Almuñécar despide a José María Pérez Ruiz, conocido cariñosamente como Pepe Pérez, el alma y creador de la emblemática Casa Barco situada en la Avenida del Mediterráneo, a un paso de la playa de San Cristóbal. Su hija, Beba Pérez, compartía la desgarradora noticia con un mensaje que evocaba el espíritu marinero de su padre: «Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria la mar.»
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Pepe, un marino mercante de corazón, dedicó su vida a la mar y a su sueño de construir en tierra firme un hogar que le recordara siempre su vínculo con ella. Así nació, en los años 70, la Casa Barco, una construcción única en forma de motonave, con 75 metros de eslora y plagada de detalles marineros.
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Cada rincón de la Casa Barco es un homenaje a su vida y su pasión. Portillos, mástiles, cabos, y objetos históricos rescatados de barcos desguazados llenan la vivienda, que incluye piezas tan valiosas como cabilleros del 'Juan Sebastián Elcano' y el 'Galatea', o un portillo del destructor 'Gravina', testigo de la Guerra Civil.
La casa, que desde hace décadas ha fascinado a turistas y vecinos, era más que una vivienda: era un legado de amor al mar, construido con las manos y el corazón de Pepe. Su huerto y sus habitaciones decoradas con instrumentos marineros eran testigos de su imaginación y dedicación.
Su hija, en un emotivo mensaje en redes sociales, despedía a su padre con estas palabras: «hoy se nos ha ido al amanecer. Que la mar le sea leve. Descansa en paz, tus hijos, tu familia te quieren».
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