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El primer sábado de julio vio el inicio de los días grandes de este verano en las playas de la Costa de Granada. Ramón L. Pérez

Verano 2024

La Costa va a por todas al comienzo de la temporada alta

El primer fin de semana de julio comienza con la puesta a prueba de todos los servicios y de las infraestructuras turísticas

Sábado, 6 de julio 2024, 16:32

El primer fin de semana de julio, plena temporada alta veraniega, se ha saldado en la Costa de Granada con el éxito de comprobar que todas las infraestructuras turísticas se encuentra en plena forma, en buenas condiciones, preparadas para ofrecer el mejor servicio a todo ... el que decida pasar sus vacaciones en las playas de Motril, Salobreña, Almuñécar, La Herradura y el resto de rincones maravillosos que ofrece el litoral. La Costa, este verano de 2024, va a por todas.

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Las playas de Motril presentan un aspecto impecable. Ramón L. Pérez

Motril, de buen humor

La primera parada es en Motril. En esa milla de oro entre el verde del campo de golf Los Moriscos y el rebalaje abrupto y azul de Playa Granada. Al punto de la mañana de este fin de semana, cientos de personas aprovechan las horas de mayor fresquito para hacer ejercicio. El paseo que recorre el litoral está llena de andarines y corredores.

También los hay más laxos y prolonga el café del desayuno en los chiringuitos y locales de la zona un poquillo más porque el viento está volviendo a hacer de las suyas. La prueba es que a mediodía los arenales están sin sombrillas por miedo a que se vuelen. El ambiente es de estío. Hay alboroto y buen humor. Familias al completo rebuscan una sombra y preparan el piquiniqui para el mediodía con cervezas frías, bocadillos untuosos y tortillas de papas.

Ya avanzada la mañana, los aparcamientos comienzan a poblarse y todos se encaminan directos a la playa. El calor aprieta un poco más y sobre la arena el mundo es felicidad. El poniente hace que las olas rompan en el rebalaje y todos coinciden que el agua está de lo más fresquita. Está a 19,5 grados, cuando lo normal por estas fechas es que ronde los 24 grados.

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«Me voy a tumbar un buen rato al sol«, cuenta Antonio, con una buena pandilla de amigos llegados de Granada para pasar al día, y cuando no aguante más me meto en el agua sí o sí». Los acompañantes ríen alborozados. Verano azul. Divino tesoro. Juventud y playa.

Mientras, la serpiente de asfalto ardiendo que baja desde la ciudad de la Alhambra padece un tráfico intenso. Sin llegar a haber retenciones o parones, el tráfico es denso y se recomienda extremar las precauciones.

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De hecho, este domingo, la Guardia Civil activará la colocación de conos para aligerar el tráfico. Esta medida, anuncian, estará operativa los domingos y días festivos desde las 17 horas hasta no menos de las 23 horas, según la densidad del tráfico.

La línea de playa de Salobreña, a tope este primer fin de semana de julio. Ramón L. Pérez

Salobreña, familiar y juvenil

En Salobreña el poniente hace que ondee bandera roja en todas las playas. Hay ola gorda y rabiosa y el rebalaje hace una rampa contundente que no deja lugar a las dudas. «Pero que fría estáaaaaaaaaaaaaa. Está congeladaaaaaaaaa», grita con todos sus pulmones un chavea que juguetea en la orilla mientras la espuma de las olas y la vida le persigue hasta el abrazo de su madre, que sonríe.

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Detrás está otra pandilla de bucaneros con bermudas de colores. Morenos, guapos y de cachondeo, fardonean con saltarse la bandera roja y tirarse de cabeza en la primera ola abundante que llegue a la orilla. Perro ladrador poco mordedor; no han terminado de salir de las sombrillas y continúan con la deliberación.

Justo detrás el puesto de la Cruz Roja está a plena actividad. Vigilan la orilla y los dos vehículos de socorro están prestos en el asfalto. Es una señal más de que la Costa está preparada para este verano, en el que empresarios y administraciones quieren recuperar los niveles prepandemia.

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Un buen ejemplo es el mítico restaurante El Peñón, imagen y símbolo de Salobreña, desde donde ya no pueden saltar los mozos porque está terminantemente prohibido por las autoridades par evitar lesiones graves.

-Buenas, ¿una mesa para comer dos personas?, pregunta un cliente este sábado

-(Sonrisa amplia, ojos verdes que destellan fulgor). Imposible. Está todo reservado

-¿Y para mañana, domingo?

-Peor que hoy. Todo reservado también

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-¿Estaréis contentos, no?

-Por mí que llegue ya de nuevo el invierno (y se parte de risa y vuelve con presteza al trabajo).

Por lo demás, el ambiente familiar campa por todos los arenales. Se ve mucha gente foránea que aprovecha para retratarse junto al mar y el Peñón porque entre el poniente y la bandera roja no van a desplegar las toallas. No es problema. Toda la batería de costa de chiringuitos y restaurantes están más que dispuestos a acogerlso entre sus platos.

Almuñécar presenta su mejor cara para este inicio del verano. Ramón L. Pérez

Almuñécar mon amour

Volver el primer fin de semana de julio a Almuñécar, inexorablemente, es volver a recordar tu primer amor. El primer beso con sabor a sal, aquella mirada furtiva, esa noche a dos. El municipio ha cambiado y ahora es más profesional, más ducho en materia de servicios y sus bares del pueblo y los chiringuitos de playa son como en toda la Costa Tropical santo y seña del lugar, de los mejores del Mediterráneo entero.

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El Vizcaya, clásico entre los clásicos, está completamente reservado y no es todavía la una de la tarde. Pepe Dígame puede cubrir apenas dos reservas más y tiene la barra espectacular, de bote en bote. Parada y funda que todos los demás siguen por igual. El restaurante Botos y el hotel Helios permanecen en su sitio, con las puertas abiertas para todo el mundo.

Queda todo un mundo de verano por delante. «Volare, Oooooooooooó». Los tres del momento rumbean con la guitarra, las palmas y sus sombreros de paja. La bandera amarilla que ondea en la playa de San Cristóbal flamea al ritmo. El personal del chiringuito reacciona de diversa forma. Unos dan palmas (los guiris), otros se estremecen (los locales). Es parte del atrezzo mediterráneo, tropical y sexi del lugar. Sean todos bienvenidos.

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