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Motril
Miércoles, 1 de enero 2020, 14:50
Granada y el mundo estrenaban ayer una nuevo decenio, mientras que en el hogar de María Teresa Fernández Martín, joven que desapareció durante la feria de Motril en el año 2000, llevan dos décadas en un duelo permanente que no termina de concluir. Sin noticias ... del paradero de su hija y sin nuevas pistas que arrojen algo de luz sobre lo que le sucedió, Teresa ha difundido un vídeo por redes sociales para solicitar ayuda ciudadana ante la «indiferencia» de las autoridades. En la grabación de siete minutos, Teresa pide un año lleno de justicia para los familiares de todos los desaparecidos.
«Quiero pediros que compartáis el vídeo para encontrar a esta preciosidad. La apartaron de nuestra vida, que ahora vivimos porque ya no queda más remedio», dice emocionada la madre. «Esta pena y este dolor sólo lo conocen aquellos que tienen un familiar desaparecido. Compartid esta grabación para dar con el canalla, o los canallas, que hicieron desaparecer a María Teresa», pide la madre.
La mujer critica la falta de investigación en el caso y asegura que se sienten abandonados y desprotegidos. «Si alguien viene algún día con un cadáver, la Policía no va a hacer nada. Por eso tenemos que seguir luchando», apostilla. «Nos sentimos solos y que la Justicia no nos ha hecho caso. Queremos más medios para encontrar a nuestros familiares desaparecidos», concluye.
A María Teresa se le perdió el rastro en las fiestas de Motril, el 18 de agosto del año 2000. Sus padres mantienen viva la investigación. La Policía no pudo encontrarla pese a que usó su teléfono minutos antes de desaparecer para mandar un mensaje a su novio. el padre de María Teresa, Antonio Fernández, la dejó en un semáforo de la calle Cuevas a las 21.40 para recoger a dos amigos y coger el autobús de la playa para encontrarse con el novio de la joven, que trabajaba en Poniente y que terminaba a eso de las diez. Después pensaban ir a la feria, al concierto de Café Quijano, y al terminar la recogerían sus hermanas. Ella ni siquiera llegó a la playa. La última vez que la vieron fue unos minutos antes de las diez de la noche pasando por el bingo que hay cerca del Cerro de la Virgen, en dirección a la parada del autobús, usando su teléfono móvil. Mandaba un sms a su novio. Textualmente decía así: «Puede q llegue 1 tarde pero voy espérame». Eran las 21.53. Desde entonces, siguen esperando a María Teresa.
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