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El propietario posa para IDEAL con su chiringuito. Javier Martín
Restaurante quemado en Granada

«Cerrar el chiringuito 15 o 20 días en pleno verano en Almuñécar nos mata»

El dueño del restaurante Deportivo de Velilla hace frente a las secuelas del fuego que devastó su cocina con la esperanza de abrir a mediados de julio

Miércoles, 26 de junio 2024, 00:48

El chiringuito Deportivo es de los pocos que quedan en Almuñécar que aún traen recuerdos de los veranos pasados, los de la niñez. Hay que decirlo, algunos restaurantes de playa se han civilizado de más. Pero aquí, en este establecimiento con solera situado en el Paseo de Reina Sofía, frente al parque acuático, las sillas son de plástico blanco, el suelo del comedor exterior es de chinos, la estructura la forman chapas y se puede entrar con el bañador mojado y un poco de arena pegada por la crema solar sin que nadie te mire mal.

El chiringuito es, en esencia, lo que era y lo que se echa en falta en la Costa Tropical. Abrió a finales de los 80 en Velilla y desde entonces no ha cambiado de manos, pertenece a la misma familia. Antonio y Carmen, los padres de Rubén Jerónimo, el actual propietario, lo pusieron en marcha. Fue su gran sueño y el trabajo consagrado de toda una vida. Estos empresarios, ya jubilados alcanzan los 84 y 81 años de edad. El local ha visto crecer a generaciones enteras de sexitanos y 'sanitex'. Muchos conocen el chiringuito por sus productos y una carta donde abunda el pescado fresco de la lonja de Motril, hasta el más extravagante. El verano pasado sirvieron un calamar 'gigante' de ocho kilos que salió en los medios de comunicación provinciales.

Este fin de semana el Deportivo soplaba 41 velas, pero el destino ha sido tan caprichoso como siempre. En la madrugada del domingo un incendio arrasó la cocina de este establecimiento emblemático. El agujero para la familia es importante. Además, ahora tendrán que meterse en una señora obra para poder reabrirlo lo antes posible y en plena temporada turística.

Rubén revisa su cocina tras el fuego. Javier Martín

«Cerrar 15 o 20 días en verano nos está matando. Habrá que alargar la temporada como sea», resume Rubén, de 41 años de edad, los mismos que tiene el negocio. Su madre estaba embaraza de él cuando subieron la persiana. En el interior del Deportivo, todo manga por hombro. La cocina se desparrama por el comedor principal del establecimiento. Platos y electrodomésticos calcinados, montones de cachivaches que irán a la basura y un pequeño cumulo de utensilios que aún sirven. La sala donde hasta hace dos días existía una cocina es hoy tizne y hollín.

Rubén cuenta que dormía plácidamente después de una noche dura de trabajo cuando escuchó el timbre de su casa. «Se presentó un amigo aquí para avisarme. Me habían estado llamado, pero lo tenía silenciado. Me dijo que me pusiera los zapatos corriendo que mi chiringuito se había quemado y para allá que fui», recuerda.

Un cortocircuito

Al parecer, el fuego se declaró sobre las seis de la mañana. El primer aviso a los Bomberos se produjo pasados 15 minutos, un transeúnte alertó de que salía humo. En 20 minutos llegaron los efectivos para sofocar las llamas. La principal hipótesis es que se originaron por un cortocircuito. El propietario ha dado parte al seguro y ha recibido la visita del perito. Falta calcular los daños y solicitar el presupuesto para iniciar la obra. El chapista y el electricista ya han valorado el desastre. Jerónimo se muestra optimista y atiende con buena disposición a IDEAL, a pesar de sus circunstancias.

«El domingo teníamos todo reservado, las 38 mesas. Menos mal que la camarera se llevó el teléfono y avisó a los clientes», relata. «Un fin de semana, un día bueno se pueden hacer 3.500 euros de caja. Me fui de aquí con un dolor de barriga. Hay que pagar los seguros, la plantilla de 10 trabajadores y ha subido todo. El aceite, el lagarto ibérico, el pescado... todo cuesta el doble y no se gana como antes. Te lucía lo que ganabas y ya no», añade. «Mis padres han llorado como una magdalena, han echado aquí media vida», reflexiona.

El chiringuito Deportivo es de temporada. Abre de Semana Santa a finales de septiembre y en un día de lo más ordinario pueden ofrecer comida para 300 personas, 500 las veladas más buenas y «exhaustas». El propietario cruza los dedos y con optimismo confiesa que le gustaría poder abrir para el 7 de julio, aunque reconoce que hasta mediados de mes «no será posible».

Eso sí, valora positivamente el cariño que le han brindado los vecinos y su clientes más fieles. «Hasta algún patrocinador se ha ofrecido a prestarme dinero si me hace falta. En estos momentos es cuando de verdad te das cuenta de lo que se valora tu trabajo y con quien puedes contar», explica. La familia recibirá con los brazos abiertos a sus comensales cuando vuelvan a abrir. Les piden de esa forma su apoyo para superar el bache.

«Volveremos con más ganas, con una cocina nueva y estrenaremos por fin el quiosco de helados que hemos instalado para los usuarios de la playa o del parque acuático», sentencia.

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