En Semana Santa la población de los municipios costeros de Granada se multiplica. En una situación normal eso es motivo de alegría y de negocio. Los chiringuitos a tope. Las playas a rebosar de personas tomando los primeros rayos de sol. Negocios que reabren para recibir a los visitantes. Y hoteles al completo. Pero este año la realidad es radicalmente opuesta. Y donde antes había bienvenidas, ahora hay férreos controles policiales y vallas que impiden el paso. Almuñécar se blinda para evitar un éxodo de visitantes que lleguen a sus segundas residencias. La movilidad está restringida desde hace tres semanas, pero todavía hay quien intenta buscar un hueco por el que colarse.
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En Salobreña la semana pasada ya se cerraron todos los accesos excepto la entrada principal para mejorar el control. Ahora, Almuñécar también aumenta las restricciones ante el temor de que haya quien quiera aprovechar los festivos para venirse a la playa, aunque solo sea para verla por la ventana.
Desde ayer se realizan controles las 24 horas entre Policía Local y Guardia Civil en los principales accesos de la autovía A7 y en la Nacional 340, tanto en Almuñécar como en La Herradura, así como en la carretera de La Cabra. En el municipio se han cerrado caminos de titularidad municipal con vallas y precintos para evitar que haya quien busque atajos para llegar al apartamento de la playa.
En el primer fin de semana del confinamiento se notó un importante éxodo de visitantes, muchos de ellos procedentes de Madrid y de Granada capital. En ese momento se comenzaron a cerrar playas y con el aumento de las restricciones se redujeron las llegadas, pero no se han frenado por completo.
La Policía sexitana se esfuerza al máximo ahora para evitar que haya quien se salte las limitaciones de movilidad. En las entradas al municipio se pide a los conductores el justificante o la razón por la que se realiza el trayecto. Los agentes reconocen, no obstante, que hay cosas difíciles de controlar. «Hay quien te dice que va a comprar tabaco o a recoger a su hijo y es complicado saber si te están diciendo la verdad», afirman algunos de los policías que se encargan estos días de los controles.
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El tráfico es reducido, eso no se puede negar. Uno recorre ahora la costa granadina de punta a punta por la Nacional y apenas se cruza una decena de vehículos. Todo va más pausado. Aún así, los datos que maneja la Policía demuestran que ha habido un goteo de llegadas de ciudadanos. Las fuerzas de seguridad luchan para evitarlo. El objetivo es limitar movimientos innecesarios. Todos echamos de menos el mar. Pero habrá tiempo de verlo, de olerlo y de pasearlo. Ahora es momento de quedarse en casa. Cada uno en la suya. En la que esté, incluso cuando no sea en la que le gustaría estar.
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