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Francisco Izquierdo posa junto a los toneles donde reposa el ron. MJAT
«Hemos cerrado el año con más de mil visitas a nuestra bodega»

«Hemos cerrado el año con más de mil visitas a nuestra bodega»

Francisco Izquierdo, propietario de Bodegas 'El Mondero' destaca la cantidad de turistas que han pasado por sus instalaciones

MJ Arrebola

Granada

Lunes, 27 de enero 2025, 00:06

En el corazón de la costa, donde la tradición de la caña de azúcar se encuentra con un futuro más sostenible, surge Bodegas 'El Mondero', un proyecto familiar que ha logrado destacar no solo por su producción artesanal de ron, sino también por su enfoque turístico.

Francisco Izquierdo, junto con su esposa Mari Carmen Sánchez, han convertido su bodega en un destino donde los turistas pueden vivir una experiencia «diferente» mientras descubren el proceso de elaboración del ron.

En las visitas guiadas, los turistas tienen la oportunidad de conocer cada paso del proceso, desde el cultivo de la caña de azúcar hasta la destilación y crianza del ron, mientras disfrutan de actividades culturales como espectáculos flamencos y exposiciones.

Francisco cuenta que, el año pasado la bodega recibió más de mil visitas, y lo más sorprendente es que estas visitas llegaron de todas partes del mundo, gracias al turismo agrícola. Los visitantes internacionales son los que muestran, según dice, un particular interés en el proyecto. «Hemos cerrado el año con más de mil visitas a nuestra bodega».

El valor del producto local

Según cuenta Francisco, la historia de esta bodega comienza en 2006, en un momento en el que el cultivo de la caña de azúcar, que había acompañado a la comarca durante más de mil años, estaba a punto de desaparecer debido a las decisiones políticas que favorecían el cierre de fábricas y la reconversión de la industria.

Francisco y Mari Carmen, al ver cómo esta tradición estaba desapareciendo, decidieron poner en marcha su propio proyecto para recuperar el cultivo de la caña de azúcar y, con ello, la producción de ron de calidad, hecho con caña local. De ahí que adoptaran el nombre «Mondero», en honor al trabajador tradicional de la caña.

A lo largo de los años, 'El Mondero' ha ido más allá de ser una simple bodega artesanal. Francisco y Mari Carmen han convertido su pasión por el ron y la caña de azúcar en un atractivo para el turismo.

Una elaboración meticulosa

La elaboración del ron comienza mucho antes de que el jugo de la caña llegue a la bodega. El proceso se inicia en los campos, donde Francisco y Mari Carmen, junto con su equipo, cuidan cada aspecto de su cultivo. «La caña de azúcar requiere atención constante», explica.

En el campo, una vez la caña ha alcanzado su madurez, se corta y se limpia, un proceso realizado manualmente, como lo hacían los monderos tradicionales.

La caña ya limpia se transporta hasta la bodega, donde se pasa por un «trapiche», una máquina que, con sus grandes rodillos, extrae el jugo de la caña.

Este jugo, recién extraído, se recoge en grandes depósitos donde comienza su fermentación. El azúcar se transforma en alcohol a través de un proceso natural de fermentación, que dura varios días, explica Izquierdo.

Una vez fermentado, el líquido se destila para obtener el alcohol puro. Aquí es donde comienza la magia del ron. En el proceso de destilación, el alcohol se purifica, separando las impurezas y concentrando la esencia de la caña de azúcar. «El primer alcohol obtenido durante la campaña es de baja graduación, pero a lo largo del año, el ron se somete a un segundo proceso de destilación, que mejora su pureza y refina su sabor», detalla. El resultado es un alcohol con una graduación de alrededor de 80 grados, muy puro y con un profundo «sabor» a caña.

El siguiente paso es la crianza del ron. En la bodega utilizan un sistema tradicional de crianza oxidativa, inspirado en el sistema de solera y criadera, utilizado históricamente en la producción de vino en Andalucía. El ron se almacena en barricas de madera, donde pasa tiempo madurando y adquiriendo matices que lo hacen único.

Una vez ha alcanzado la madurez, se rebaja con agua desmineralizada para ajustar su graduación a 38 grados, la ideal para su consumo.

La sostenibilidad es un pilar clave en el proyecto, comenta Francisco. «Todos los residuos generados durante la producción de ron tienen un propósito». El bagazo de caña, por ejemplo, se utiliza para alimentar animales y fertilizar los campos.

Además, está investigando nuevas formas de reutilizar los residuos para crear materiales de construcción y productos decorativos, como ladrillos o paneles acústicos. «Queremos que se aproveche todo el producto que nos da la caña de azúcar».

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