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Pilar garcía-trevijano
Motril
Viernes, 10 de enero 2020, 14:36
La preocupación entre los pescadores de Motril crece a medida que el mar les devuelve toneladas de alga asiática –la planta invasora que esquilma los recursos pesqueros en Estepona, Almería, Cádiz y el Estrecho–. Los caladeros del litoral granadino ya están amenazados por esta especie y la UGR mantiene que hay indicios suficientes para asegurar que el alga ya se asienta en algunos parajes rocosos de la costa, especialmente cerca de La Rábita. La delegación de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía se ha puesto manos a la obra para tratar de esclarecer y evitar los efectos que podría provocar en las aguas granadinas.
Los pescadores tendrán que esperar «un par de meses más» hasta que se produzca su designación como especie invasora, según ha hecho saber a este medio el ministerio de Transición Ecológica.
El 20 de diciembre la Subdirección General de Biodiversidad y Medio Natural recibió la propuesta de catalogación, que incluye el análisis de riesgos elaborado por la Universidad de Málaga. Ayer el ministerio remitió la propuesta de catalogación al comité científico y se les ha solicitado que lo revisen con carácter urgente. De acuerdo con el órgano, faltaría mandar la consulta a la Comisión Estatal para el Patrimonio Natural y la Biodiversidad, trámite que podría extenderse unos 20 días.
Acción coordinada
Una vez aprobada la propuesta por la comisión, se debe tramitar orden ministerial, lo que podría llevar al menos varios meses más. El ministerio manifiesta que «en cualquier caso, la falta de catalogación de la especie no impide que las administraciones competentes puedan ejecutar las acciones de control que estimen necesarias». Con estas afirmaciones el ministerio responde a la Junta. «Hay que recordar que hacer frente a esta alga requiere de una acción coordinada de todas ellas, tanto en el medio marino (columna de agua y fondos) como en playas y lugares públicos de baño», concluye.
El impacto del alga para la biodiversidad del medio marino es grave y ocupa el espacio de otras plantas autóctonas. La zona del Estrecho se ha homogeneizado, el medio marino y comunidades que eran muy diversas acaban teniendo sólo una o dos especies. Para controlar la expansión de este tipo de invasiones biológicas se debe vigilar los vectores asociados al transporte marítimo como el agua de lastre de los buques, que pueden ayudar a expandir el alga en zonas que no están afectadas. De momento, no hay recursos para que los pescadores que den con estas algas en sus redes puedan deshacerse de ellas de forma controlada y piden soluciones para almacenarlas y llevarlas a un punto limpio.
Los pescadores que vuelven a tirar al mar las algas favorecen inintencionadamente su expansión. Este alga, de forma excepcional, pueden estar vivas a 200 metros de profundidad y permanecer así hasta 3 semanas; el tiempo justo para que las corrientes las lleven a zonas rocosas menos profundas en las que arraigarse y crecer.
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