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Las máquinas en Playa Granada, el pasado mes de julio.
«Si no se hubiera echado arena, la playa habría retrocedido el doble»

«Si no se hubiera echado arena, la playa habría retrocedido el doble»

Miguel Losada, catedrático de la UGR, alerta de que el nivel del mar seguirá creciendo y exigirá otras actuaciones en las próximas décadas

Laura Gautier

Domingo, 30 de abril 2017, 02:38

De forma natural, la playa seguirá retrocediendo con el paso de los años. Ésa es la principal conclusión de los estudios de los investigadores de la Universidad de Granada que, a pesar de todo, contemplan varias fórmulas para mitigar su regresión, que pasan, fundamentalmente, por la colocación de espigones trasversales, dunas o escolleras frontales.

Para los investigadores, al igual que para las administraciones locales, los trasvases de arena no son una solución definitiva, aunque reconocen que ha contribuido a retrasar los daños. «Si no se hubiera echado arena, la playa habría retrocedido el doble», señala Miguel Losada, catedrático de esta universidad que, en cualquier caso, alerta de que la inexorable subida del nivel del mar obligará a que, en el futuro, tengan que tomarse otro tipo de medidas.

Losada argumenta que las administraciones tendrán que mirar de cara a la cota de inundación. «No se trata de algo lejano, estamos hablando del año 2040 o 2050 y entonces ya no podrán mirar para otro lado», asegura. Ya en febrero, tras el fuerte temporal que destrozó las playas, la Subdelegación del Gobierno anunció un plan de protección integral que incluirá la construcción de espigones a lo largo de toda la Costa y cómo no Playa Granada, aunque todavía no se manejan fechas concretas.

Para Losada, es cierto que los espigones son la fórmula más efectiva para retrasar los efectos señalados, aunque avisa de que también habrá que invertir en la regeneración de los mismos, que se irán estropeando con el oleaje. Según apunta este investigador, la solución más barata sería la colocación de una escollera frontal. Fórmulas que, reitera, «no frenarán el agua», por lo que, según apunta, el reto estará, en un futuro, en una elección clara, «¿qué hacemos? Dejamos que la playa se equilibre de forma natural o seguimos invirtiendo en barreras?», se pregunta.

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