Manuel Zúñiga, Gabriel Kulisevsky, Manuel Álvarez, Astrid Villalta, (abajo) Mari Carmen Payán y José Rodríguez. FERMÍN RODRÍGUEZ

Palabras Cantadas en Granada

El coro de Granada que no podía hablar

Gabriel Kulisevsky dirige el coro de personas con afasia del Hospital Clínico, un proyecto en el que se cruzan historias sobrecogedoras

Lunes, 29 de abril 2024, 00:09

Mari Carmen Payán era cantante profesional. Su voz regaba las verbenas y fiestas de toda España. Los aplausos le cargaban el corazón y la música corría por sus venas, como la furgoneta de la orquesta con la que viajaba de pueblo en pueblo. Pero hace ... ocho años perdió su voz. «Un tumor de oído. Todo son secuelas de las operaciones», dice la mujer, pasando una mano por el lado derecho de su cara. «Fui cantante veinte años y de golpe todo cambia. Cuando ves que los compañeros se van y yo me tengo que quedar... Pero el otro día me atreví a cantar Cumpleaños Feliz. ¡Y lo canté! ¡Lo canté bien! –sonríe– Y eso es por este coro».

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Gabriel Kulisevsky atraviesa el pasillo del Hospital Clínico San Cecilio cargado con su guitarra. «El apellido es de origen polaco, nací en Barcelona, mis padres son de Argentina y ahora vivo en Granada con mi mujer y mi hija», explica divertido. Gabriel es especialista en Musicoterapia Neurológica. «Estudia los efectos de la música en el cerebro y cómo se puede aprovechar para generar técnicas de rehabilitación de tipo motriz, cognitivo, emocional o de lenguaje». Al llegar a la sala de usos múltiples, se encuentra en la puerta con Manuel Álvarez, un tipo alto y bonachón que saluda cariñosamente.

Mari Carmen Payán. F. R.

Manuel no había cantado en su puñetera vida. Pero es que casi ni prestaba atención a la música, ni siquiera cuando conducía el camión durante largas horas por toda Europa. Hace unos años sufrió un derrame cerebral, un ictus que le provocó una afasia. La afasia es la incapacidad total o parcial para hablar o comprender el lenguaje. De ahí que Manuel pronuncie todo poco a poco, cogiendo aire, esforzándose por sonar lo más natural posible. Y lo consigue. «Aquí estoy intentando hablar claro. Fuerte. Lo importante es vocalizar. Y el coro, cantar, me ayuda. Además, pienso que lo hago bien», dice entre risas.

¿Un coro de personas con afasia? «Suena imposible, lo sé», dice Kulisevsky. «Hasta hace poco, se creía que cuando había un ictus, lo que no recuperabas en un año lo habías perdido totalmente. Esto no es así. Existe la plasticidad neuronal, una capacidad del cerebro para crear nuevas conexiones neuronales». Y la música, claro, estimula de forma masiva esa neuroplasticidad, sobre todo con canciones que tenemos muy dentro a nivel emocional. Por ejemplo, si alguien canta la nana «sol, solecito, caliéntame...», automáticamente usted está diciendo «un poquito», casi sin querer. «Es un automatismo, sale solo. La idea es reubicar en el cerebro capacidades que habías perdido».

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Manuel Álvarez y Manuel Zúñiga. F. R.

Manuel Zúñiga era policía municipal. Hace un año se despertó sin poder hablar. Tampoco sabía comer o tragar o escribir. Ni siquiera recordaba su DNI o su teléfono o hacer una sencilla cuenta. «Era un inútil total», dice ahora, en el interior de la sala que, dos veces por semana, se convierte en el local de ensayo del coro. «No podía hacer nada, pero me ayudaron y ahora estoy mejor. Creo que canto muy mal, pero es agradable estar aquí».

Crecer juntos

El coro que dirige Gabriel Kulisevsky se llama Palabras Cantadas. Por el momento son seis personas, pero esperan crecer. «La idea es que seamos mucha gente. Ahora mismo el objetivo es más social, porque cuando una persona sufre un ictus y de golpe no puede hablar o habla peor, la tendencia es encerrarse en sí mismo, aislarse. Aquí creamos un espacio donde podemos compartir con gente que tiene problemas similares». Gabriel fue el fundador del coro de afasia de Barcelona, que lleva una década funcionando. «Cuando llegué a Granada pensé que había que exportar la idea. Me presentaron a Marisa Mayorga, del Clínico, y ella me presentó a Juan Anaya, patrono de la Fundación Aisse. Luego nos reunimos con el Hospital y, bueno, así empezó todo. Ya llevamos cuatro meses».

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La Musicoterapia, subraya Gabriel, no es un trabajo aislado ni algo alternativo: «es una terapia complementaria». «Es trabajo en equipo, empezando por la persona que está ahí y quiere hacer el proceso de rehabilitación y siguiendo por todos los profesionales que hay alrededor: enfermeros, médicos, terapeutas ocupacionales, logopedas, fisios...».

«Es trabajo en equipo, empezando por la persona que está ahí y quiere hacer el proceso de rehabilitación y siguiendo por todos los profesionales que hay alrededor»

Astrid Villalta tiene problemas en las cuerdas vocales a raíz de una operación de tiroides, en el año 2000. Ella descubrió la existencia del coro porque, hasta hace poco, trabajaba aquí mismo, en el hospital, como técnico de farmacia. «No canto como antes y llevamos poco tiempo, pero me expreso mucho mejor», dice la mujer, que se ha pasado toda la vida cantando en los Scouts. En el coro hay todo tipo de casos, pero nos falta por conocer uno muy especial. José Rodríguez Palanco saluda sonriente y se coloca en uno de los laterales de la sala, con su silla de ruedas. En el iPad lleva abierta una nota que se titula 'Esta es mi historia'. José no puede hablar. En 1990, con 9 años, sufrió un accidente de tráfico. Ahora, con 43, pulsa en la pantalla para que el aparato lea lo que ha escrito.

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José Rodríguez Palanco. F. R.

«Buenas tardes. Soy integrante de este maravilloso grupo llamado Palabras Cantadas. Al principio no sabía para qué venía, la verdad. Yo no me comunico oralmente a causa de un accidente de tráfico que me produjo parálisis cerebral. Al contrario que mis compañeros, yo no hablo. No sabía por qué me propusieron venir, pero aquí estoy con las fuerzas y las ganas de mostrar nuestro trabajo y que lo subvencionen (el resto aplaude al escuchar; si alguna empresa o institución está al otro lado, que pregunten por ellos; les necesitan). A título personal les digo que la música en todas sus formas es belleza y muestra nuestro estado de ánimo. Me emociona mucho tocar 'Quizás' en el teclado».

Gabriel Kulisevsky, durante el ensayo. FERMÍN RODRÍGUEZ

José se siente muy capacitado. En el coro, toca un piano adaptado que lleva en su tableta digital, con el que acompaña a la guitarra de Gabriel y a las poderosas voces de sus compañeros. Y así, con este vínculo tan fuerte, arranca el ensayo semanal. Calientan con un mantra y luego, sin mediar palabra, todos saben con qué canción empezar hoy: «Siempre que te pregunto. Que cuándo, cómo y dónde. Tú siempre me respondes. Quizás. Quizás. Quizás».

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Mari Carmen, alegre, suspira. «Creí que ya no podía, pero lo he conseguido. He vuelto a cantar».

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