear por el entorno e interior del parque botánico del Arboretum es conocer, una parte de la historia del Parque Natural de la Sierra de Huétor y, sobre todo, una inmersión en los diversos ecosistemas que forman una de las sierras más conocidas y frecuentadas por los granadinos. Un espacio en el que llaman la atención casi un centenar de enormes cedros del Atlas, con troncos de hasta 30 metros de altura y dos de diámetro, árboles que forman un tupido bosquete entre el que es posible pasear por senderos habilitados.
Está situado en lo que fueron las instalaciones de los viveros habilitados para los trabajos de repoblación forestal de todo este territorio durante los años 50 y 60 del siglo XX. El lugar hasta donde llegaron plantones y ejemplares jóvenes de especies que se consideraban como las más adecuadas para colonizar los montes y que serían la base para una industria maderera que nunca fructificó. La mayoría de las especies fueron coníferas, pinos, abetos y cipreses, y también los cedros del Atlas, que eran importados desde el norte del África y podían adaptarse con facilidad a los ecosistemas y la climatología del sur de Europa. Desde este lugar se distribuyeron decenas de miles de árboles para repoblar las laderas de la totalidad de la Sierra de Huétor, Sierra Arana e incluso Sierra Nevada, esquilmadas durante siglos, tanto por los habitantes de la zona como por la industria naval que necesitaba madera para barcos y para la construcción de viviendas en la ciudad y su entorno. Muchos de los árboles que se plantaron en el vivero, quedaron allí y ahora forman un bosque mixto de gran valor ecológico y paisajístico.
Tras recorrer un corto sendero de menos de cincuenta metros desde el campamento de la Alfaguara, está la puerta de entrada. Hay senderos y espacios que facilitasen la visita de personas interesadas en el conocimiento de la naturaleza y la botánica. Posee un recorrido circular que discurre por los diferentes ecosistemas que forman este espacio.
Tras pasar la puerta, hay un sendero marcado que nos lleva al bosque de cedros, con unos bancos para disfrutar de la sombra y el sonido de los pájaros. De allí se pasa a una zona de árboles frutales y zarzamoras. El camino continúa a la izquierda hacia un sotobosque de encinas y quejigos, que desemboca en un pequeño arroyo que da paso a una alameda. El sendero continúa a la derecha para internarse en una zona de abetos y pinsapos y alamedas en las que en tiempos fríos y húmedos crecen numerosas especies de setas. La presencia de mamíferos se hace evidente en las zonas más oscuras, donde se aprecian las tierras horadadas por los hocéos de los jabalíes. Además hay presencia de roedores, zorros y tejones, y cada vez hay más cantidad de ardillas, que han hecho sus nidos en los cedros y pinos de gran altura. Las ardillas sí pueden verse con facilidad ya que no huyen ante la presencia del hombre, aunque sí mantienen una distancia de seguridad.
Es una excursión corta, que se puede extender durante toda una mañana si se quiere observar con atención la totalidad de los ecosistemas que están representados, pero si se hace con mayor rapidez, puede ser el inicio de otros recorridos más largos por los diversos senderos que desde el Arboretum parten hacia la Alfaguarilla, la Cueva del Agua, parajes como la Cruz de Alfacar, o intenarse en el corazón de la Sierra de Huétor.
Desde la entrada de Alfacar, tomar la carretera de la sierra de la Alfaguara hasta llegar al cruce con el Campamento. Girar a la derecha ene se cruce hasta que se accede a esa instalación recreativa y el aparcamiento. Frente al campamento, al oeste, se encuentra el parque botánico del Arboretum.
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Martin Ruiz Egaña y Javier Bienzobas (gráficos)
Inés Gallastegui | Granada
David S. Olabarri y Lidia Carvajal
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