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MJ Arrebola
Viernes, 28 de junio 2024, 12:36
La llegada de las vacaciones escolares marca el inicio de una experiencia única para algunos niños que acaban de realizar su primera comunión.
Se trata de los campamentos parroquiales, una iniciativa de varias parroquias de la provincia que busca afianzar los lazos de la fe de los más pequeños.
Encarni Cara, encargada del campamento explica que desde hace dos años las diferentes parroquias organizan estas actividades para que los niños que han recibido su primera comunión sigan profundizando en la fe y formen nuevos lazos de amistad con niños de otros pueblos, generalmente de municipios del interior de la provincia o de barrios marginales.
Alberto, párroco de la Iglesia de las Angustias de Motril, enfatiza en que lo que han vivido los niños en los años de preparación de la comunión, debe seguir presente, «la fe no debe acabar con la comunión, sino prolongarse«.
Este sentimiento está presente en cada actividad del campamento ya que está diseñado para hacer de la religión una parte constante de la vida cotidiana de los niños.
El campamento acoge a niños de varias parroquias, este año de Albondón, Albuñol y Motril. Las casas de convivencia parroquiales y las instalaciones de la iglesia proporcionan el espacio ideal para que se pueda llevar a cabo esta iniciativa, que se ha convertido en un punto de encuentro para pequeños de diferentes pueblos.
Este año son 60 participantes, de los cuales 42 son niños, principalmente de 10 años, coincidiendo con la edad de la primera comunión, pero además, se acogen a otros niños que están interesados en participar.
Actividades temáticas y «modernas»
Para mantener a los niños entusiasmados, el campamento utiliza temáticas actuales. En esta ocasión, la magia de Harry Potter se ha utilizado para transmitir valores bíblicos de manera atractiva.
Antonio Guzmán, párroco de Albondón, explica que al llegar al campamento, los niños son recibidos como si fueran admitidos en Hogwarts. Durante seis días, a través de juegos y actividades, recorren una historia que les lleva a descubrir que no hay amor más grande que dar la vida por los amigos, como bien dijo Jesús.
Rutina y valores diarios
Cada día comienza con energía y alegría. Los niños se levantan temprano y participan en bailes tipo zumba con dos o tres canciones antes del desayuno. La mesa se bendice, marcando el inicio de un día lleno de actividades. Los participantes están divididos en cuatro grupos de colores: rojo, amarillo, verde y azul.
Cada grupo se encarga de diferentes tareas domésticas, promoviendo el trabajo en equipo y la responsabilidad. Entre las actividades diarias se encuentran talleres de pulseras, pintura de abanicos y decoración de piedras, fomentando la creatividad y la colaboración.
Por la noche, el campamento se envuelve en un ambiente de recogimiento. Los niños dan gracias al Padre y cantan a la virgen.
El año pasado, se realizó en La Alpujarra con la participación de 20 niños. Este año, la iniciativa ha crecido significativamente, atrayendo incluso a niños que no pertenecen a las parroquias organizadoras o que no creen en Dios, demostrando el carácter atractivo que tiene la actividad.
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