Playa de San Cristóbal en Almuñécar repleta de cañas arrastradas por la riada. Javier Martín

La Costa se sacude el barro tras los efectos de la tormenta durante la noche

Los vecinos de Almuñécar y Motril vivieron momentos de «tensión» cuando una intensa lluvia les sorprendió

MJ Arrebola

Viernes, 15 de noviembre 2024, 00:37

La costa despertó ayer entre charcos y barro, aún con las huellas frescas de una noche de lluvia intensa y auténticas riadas que hicieron temblar a más de uno. La DANA golpeó sin piedad y dejó a Motril y Almuñécar cubiertos de barro, ramas y, ... sobre todo, una cantidad ingente de cañas que la fuerza del agua arrastró hasta la playa.

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La lluvia, que comenzó a caer con fuerza alrededor de las diez de la noche, complicó rápidamente la situación en varias calles de la ciudad motrileña, donde algunos vecinos se encontraron atrapados sin posibilidad de evacuar.

Al amanecer, después de la tormenta que azotó la Costa, la playa se encontraba repleta de cañas que se fueron acumulando durante la noche en la orilla, ocultando las playas bajo un manto de ramas que parecían no tener fin. Muchos vecinos y turistas se acercaban con cuidado a observar la escena, e incluso se hacían fotos para inmortalizar una estampa inédita. Mientras tanto, las máquinas trabajaban a destajo para despejar la zona y dejarla «reluciente» lo antes posible.

Los operarios de limpieza de Almuñécar y Motril, se desplegaron por la mañana hacia las zonas afectadas con escobas, rastrillos y maquinaria. El trabajo era monumental. No solo había que limpiar el barro y las ramas que cubrían las calles, sino también retirar las cañas de las playas. Los consistorios destacaron el «buen funcionamiento» de plan de emergencia. Vecinos de uno de los barrios más castigados, la Huerta Carrasco de Motril pasaron momentos de auténtico miedo. Fue el caso de Josefa Heredia, quien relató que la creciente del agua asustó a los más pequeños, quienes, entre lágrimas, pedían abandonar la vivienda. «Anoche los niños estaban llorando del miedo», contó. «Estaban los bomberos con el agua por encima de la rodilla», describió.

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En Santa Adela, también se vivieron momentos de tensión. Daniel Maldonado, trabajador de una empresa de desatoros en Motril, estuvo ayer por la mañana durante horas, ayudando a achicar el agua acumulada en un garaje del edificio Ibiza, en la carretera de la Celulosa. Según explicó Maldonado, los vecinos del edificio lograron evacuar sus vehículos a tiempo y evitaron daños mayores. Los motrileños y almuñequeros siguen «con el miedo en el cuerpo».

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